El Transbordador recupera esta novela de 2018, publicada en catalán en su versión original, con su presentación en castellano.
Y el acierto es mayúsculo.
«Negorith» es un festival divertidísimo entre ángeles, demonios, seres de otros planos y humanos, en una Barcelona nocturna. Una fantasía urbana oscura, que quizás sacrifique algunos aspectos por el camino para ser capaz de mantener su dinamismo.
Lo peor de ver monstruos es que te devuelvan la mirada.
Gris tiene una vida normal y corriente hasta que se ve envuelta en un incidente con un demonio que la lleva al borde de la muerte.Con sus extraños poderes recién descubiertos entrará en un mundo secreto de guerras antiguas, entidades invisibles, ángeles y demonios, seres contenidos en frascos y puertas a otros universos. Pronto comprenderá que nuestra realidad está comprometida por una amenaza que escapa a los límites de la razón.
«Negorith» es una novela con un protagonismo coral y a los primeros personajes que veremos entrar en acción es a Abraham y a Half: un viejo con una ajada maleta llena de botellas de cristal vacías y un chico sin un brazo. Juntos van a investigar la extraña desaparición de unas empleadas en una oficina de correo perdido. Ahí conocerán la historia de Gris, una de las desaparecidas y, ¿el resto?
Pues el resto es la esencia de «Negorith»: una pequeña investigación que da con un conflicto enorme entre realidades, entre ángeles, demonios y seres oníricos, con la humanidad de por medio, en una lucha que se cimenta en el pasado.
Y creo que ya he contado demasiado.
Uno de los puntos fuertes de «Negorith» es dejarse atrapar por sus vaivenes y sus relaciones entre personajes y mundos.
Ritmo infernal
Iván Ledesma construye «Negorith» en base a un ritmo altísimo. La novela se apoya en unos capítulos cortos, centrados en algunos de los protagonistas, dinámicos y siempre, siempre, haciendo avanzar la trama o dando unas riquísimas pinceladas del mundo creado. Un acelerador pisado a fondo, con poco tiempo para la pausa, apoyado en unos diálogos ágiles, buscando optimizar ese ritmo.
La galería de personajes, rica y diversa, es otro de los puntos fuertes de «Negorith». En las 280 páginas de novela, van haciendo aparición una serie de personajes de todo tipo, condición social y plano de existencia posible. Humanos, ángeles, demonios y seres de pesadilla: una creatividad muy bien desarrollada con algunos «peros», que veremos más adelante, pero dejando una muy buena sensación.
Y sí, Malvin es mi favorito.
El miedo a la noche y a la oscuridad se había implantado en sus corazones. Los pequeños se habían adueñado de las sombras de la ciudad. Y, de noche, las sombras son largas y llegan a todas partes.
El mundo de «Negorith» es la guinda del pastel. Un mundo, a medio camino entre la fantasía urbana (oscura, oscurísima) y el terror, donde diferentes planos coexisten en un precario equilibrio. Un mundo actual, marcado por guerras y conflictos arcanos, que explotan en una batalla sucia, llena de giros inesperados. Iván Ledesma idea «Negorith» de manera que la construcción e historia de ese mundo se integre de la mejor forma en la narración, sin interrumpir demasiado el ritmo. Algunas veces puede sentirse un poco forzado pero la mayoría resulta enriquecedor e incluso una buena parada entre tanta acción.
Quizás sea el terrible momento de comentar los aspectos que menos me han gustado de «Negorith». Una fea costumbre, lo siento. Rapidez e inmediatez son dos buenas definiciones de parte del carácter de la novela y esos efectos marcan el estilo. La acumulación constante de eventos y situaciones, aunque ágil y dinámico, devora parte del desarrollo de personajes. En determinadas fases me costó centrarme en la lectura debido al frenesí que desprende, pero es una opinión muy personal y me sucedió en muy contadas ocasiones.
Y quizás abuse de lanzar mucha información en largos diálogos, sobre todo en su parte inicial.
El mundo de las ideas
Cualquiera diría, leyendo el párrafo anterior, que «Negorith» no ha llegado a convencerme del todo.
Y nada más alejado de la realidad; cosas de las reseñas.
He disfrutado una barbaridad con la lectura de «Negorith», con su mundo, sus ideas y su propuesta. He conectado con ella desde el inicio y no he perdido esa sensación de disfrute en ningún momento.
«Negorith» es un híbrido entre la fantasía urbana y el terror, bajo la forma de una novela intensa, ágil y muy entretenida. Su lectura es casi un ejercicio de parkour narrativo: velocidad, ritmo y una coordinación excelente entre ambas.
Carpenteriana, rolera, honesta y entretenida.
Iván Ledesma es un catalizador de ideas propias, utilizando un riquísimo mosaico de referentes. La propuesta de descubrir o detallar cada idea, cada giro, es casi imposible. El escritor catalán destila todos los ingredientes de su propuesta como un alquimista experimentado, hasta llegar a la esencia misma de lo que le interesa para su novela. Desde elementos que pueden recordar a Guillermo del Toro (el inicio, sobre todo), a paseos por los mundos de «The Sandman» o «Neverwhere» de Neil Gaiman, unos toques de Tolkien, «Hellblazer» y John Constantine, algunos elementos explícitos de Edgar Allan Poe, Lovecraft… joder, juraría haber leído un fragmento que me transportó a cierta parte de «Pulp fiction».
Pero, si tuviese que destacar algún ambiente en particular, «Negorith» me ha evocado a una divertídisima partida de rol (casi una primera toma de contacto de un mundo muy amplio) basada en situaciones y elementos de los trabajos de Alex De La Iglesia y John Carpenter.
Mi mente, a veces, funciona así. Qué le voy a hacer.
La acción frenética, los personajes encerrados haciendo frente a amenazas extrañas del exterior, ciertos protagonistas que se ven superados por la situación (casi como el Padre Berriatúa interpretado por Álex Angulo en «El día de la bestia»)… muchos elementos me llevan a esos mundos.
En definitiva
«Negorith» es híbrido entre la fantasía urbana y el terror, bajo la forma de una novela intensa, ágil y muy entretenida. Puede sonar extraño, pero su lectura es casi un ejercicio de parkour narrativo: velocidad, ritmo y una coordinación excelente entre ambas. Para conseguirlo, Iván Ledesma debe sacrificar ciertos elementos o ni siquiera se plantea esa situación, estructurando la novela en capítulos cortos, de lectura muy gratificante.
«Negorith» también es un vistazo a un mundo rico en matices y variedad, oscuro y peligroso. Una novela honesta en su propuesta y en su desarrollo. También juega a su favor la excelente edición a cargo de El Transbordador, llena de extraños símbolos, un relato corto extra inédito («La caída») y una guía de elementos del mundo de «Negorith» («El bestiario de las sombras»).
No se puede pedir más.
Carpenteriana, rolera, honesta y entretenida.
Pocas veces he disfrutado tanto con una propuesta tan afín a mis gustos.
De cabeza al infierno.