Catorce años han pasado desde que Capcom probara suerte con el lanzamiento de la primera entrega de Monster Hunter. Una nueva IP para PlayStation 2 con la que buscaban ganarse al público japonés al ofrecerles un juego con una profundidad y complejidad elevadas en la que convertirse en un cazador experto requería decenas de horas de trabajo y aprendizaje por parte del jugador.
Esa primera entrega de Monster Hunter vendió poco más de 28.000 copias en Japón en 2004, pero el boca a boca hizo que el público pidiera desesperadamente una segunda entrega que solucionara parte de los problemas de la entrega original y ofreciera una experiencia más completa en todos los sentidos. En ese momento, en Capcom decidieron probar suerte con un modelo de negocio en el que irían actualizando, ampliando y perfeccionando poco a poco la jugabilidad de la saga mediante el lanzamiento de nuevos títulos evitando siempre realizar cambios demasiado grandes que supusieran un cambio radical en la esencia de la serie.
Sin embargo, con el nombre de la saga en el punto más alto desde su creación y, por primera vez en la historia de la saga, Capcom ha dejado a un lado la formula que lleva siguiendo todos estos años y ha apostado por renovar gran parte de la jugabilidad básica de la franquicia con Monster Hunter World. Tras cuatro años de desarrollo, Capcom ha producido un juego algo más sencillo y amable con el jugador que se inicia por primera vez en la serie y, de paso, ha eliminado y reformulado algunas de las mecánicas de la serie que parecían totalmente inalterables hace solo unos años.
Dejando a un lado la lección de historia sobre el pasado de la saga, lo cierto es que Monster Hunter World ha llegado para demostrar a los cazadores expertos y noveles que la saga aún tiene mucho que ofrecer. Para empezar, y siguiendo la estela de Monster Hunter 4 Ultimate, esta entrega vuelve a hacer un mayor énfasis en contar una historia que en títulos anteriores. De hecho, la campaña principal cuenta con decenas de pequeñas cinemáticas y diálogos que nos ayudarán a seguir sin problemas una trama que, eso sí, vuelve a quedarse en plano muy superficial, sirviendo de mera excusa para llevarnos en una carrera desenfrenada por diversos territorios mientras damos caza a todo tipo de monstruos.
Monster Hunter tiene el estigma de considerarse un juego muy tedioso durante sus primeras horas, sobre todo si es la primera vez que se tiene contacto con la saga y, hasta ahora, era verdad. Monster Hunter World ha sido capaz de eliminar esas primeras 20 horas de juego que acompañaban a todas las entregas de la saga en la que los jugadores expertos se aburrían completando misiones insulsas y los cazadores novatos se agobiaban al no tener una sola guía que les explicara las decenas de mecánicas básicas de la serie. Sin embargo, ahora las primeras 15 horas de juego sirven para completar una serie de tutoriales camuflados dentro de las misiones principales y que nos permiten ir conociendo las diversas mecánicas de juego mientras superamos retos sencillos pero divertidos. De esta forma, todos los jugadores tendrán la sensación de estar avanzando y aprendiendo sin pasar un trámite tedioso para todos.
Aunque esta entrega se caracteriza por haber incluido decenas de cambios importantes, hay ciertos pilares fundamentales que siguen intactos y, uno de ellos, es el de la especialización con las armas y los estilos de combate. En esta ocasión no se ha incluido ningún arma nueva por lo que repiten la espada y escudo, el arco, la espada larga o el martillo, todas ellas actualizadas hace unos años en MH4U y Generations con nuevos movimientos que le dan más versatilidad y profundidad a cada una de ellas. Las incorporaciones recientes como el hacha cargada, el arco, las ballestas o el glaive insecto, también repiten en esta entrega. Algunas de las armas han vuelto a renovarse con nuevos combos y movimientos, por lo que incluso los jugadores más expertos tendrán que revisar las posibilidades de sus armas favoritas. Sin embargo, por el camino se han caído las técnicas de cazador que vimos en Monster Hunter Generations, lo que significa que no tendremos distintos estilos de combate para cada arma. Una lástima.
El sistema de creación y mejora de armas y armaduras ha permanecido prácticamente intacto, lo que significa que tendremos a nuestra disposición decenas de piezas de armaduras distintas que podremos ir creando una vez que consigamos los materiales necesarios. En esta ocasión, se ha perfeccionado el sistema de habilidades que acompaña a cada pieza de armadura, lo que nos permite combinar piezas de distintas armaduras para conseguir varias habilidades sin necesidad de crearnos un set completo del mismo monstruo. En la práctica, este sistema nos permite equiparnos un casco de armadura X que nos aporta una habilidad en concreto y nos da la libertad de equiparnos más piezas de armadura que aumenten las bonificaciones de esa habilidad o equipar piezas con otras habilidades distintas. Este sistema aporta una gran versatilidad con respecto a entregas previas, y demuestra que, además de reducir la dificultad del título, en Capcom han roto por fin con las tradiciones y mecánicas que habían quedado totalmente obsoletas.
Antes de pasar a hablar de todo lo que ha cambiado en los campos de caza, hay que destacar el cambio a mejor que ha sufrido la estructura de las misiones. Hasta ahora, todos los Monster Hunter tenían una campaña individual y otra multijugador, lo que obligaba a los jugadores ha avanzar por su cuenta en la campaña individual para conseguir acceso a ciertos objetos y mejoras con los que seguir jugando con amigos en el multijugador. Por suerte, Monster Hunter World ha unificado todas las misiones, permitiendo jugar las misiones principales, las opcionales y los eventos temporales tanto solos como acompañados.
La integración del modo multijugador es tal que, si estamos jugando una misión nosotros solos y las cosas se complican demasiado, podremos invitar a nuestros amigos para que se unan al combate casi al instante y, si no contamos con amigos disponibles, podremos lanzar una bengala de auxilio para que cualquier jugador desconocido pueda venir a echarnos una mano. Sin duda, el paso de Nintendo 3DS a Xbox One y PlayStation 4 ha permitido ampliar las opciones multijugador en este sentido y, esto es algo que se agradece enormemente.
Sin embargo, parece que el número de misiones principales se ha reducido enormemente respecto a Monster Hunter 4 Ultimate y Generations y las misiones opcionales también han perdido en número y variedad. Esto junto a la perdida de las misiones de rango G, ha reducido la duración del juego y, aunque completar el juego puede llevarnos más de 100 horas, se echa en falta la duración de entregas previas. Por suerte, todo aquel que quiera estirar más la duración del juego podrá hacerlo con las misiones de investigación. Estas misiones se generan constantemente de forma aleatoria y nos proponen superar retos algo más variados que los de las misiones opcionales. Puesto que estas misiones se generan de forma constante, pueden ser una buena via para farmear materiales y plantear desafíos complicados junto a nuestro grupo de cazadores.
Pero entremos en materia de verdad. Una vez que estemos en uno de los mapas de caza descubriremos cambios importantes que se echaban en falta desde hacia años. El primero y más importante de todos es el fin de los tiempos de carga entre zonas. Sí, es cierto. Aunque los mapas siguen divididos por zonas numéricas para facilitar nuestra orientación, una vez que entremos en una misión no tendremos que sufrir ni un solo tiempo de carga hasta terminarla. Esto no solo supone una mejora importante en el ritmo de juego si no que elimina de un plumazo esas sensaciones tan incomodas en las que un monstruo nos lanzaba con un golpe a otra zona y nos tocaba pasar dos tiempos de carga antes de continuar el combate. Además, al no haber tiempos de carga, podremos preparar trampas en las salidas de cada zona para atrapar a los monstruos cuando intenten escapar. Las posibilidades se han multiplicado.
El sistema de loot que ya sufrió una revisión en Generations aquí ha vuelto a agilizarse y renovarse. Ahora podremos pasar corriendo al lado de hierbas, flores y otros materiales y recogerlos sin tener que pararnos y agacharnos para cogerlo, lo que continúa apoyando ese aumento en la velocidad y agilidad en las misiones que comentábamos antes. Además, ahora la barra de resistencia no se reduce cuando estemos corriendo fuera de un combate, lo que nos evitará terminar agotados explorando un mapa en busca de recursos.
La bolsa de objetos también se ha modificado y ahora solo se almacenarán en ella las posiciones, hierbas y otros objetos que podamos usar durante el combate. Todos los materiales que extraigamos de los monstruos irán directamente a nuestro baúl, lo que nos permitirá farmear más y con mayor facilidad al no tener que estar pendientes del espacio que nos queda en la bolsa.
Siguiendo con la gestión de objetos, Capcom ha introducido una mecánica interesante que, aunque puede causar rechazo entre los jugadores veteranos, lo cierto es que con el paso de las horas se agradece enormemente. Estamos hablando de la auto creación de objetos. Este sistema nos permite preparar una serie de ordenes para que cuando recojamos ciertos materiales, estos se transformen automáticamente en pociones, antídotos y otros objetos. Por ejemplo, si recogemos hierbas, podemos indicar que estás se transformen automáticamente en pociones de salud, ahorrándonos el tramite de combinarlas manualmente cada que necesitemos más pociones.
En su búsqueda de renovar la exploración en los mapas cuando buscamos el monstruo a abatir, Capcom ha tomado una decisión que se encuentra a caballo entre darnos libertad para explorar como en entregas previas y las típicas flechas que nos guían que hemos visto en multitud de títulos. Esta entrega ha introducido a los Lafarillos, unas luciérnagas que son capaces de seguir el rastro de los monstruos y que nos sirven de guía sobre el lugar al que debemos dirigirnos. Sin embargo, para que los Lafarillos puedan rastrear al monstruo, antes tendremos que buscar sus huellas en varias zonas del escenario hasta aumentar el nivel de investigación de ese monstruo en concreto.
Cada monstruo cuenta con su propio nivel de investigación y tendremos que ir aumentándolo encontrando su rastro y huellas repartido por los escenarios. Así, poco a poco pasaremos de no tener ningún dato sobre el monstruo al entrar en el nivel a, con el tiempo, poder seguir su rastro y, finalmente, a tenerlo identificado en el mapa siempre que tengamos que darle caza. Este sistema no deja de ser una evolución de la bola de pintura que se usaba hasta ahora, pero adaptándolo y haciéndolo más profundo e interesante.
Si por algo se ha caracterizado siempre Monster Hunter es por ofrecer combates épicos, intensos y muy frenéticos en los que un solo error puede arruinar por completo casi 50 minutos de lucha perfecta y, por suerte, World mantiene y mejora estas sensaciones. Siguiendo la estela vista en Generations los combates se nutren más que nunca del diseño de escenarios donde las distintas alturas, las trampas naturales y los objetos destruibles juegan un papel protagonista. Intentar cazar una Diablos Negro sin aprovechar el entorno en nuestro favor para crear estrategias es un auténtico suicidio y es ahí donde reside la verdadera profundidad del juego. Cada criatura cuenta con varios patrones de ataque y movimiento, lo que nos obliga a aprendernos sus movimientos para salir con vida. En este sentido, los monstruos clásicos han vuelto prácticamente intactos por lo que cazar un Barroth o un Rathalos será sencillo si recordamos sus patrones de ataque, pero los monstruos nuevos son muy agresivos y, en ocasiones, casi más peligros que los clásicos, lo que nos obligará a estar alerta en todo momento.
Por supuesto, aprovechar los distintos niveles de altura para montar a los monstruos, hacerles caer en trampas o derrumbar sobre ellos partes del escenario vuelve a ser fundamental para ir ganando ventaja durante el combate. Además, destruir o cortar las partes más vulnerables de cada monstruo sigue siendo indispensable para anular algunos de los ataques más poderosos, por lo que atacar con cabeza vuelve a ser más importante que machacar botones sin pensar.
La I.A. enemiga es más inteligente y, sobre todo, más agresiva que nunca. En Monster Hunter World no será raro ver como un monstruo centre su atención continuamente en el jugador más débil o aproveche que un jugador se encuentre inmovilizado o paralizado para seguir atacándolo hasta dejarlo K.O. aunque otros cazadores intenten distraerlo como sea. De esta forma, la forma de actuar durante los combates es más inteligente ya que priorizan sus ataques para quitarse de en medio cuanto antes a un rival antes de centrarse en el siguiente.
Además, si durante el combate terminamos entrando en el territorio de otro monstruo, este se unirá a la lucha para expulsarnos de su territorio. Así, no será raro ver que, durante un combate con un Jyratodus, terminamos entrando en el territorio de un Barroth y este decide matarnos a ambos para mantener intacto su territorio. En Monster Hunter World la naturaleza está viva, y esto es solo una muestra de ello.
A nivel técnico, Monster Hunter World es brillante. La sensación de formar parte de un entorno vivo es impresionante y cómo ese mismo entorno reacciona de forma coherente a nuestras acciones o a las de otros monstruos está a años luz de lo visto en las últimas entregas de la serie. Los mapas ahora son más grandes que nunca y el diseño de los mismos ha ganado en profundidad y verticalidad, dotándolos de mayor realismo y dándonos una libertad mucho mayor para llegar a cada zona. Lo único que se echa en falta en una mayor cantidad de mapas, ya que el número es bastante reducido.
En lo sonoro, el juego recupera la mayor parte de las melodías clásicas de la saga y las reinterpreta y adapta con acierto. Como viene siendo habitual, los monstruos más peligrosos e imponentes cuentan con su propio tema para que los combates contra ellos sean aun más épicos si cabe. Donde no estamos satisfechos es en doblaje al castellano y, es que, aunque se ha contado con dobladores con experiencia más que demostrado, el resultado final es bastante descafeinado, invitándonos incluso a poner las voces en inglés o japonés donde el resultado final es mucho mejor.
Conclusión
Monster Hunter World es el soplo de aire fresco que la saga necesitaba para llegar a un mayor número de jugadores. Es cierto que muchas mecánicas se han simplificado o eliminado, que el número de criaturas disponibles es minúsculo comparado con Generations y la dificultad general se ha reducido bastante, pero el juego sigue siendo un desafío intenso y divertidísimo la mayor parte del tiempo. La integración total del modo multijugador cooperativo online, la mejora de la I.A. y el diseño inteligente de los niveles convierten a Monster Hunter World en una de las mejores entregas de la saga y en uno de los primeros imprescindibles de 2018.