Hay reglas inamovibles dentro del mundo de los videojuegos; Nintendo tiene los mejores exclusivos, en agosto no salen juegos y el mes de septiembre se lanzan los juegos deportivos. Así las cosas, este mes suele ser uno de los más competidos, al juntarse, en apenas una semana títulos tan potentes como FIFA, Pro Evolution Soccer y, por supuesto este que hoy nos ocupa.
Curiosamente, de los tres mentados, NBA 2K17 es el único que no trata sobre fútbol, hecho que no ha evitado que se convierta en un éxito de ventas en todo el mundo, incluso en un país tan poco preocupado del resto de deportes como España. Eso hay que agradecerlo en gran parte al alto nivel de excelencia que ha demostrado 2K Sports en los últimos 18 años, que ha llegado a acabar con un clásico como NBA Live. Así las cosas, cabría esperar que una vez eliminada la competencia y aseguradas las ventas, la calidad fuera bajando.
Pero nada más lejos de la realidad, ya que cada año el esfuerzo en superar la anterior entrega ha quedado patente en todos los aspectos. Y por supuesto, NBA 2K17 no es una excepción a está regla (al menos no en las versiones de Xbox One, PlayStation 4 y PC), cómo vamos a ver a continuación.
Comenzaremos hablando del apartado jugable, que puede haber recibido uno de los ajustes más importantes que hemos visto en esta franquicia. Y es que llama la atención como, mientras que el año anterior dependíamos en gran medida de la pizarra y de una exagerada importancia de los triplistas para facilitar la anotación, este año encontramos un intento de realizar una representación más equilibrada de El Juego de Naysmith.
Por desgracia, lo que pinta bien a priori, muchas veces no resulta así en realidad. Y es que, si bien ahora el juego está menos «escrito» y es más dinámico, la importancia de «el bloqueo y continuación» se ha disparado, convirtiéndose en la piedra angular de nuestro ataque, ya sea al asistir al pívot o aprovechando la apertura para destruir al equipo rival con nuestros triples.
El balance defensivo también ha recibido un decidido lavado de cara, mejorando mucho el sistema de robo, que en esta ocasión es mucho más intuitivo y menos punitivo, ya que es menos probable cometer falta al intentar hacernos con la posesión del balón.
Otro detalle que llama la atención, es la acertada representación del estilo de juego de los equipos presentados, algo que se echa mucho de menos en muchos títulos deportivos. Y es que los Celtics de Bill Rusell, los Bulls de Jordan y Pippen o los Warriors del récord juegan de formas radicalmente distintas, pudiendo ver la evolución del baloncesto NBA desde la época del ala pívot tanqueta a la europeización de los equipos actuales, siempre buscando el pase extra, pasando por sistemas tan míticos como el triángulo ofensivo de Phil Jackson o la anarquía perfecta que son los equipos All-Star. Una delicia para todos los enamorados de este deporte.
En cuanto a modos de juego poco ha cambiado este año, por suerte. Además de los modos de partido rápido, tanto online como offline (que están completados por el modo blacktop, que nos devuelve al basket callejero y los siempre atractivos partidos a media cancha) tenemos los siempre emocionantes modos de temporada completa, ya sea oficial o fantasía y que ha recuperado la opción de jugar directamente la fase de PlayOffs, algo que habíamos echado de menos en las últimas entregas.
Destacan especialmente tres modos de juego; en primer lugar el modo All-Star, en el que pese a lo que pueda parecer a primera vista no disputaremos el partido de las estrellas, sino que nos uniremos a otros nueve jugadores en un 5 contra 5 dónde solo controlaremos a un jugador. En segundo lugar, el modo MiEquipo, que, al igual que el Ultimate Eleven de la saga FIFA, nos permitirá hacer nuestro equipo de ensueño con los elementos que nos aparezcan en los sobres que podremos adquirir. Estos equipos no solo podrán ser utilizados en partidas contra otros jugadores, sino que además los podremos utilizar para revivir algunos de los partidos históricos de la Liga, todo un acierto pensado en aquellos que no quieren o no pueden jugar en linea.
En último lugar, pero no por ello menos importante, tenemos el modo MiCarrera, que si bien no cuenta este año con la participación de Spike Lee, está guionizado y dirigido por Aaron Covington (guionista de Creed) y con la aparición especial de Michael B. Jordan (el último Johnny Storm). En este modo tomaremos el papel de «Pres», un joven jugador que ya en su último año de instituto promete ser una gran estrella del baloncesto. A lo largo de su paso por la universidad, el draft y los primeros años de su trayectoria, nosotros seremos los encargados de dirigir su carrera hasta el Salón de la Fama, toda una odisea que disfrutaremos sobremanera.
Por desgracia, tendremos poco que decidir en los aspectos no deportivos de nuestra vida, lo que limitará en cierta forma la inmersión dentro del juego. Pero sin duda el gran fallo es la excesiva importancia que está adquiriendo la Virtual Currency, no solo en este modo de juego, sino también en MiEquipo. Y es que todo, desde las características hasta los tatuajes de nuestro jugador, valdrán dinero digital y este no se consigue jugando a la misma velocidad que anteriormente. Así pues, básicamente te están invitando de una forma no muy ética a realizar micro compras en algo que esperemos no se convierta en una norma dentro de los juegos de la compañía.
Otro aspecto que personalmente resulta muy molesto, es ese enorme cartel que aparece y se queda bloqueando el la mitad inferior izquierda de la pantalla para que salgas al menú principal siempre que haya una actualización, independientemente de que estés revisando las estadísticas de tu equipo o jugando la última posesión de la final; uno de esos fallos que cuesta entender.
A nivel visual, el juego es toda una delicia y una demostración de que no es necesario ser un shooter en primera persona cargado de explosiones para demostrar cómo se juega a esto. Todos los aspectos de la NBA han sido retratados con tal fidelidad que parece que estemos ante una retransmisión televisiva. Las mascotas, las cheer leaders, las mesas de expertos, los jugadores… todo grita su amor por el basket, y nos hace sentir dentro de la cancha.
Aunque si hay algo más grande que el apartado visual es, una vez más, el aspecto sonoro del juego. Encabezado por una banda sonora sencillamente perfecta, con temas tan buenos como el Heart of the City de Jay-z o Friction de Imagine Dragons, es en sí misma un motivo para jugar y una delicia para aquellos a los que nos gusta bucear en los menús para personalizar nuestro equipo hasta el último detalle. No se quedan atrás los efectos de sonido, que representan a la perfección ese universo propio de un pabellón, gracias a los sonidos del público, animado por la megafonía para que apoyen a su equipo, mientras los jugadores y entrenadores hablan entre sí y organizan la siguiente jugada; incluso las discusiones con los árbitros… todo nos hará sentir como si estuviéramos a pie de cancha.
Por el contrario los comentarios, en castellano una vez más, no terminan de alcanzar este grado de excelencia. Esto no significa que sean malos, solo son uno más dentro de la interminable lista de comentarios repetitivos, desafortunados y en general, cansinos, de los juegos deportivos.
Conclusión.
NBA 2K14 fue el mejor juego deportivo del año. NBA 2K15 fue el mejor juego deportivo del año. NBA 2K16 fue el mejor juego deportivo del año. NBA 2K17 es el mejor juego deportivo del año.
Esto que cansa tanto al escribirlo y que ya ha dejado de ser noticia es una muestra de la excelencia con la que 2K Games trata este deporte, consiguiendo algo tan difícil como el crear nuevos aficionados por medio de un videojuego. Eso se debe a que, cómo dijo Pepu Hernández cuando ganamos el mundial de Japón, aquí se ama al BALONCESTO, así con mayúsculas.
Ojalá todos los juegos fueran así.
