Hace unos 10 años más o menos, la revista japonesa Famitsu anunció un juego misterioso para Nintendo DS llamado Ni No Kuni. Según el famoso magazine, el título estaba siendo tratado como un proyecto muy ambicioso y era la forma que tenía Level 5 (Dark Cloud, Rogue Galaxy, Dragon Quest VIII) de celebrar su décimo aniversario. Aparte de esta información, no se dieron a conocer muchos más detalles.
Casi dos años más tarde y tras un período de absoluto silencio, Level 5 reanunció el juego y desveló que también saldría para Playstation 3. La versión para DS se llamaría “Ni No Kuni : El Dominio del Genio Oscuro” mientras que la versión para la de Sony sería “Ni No Kuni: La Ira de la Bruja Blanca”. Ambas versiones estaban siendo desarrolladas independientemente por divisiones diferentes teniendo en común solamente la historia (aunque cuando salieron las dos, se pudo ver que la de Playstation 3 era más extensa y ampliaba lo visto en la versión portátil) y su apartado artístico.
La parte artística e incluso la creación del universo e historia del juego iba a correr a cargo de una colaboración con el estudio Ghibli (El Viaje de Chihiro, La Princesa Mononoke, Mi Vecino Totoro…), y el propio Joe Hisaishi sería el encargado de componer la banda sonora. Con estos artistas de lujo, era normal que los tráilers rozasen un techo estético muy alto que hizo que los amantes de los jrpg tachasen desesperadamente días del calendario deseando que su lanzamiento se avanzase.
Finalmente, ambas versiones se lanzaron y fueron un éxito en ventas y crítica. La versión de DS se quedó en Japón y la versión de Playstation 3 llegó a todo el mundo, convirtiéndose en un título de culto de la pasada generación y recaudando un nivel bestial de ganancias en ventas y merchandising . Así que era de esperar que los creadores del clásico Dark Cloud no iban a dejar pasar la oportunidad de lanzar una secuela. 7 años después, esta es la que ocupa este análisis.
Ni No Kuni 2: El Renacer de un Reino se lanzó finalmente el pasado 23 de Marzo para Playstation 4 y PC, tras un gran retraso y un ciclo no demasiado largo de desarrollo. El juego vuelve a rescatar los diseños del estudio Ghibli y la música de Hisaishi, pero desafortunadamente el estudio de Hayao Miyazaki no ha colaborado directamente esta vez en la creación del título y se nota muchísimo, pero no adelantemos acontecimientos.
Primero de todo, antes de entrar a analizar con profundidad el juego cabe decir que el título es un jrpg, y ya por eso merece elogios. Lanzar un juego de este género en un mercado donde Fortnite, PUBG y demases juegos de acción son los reyes, requiere de un valor abismal que Level 5 ha demostrado y por ello tiene nuestros aplausos. Dicho esto, ya nos podemos ocupar de las virtudes y los defectos del título en sí.
Ni No Kuni 2 está ambientado cientos de años después del título original, así que ni Oliver ni Drippy están presentes, pero comparten mundo y universo. (hay ciertas referencias y guiños a la aventura primigenia). La historia sigue los pasos de Evan Pettiwhisker Tildrum, el joven rey de Ding Dong Dell que es mitad humano mitad felino. Tras la muerte de su padre, unos roedores con forma humana le arrebatan el trono y lo intentan asesinar. Cuando Evan está buscando un método de huir de este golpe a la corona se encuentra a Roland, el otro protagonista de la historia, que le ayuda a escapar del castillo y así evitar que los roedores ejecuten su plan con éxito.
Así Evan, un rey destronado, y Roland (que en realidad es un viajero de otro mundo), empiezan una epopeya para reconstruir el reino en la que los motivos iniciales de este viaje cambiarán y se verán envueltos en una aventura para salvar el mundo de un mal ancestral.
Cómo podéis ver, el planteamiento de la historia es interesante y de hecho cumple con creces durante la mayor parte del juego. Quizás tenga un problema y este es su inicio, es muy lento, y los personajes no son tan carismáticos como los de su primera parte. Aun así, como he dicho, cumple su objetivo de ser el vehículo principal para movernos a través del mundo de Ni No Kuni y no llega a aburrirnos en casi ningún momento. Aunque tampoco es para tirar cohetes.
Si la historia es mediocre, no lo son para nada sus gráficos. El nuevo juego de Level 5 luce unos gráficos soberbios, un cell shadding como nunca antes se ha visto mezclado con unos magníficos entornos en 3D que nos sumergen totalmente en su mundo. Cuando lo jugamos parece que estemos viendo una película anime realmente bonita. Gran parte de la culpa de que este apartado sea de 10 es del estudio Ghibli, porque aunque no hayan colaborado directamente con Level 5 en el desarrollo de esta secuela, sus geniales diseños se han mantenido y este hecho lo convierte en un referente gráfico en el mundo de los jrpgs y, en general, en la actual generación.
Los personajes parecen sacados de El Viaje de Chihiro o de La Princesa Mononoke (uno de los personajes principales es la viva copia de la hija de los lobos) y, desde su protagonista (Evan) hasta el más insignificante ciudadano, están diseñados tan cuidadosamente que crean una ambientación y un universo perfecto en el que perderse. La técnica cell shadding empleada en la representación de los habitantes y los monstruos de este otro mundo (traducción de Ni No Kuni) es tan sofisticada que posiblemente ningún otro juego actual que la emplea puede desafiarla y salir impune.
Si hablamos de los gráficos, también tenemos que hablar de sus entornos 3D. No es que sean gran cosa y muchas veces están a años luz de otros referentes gráficos, pero su fusión con los personajes en cell shadding y el sistema de iluminación propio del juego hacen que esta mezcla sea un verdadero placer visual. Por ejemplo, se me viene a la cabeza una área temprana en el título que consiste en un bosque. El bosque en sí no está muy bien recreado, las texturas de su suelo son bastante simples y los árboles parecen sacados de una generación anterior. Pero cuando lo ves poblado por los personajes anime, los monstruos y por los rayos de luz propios de un atardecer, no quieres que esa imagen pase de tu retina a tu memoria, te gustaría estar viéndola siempre. Ni No Kuni 2 gráficamente es uno de los juegos más bellos que hay en el mercado. Es una delicia visual y un capricho para los ojos.
Lamentablemente, su otro complemento artístico, la banda sonora, no ralla el mismo nivel que lo hacía en el título original o en el apartado gráfico de esta secuela. Joe Hisaishi vuelve a ser el compositor principal, pero parece que estaba falto de inspiración (o presupuesto) y no escribió demasiados temas, su poca diversidad musical es el gran talón de Aquiles de la música del juego. La banda sonora de Ni No Kuni 2 no es mala ni mucho menos, tiene buenos temas y cumple en acompañar a las situaciones más rutinarias, pero su principal problema radica en que se abusa demasiado del tema principal.
Cualquier escena importante usa esta pieza, ya sea tocada con guitarra o con piano, siempre es la misma y esto hace que la aborrezcamos. Repito, no es un problema del tema principal, la pieza en sí es buena, pero la repetición de esta hace que pierda fuerza y no cumpla su función (la de emocionarnos) cuando toca.
Otro defecto del apartado sonoro es el doblaje. Mientras que los actores de doblaje tanto en japonés y en inglés hacen un buen papel, el juego no lo aprovecha y casi todo el diálogo es mudo, es decir, no tiene voz, son solamente letras que leer. El doblaje era uno de los puntos fuertes del título anterior, todas sus escenas estaban dobladas y esto, quieras o no, contribuye a la inmersión y a la experiencia general del juego. No sé si ha sido por presupuesto (todo parece indicar que hubo tijera) o por fechas límite, pero Ni No Kuni 2 tiene muy pocas escenas dobladas restándole mucho del encanto que pudiese tener. No es lo mismo leer los diálogos en una película que escucharlos y entenderlos. Una pena la verdad.
Jugablemente, en cambio, el juego muestra mucha profundidad y dedicación. El sistema de combate ha sido vastamente mejorado con respecto al título anterior y ahora es un action rpg puro y duro. Ya no damos órdenes a nuestros subordinados, ahora manejamos directamente a los protagonistas de la aventura cuando se enfrentan a los monstruos.
Nuestro personaje (el equipo en las batallas es de 3, pero solamente manejamos a uno de ellos a nuestra elección) dispone de dos movimientos principales: ataque débil y ataque fuerte. La combinación de estos dos movimientos nos permite hacer combos y dejar al enemigo al descubierto. También podemos esquivar o defendernos de ataques con otro botón y todo esto disponiendo de total libertad para movernos por el escenario.
Aparte de estos movimientos básicos, cada personaje hace gala de un set de habilidades exclusivo que se recarga utilizando las 3 diferentes armas que podemos equiparnos por combate (básicamente atacando). Cómo leéis, el peso fundamental que tenían las criaturas en el original ha pasado a los protagonistas. Todavía están presentes en los combates, pero su papel es secundario (están por el escenario y hacen algún que otro ataque especial si las tocamos).
Esta libertad a la hora de enfrentarnos a los monstruos junto al bonito sistema gráfico hace que los combates sean espectaculares, profundos y rápidos. Pero vuelven a pecar del mismo problema que tenían en las aventuras de Oliver y Drippy, y es que son muy fáciles, cosa que los convierte en un simple machacabotones si te descuidas y leveas más de lo necesario.
El sistema de exploración es el típico en un jrpg: en las ciudades hablamos con aldeanos, compramos equipamientos en las tiendas y resolvemos secundarias, mientras que en las mazmorras nos enfrentamos a monstruos, resolvemos puzzles y abrimos cofres. En esta parte no innova demasiado. Mención especial al mapamundi, el cual es una reminiscencia de la época dorada del género de los juegos de rol japoneses y nos brinda un poco de nostalgia a los que vivimos los tiempos de la primera Playstation.
Su árbol de crecimiento también es clásico y funciona por niveles; al igual que las habilidades, las cuales van subiendo de nivel cuanto más las utilizamos y ganamos combates haciéndose más poderosas y desbloqueando nuevas.
La mecánica jugable más innovadora es la relacionada con el desarrollo del reino y que sí que es exclusiva de esta entrega. Como su título indica, el juego trata de la creación y la gestión de un reino. Manejando a Evan tendremos que crear edificios, desarrollarlos, buscar personas idóneas para cada uno de ellos, ganar influencia y un largo etc de cosas que nos mantendrán ocupados en este minijuego, que es bastante profundo y extenso. Además, para ir ganando territorio e influencia también tendremos que luchar contra otros reinos o poblados en escaramuzas, las cuales también tienen un peso clave en el desarrollo de nuestro reino y consisten en otro minijuego parecido a un rts la mar de divertido.
Por último, El renacer del reino de Evan nos llevará bastante tiempo y por si esto fuera poco, el juego tiene miles de misiones secundarias y jefes opcionales por descubrir y completar, lo que eleva su duración al centenar de horas.
Tristemente, en general, el juego no es tan bueno como La Ira de la Bruja Blanca, tiene algunos problemas en la historia y sobretodo en cómo se ejecuta esta mediante escenas mudas y relleno que le restan mucho encanto. Su escasa dificultad también le resta algunos puntos.
Pero, en definitiva, Ni No Kuni II: El Renacer de un Reino es un jrpg de lo más notable. No llega a las cotas de excelencia del título original, quizás sea porque el estudio Ghibli no ha estado implicado directamente en su desarrollo o por esa falta de voces en sus escenas, pero es un título que hay que tener muy en cuenta si te gustan los jrpg. Sin olvidar que la belleza de su apartado visual, hará que perdonéis todos sus defectos.