Mika and the Witch Mountain – Análisis

Los valencianos de Chibig nos traen una nueva aventura en la que nos convertiremos en bruja mensajera novata.

Tal vez recordéis al estudio valenciano Chibig por una relajante y divertida aventura lanzada en 2020: Summer in Mara. Combinando farming, crafteo y exploración, nos invitaba a explorar una isla tropical. Un cozy game, como se suele apodar a este tipo de juegos. En ellos se deja a un lado desafíos complejos y estresantes para dar una experiencia más tranquila. Pues bien, parece que a la gente de Chibig les encanta esa premisa, ya que su nuevo título, Mika and the Witch Mountain, tiene un perfil muy parecido.

En esta aventura encarnamos, como no, a Mika, una aprendiz de bruja. Antes de entrar en la academia de brujería, su profesora, la bruja Olagari, le desafía con la primera lección. Nada más y nada menos que arrojarla desde lo alto de una montaña para que tenga que volver por sus propios medios. Sin duda una lección un tanto extrema, pero no estamos aquí para dudar sobre los métodos de una profesora de brujería.

Mika, aprendiz de… ¿repartidora?

Mika acabará cayendo en la costa situada bajo la montaña, con su escoba y algunos útiles más. Su objetivo será el de volver a lo alto de la montaña… El problema es que su escoba no da para mucho, y apenas es capaz de elevarse. Por ello, Mika tendrá que conocer a las gentes de la isla, trabajar como repartidora y poder, al fin, hacerse con una escoba que le permita completar su primera lección: Volver a lo alto de la montaña.

Tras aceptar un puesto como repartidora en el servicio de mensajería local, la pequeña bruja irá poco a poco conociendo a las gentes de la isla. Un marinero y su padre, un pintor y sus dos hijos hiperactivos, o el dueño de una gran fábrica son algunos de los que serán nuestros clientes. Cada uno nos pedirá llevar un paquete de un punto a otro del mapa, y dependiendo de la mercancía, habrá que tener cuidado de no dañarla de diferentes maneras, como golpeándola o mojándose, algo que podrá pasar muy a menudo si navegamos las corrientes de aire que encontraremos por toda la isla, o sobrevolamos el mar. Además, el tiempo es otro factor a tener en cuenta en algunas entregas. Si llegamos tarde o con el paquete dañado, tendremos que empezar el reparto desde el principio.

Esto se complica más teniendo en cuenta que, más que volar, la escoba de Mika nos permite planear. Al comienzo de la aventura apenas podremos despegarnos del suelo con ella, pero poco a poco, conforme avancemos en la trama, podremos mejorarla y cada vez se mantendrá más tiempo en el aire. El control es suave y cómodo, y contamos con un botón para saltar, algo que necesitaremos sobre todo en los primeros compases de la aventura. Mika puede bajar y subir de la escoba en cualquier momento, lo cual es de agradecer en alguna situación donde necesitamos movimientos más precisos.

Una aventura muy al estilo de Studio Ghibli

Además de algún secreto y objeto coleccionable, esto es todo lo que Mika and the Witch Mountain nos ofrece. La isla, de un tamaño considerable, la podemos explorar libremente con nuestra escoba. Cuenta con zonas de diferentes alturas que a veces tendremos que ingeniarnos para alcanzar, como si de un juego de plataformas se tratara. Todo esto para repartir paquetes de un lado a otro mientras conocemos a las gentes de la isla. Puede que suene locura, pero nos ha parecido una especie de Death Stranding desde un punto de vista más cozy y con un presupuesto obviamente menor. Su duración puede ser escasa para algunos jugadores: Podemos completarlo en unas tres horas sin recoger los coleccionables.

Hablando de su apartado gráfico, no podemos evitar hablar de lo que parece la principal inspiración para el juego: Studio Ghibli. No sólo el diseño de personajes y la ambientación desenfadada es similar: Es que la película Nicky, la Aprendiz de Bruja (1989), (Majo no Takkyūbin en japón) trata precisamente de una aprendiz de bruja repartidora. Una premisa estupenda y que han sabido llevar a buen puerto utilizando colores muy vivos, y un diseño de personajes con carisma y encanto. La versión que hemos analizado ha sido la de Nintendo Switch, la cual técnicamente es inferior a la versión de consolas mayores o PC, pero es igualmente disfrutable.

La música que nos acompañará entre envíos suena agradable, moviéndose de la misma manera que su apartado gráfico. Dependiendo de la zona de la isla escucharemos uno u otro tema. Por otro lado, la localización nos ha parecido excelente, utilizando expresiones coloquiales (como un “allé voy”) e incluso lenguaje inclusivo para ciertos personajes, lo cual demuestra el mimo que se le ha dado.

Mika and the Witch Mountain – Conclusiones

Siguiendo la estela del estudio, Chibig presenta otro título de estilo cozy, en el que lo más complicado que haremos será evitar que se nos mojen los paquetes. Una aventura que aunque tenga esa premisa de ser tranquila, es divertida y gratificante. Su duración puede ser un plus si eres de los que buscan una experiencia corta, mientras que si buscas más contenido, una vez encontrados todos los coleccionables me temo que no tendrás mucho más que hacer. Un título encantador, cuqui y pequeño, para lo bueno y para lo malo.