Hace unos meses, después de cosechar gran expectativa y varios premios durante el E3 de 2017, la primera aventura de Polyarc desembarcaba en el catálogo de la realidad virtual de PlayStation 4. Gracias a su acogida en el mercado, ahora tenemos disponible la versión para los dispositivos RV en PC (Oculus y HTC Vive), lo que nos da la oportunidad de volver a disfrutar de esta pequeña joya que no recomendamos dejar pasar.
La estructura de Moss se puede resumir como un híbrido entre un juego y una narración mostrada en forma de diversos dioramas en los que, en contraposición al dinamismo que suele suponer movernos continuamente dentro de la RV, nos tocará quedarnos relativamente estáticos y realizar las acciones desde un punto más o menos fijo en cada uno de los bonitos escenarios que se nos muestran.
Sin embargo, no somos simples espectadores, ni mucho menos, ya que estamos ante un título que es a la vez primera y tercera persona. Tercera porque controlaremos a Quill, una pequeña ratoncita albina en su aventura por salvar a su tío y derrotar a una especie de serpiente de fuego llamada Sarffog. Por otro lado, somos el reader, un espíritu que ayudará a Quill y al que controlamos en primera persona. Para avanzar, debemos complementar las habilidades de ambos, es un estilo similar al de Brothers, pero sin tanta compenetración entre ellos.
La primera particularidad es que, a diferencia de la mayoría de juegos de este estilo en los que somos un ente invisible que controla las vidas ajenas sin ser detectados, aquí controlamos a un espíritu visible. De hecho, podemos ver reflejado nuestro aspecto en el agua. Por tanto, Quill puede vernos e interactuará con nosotros de diversas formas, ya sea ayudándonos a superar un puzle, dándonos las gracias o chocando las cinco cuando consigamos algún objetivo particularmente complicado. La inmersión conseguida solo con este detalle es muy significativa y ayuda muchísimo a que nos preocupemos realmente por Quill, de quien nos encariñaremos rápido.
Al jugar con dos personajes también lo hacemos en dos escalas: mientras nuestro avatar tiene una escala aparentemente humana, tanto Quill como la mayoría de entornos son mucho más pequeños, como corresponde a un pueblo de ratoncitos. La sensación que da no es la de ser dioses ni nada similar, sino la de estar delante de una civilización a escala menor. Como ver a los Pitufos en un parque, vaya.
La ambientación está lograda con creces y en muy poco tiempo sentimos que somos parte del pequeño mundo. El sistema de cámaras es fijo y nos traslada automáticamente de una localización a la siguiente, como dioramas. Por tanto, no nos permite movernos libremente por los escenarios. Por contra, elimina de un plumazo la posibilidad del motion sickness o mareo en RV sin necesidad de limitaciones de visión periférica ni recursos técnicos similares. Además, aunque nuestro movimiento sea tan limitado, sí que podemos mirar alrededor, estirarnos y agacharnos para poder ver lugares y objetos ocultos entre la maleza o las diversas partes del escenario.
Todo ello consigue un nivel de profundidad en la inmersión bastante importante y que supone uno de los mayores puntos fuertes de Moss. Se nota mucho cuando un título está especialmente pensado para RV y estamos ante un caso particularmente cuidado en este aspecto.
La jugabilidad es bastante sencilla. Con Quill nos movemos alrededor del escenario y en los combates haremos uso de nuestra espada, que también podemos usar para destruir elementos como barriles y demás objetos típicos. Con el reader movemos partes de escenario y resolvemos puzles, a veces controlando a los propios enemigos a nuestro favor, para pulsar botones y cosas similares. Cómo no podía ser menos, es un juego cuya dualidad parece una característica básica, hay zonas donde nos centraremos más en el combate, que adolece de ciertos problemas de control en ocasiones, mientras que otras veces predominan los puzles. Estas zonas funcionan bastante mejor en general.
En cuanto al combate, como explicaba, tiene algún problema relativamente serio. El principal es que aunque no son muchos, son bastante abruptos y en ocasiones nos dejan vendidos. Alguna vez por algún bug, pero la mayoría porque no los vemos venir. Tampoco se nos ayuda demasiado al principio, lo que al final supone morir en alguna ocasión demasiado rápido. El set de movimientos de lucha también es muy limitado y se echa en falta alguna habilidad extra para ayudarnos con la tarea.
Pero sin embargo, el principal problema de Moss es su duración, que ronda las cuatro horas. Te deja con ganas de más. No está excesivamente mal pero sí que le resta enteros. También es cierto que si bien las mecánicas dan de sí, un juego de estas características con 15 horas de duración hubiera resultado repetitivo si las habilidades no fueran evolucionando.
Gráficamente destaca por su ambientación, sin duda alguna. Aprovecho ya para señalar, antes de seguir tratando temas técnicos, que aunque la estética de la protagonista y del juego en sí pueda hacerlo parecer pensado para el público infantil, no es así y os aseguro que cualquier adulto lo disfrutará igual. Las animaciones de Quill, así como sus reacciones ante nuestros movimientos, son también un punto fuerte de Moss. Los escenarios son imaginativos y adecuados a la narrativa, con efectos de iluminación, reflejos y diseños de lo mejor del catálogo de RV sin duda.
El sonido ayuda, gracias a unos temas musicales acordes a lo que vemos en pantalla y unos efectos de sonido bien realizados, pero el idioma no ayuda. Ni siquiera tenemos subtítulos en español, así que no nos queda otra que recurrir al inglés o, en caso de que conozcáis estas lenguas, francés, alemán o japonés (subtítulos solo).
Pese a adolecer de algunos defectos, que hemos comentado, Moss es una joya y esperemos que marque tendencia respecto a lo que se puede y se debe hacer en una aventura para RV, ya que sus virtudes están muy por encima de sus defectos y no nos queda más alternativa que recomendaros su compra.