La lectura de Nacidos para ser breves, de Toni Mata, publicado por La Galera, ha sido como adentrarse en un capítulo futuro de nuestra sociedad. Puede que en un principio nos parezca inimaginable, pero la corrupción, la manipulación, el egoísmo y el miedo son el alimento de muchos en la novela y en el mundo actual.
Ser eternos en una Tierra superpoblada
Viajamos a un futuro distópico en el que existe una sobrepoblación mundial, los recursos comienzan a no estar disponibles para todos y la única manera de controlarlo es hacer desaparecer urbes enteras. En ellas viven los Breves, que tendrán que trabajar duramente y sin apenas descanso para no ser elegidos como el suburbio menos productivo, porque cuando la población mundial llegue a los 10.000 millones, será aniquilado. La única manera de escapar de la Labrada es dejar de ser un Breve y entrar en la Ciudad Eterna donde, gracias a una cura, vivirán para siempre convirtiéndose así en Eternos.
Y eso es lo que pretende Hunter, que cree que ha encontrado la manera de evitar ser aniquilado. A punto de que su urbe sea exterminada, Hunter se esconde en un agujero que ha preparado para escapar de la Labrada. Al salir de él, con todo hecho papilla -literalmente- a su alrededor, caminará hasta la siguiente urbe para convencer a sus habitantes de que sabe cómo huir de una muerte segura, viajar a Ciudad Eterna y destruir el sistema.
Toni Mata da las pinceladas de lo que sería nuestra futura sociedad
Lo que más me ha sorprendido de Nacidos para ser Breves es lo dura que es la historia que narra Toni Mata. Describe a una sociedad cruel y violenta, que no se corta al hacer desaparecer a toda una urbe de la manera más sangrienta posible. Eso me ha sorprendido, porque pocos libros orientados a los jóvenes muestran tanta crueldad. Y no sólo eso, tampoco se corta en describir escenas de sexo. Estos aspectos junto a la historia en sí es lo que me ha parecido la novela tan real pese a la situación que nos presenta. ¿Seríamos capaces de eliminar a toda una ciudad si no hubiera recursos para todos? ¿Para mantener nuestro estilo de vida?
Pero lo que realmente me ha gustado de la novela son las similitudes con nuestra sociedad: el descubrimiento de una cura, plantarnos en una edad, ser eternamente jóvenes a un precio muy caro. Fiestas, poder, dinero. Esos son los Eternos. A cambio de esclavizar a personas como tú para conseguir aquello que necesitan para seguir con su ritmo de vida: el ingrediente que hace posible la cura de la eternidad. Breves que mueren por la felicidad de los Eternos. ¿No os suena? En realidad es la historia de siempre, ricos que necesitan a pobres que los mantengan que necesitan a ricos para sobrevivir. Corrupción, manipulación, insensibilidad, egoísmo y miedo podrían describir ambas sociedades.
Nacidos para ser Breves te hace reflexionar sobre qué harías tú en una sociedad como la descrita
Nacidos para ser Breves es una historia coral, acompañamos a Breves y a Eternos en sus vidas. Tenemos a Hunter, que hace lo imposible por escapar de su propia muerte. El Comodoro, el líder de esta sociedad, cuyo destino es controlar la superpoblación y mantenerse en el poder. La Eterna que no soporta envejecer y se enamora de quien rechaza la cura. Junto con otros personajes, abren un gran abanico de preguntas que te planteas tú mismo: ¿Qué sucede si, en una sociedad en la que sólo puedes tener un hijo, vas a ser madre/padre de mellizos? ¿Envejecerías por el amor de tu vida si éste se niega a recibir la cura? ¿Qué harías cuando la superpoblación sobrepase la cifra máxima y los recursos empiezan a escasear?
Sin embargo, me hubiera gustado saber más sobre algunos de los personajes, y, sobre todo, saber qué fue de ellos una vez llegamos a las últimas páginas. En ese punto, la historia coge un ritmo muy alto hasta un final que, al menos yo, no me esperaba y me dejó bastante confusa, todavía no sé si para bien o para mal. Creía que Nacidos para ser breves era autoconclusivo pero el final deja algunos hilos abiertos, quién sabe si de cara a una segunda parte.
Todo estos planteamientos, y más que me he dejado en el tintero, son los que Toni Mata nos muestra en Nacidos para ser Breves, la distopía perfecta para este 2020. Si os gusta el género, dadle una oportunidad; os sorprenderá.