Nicky, la aprendiz de bruja llega al lector como una historia muy amena, divertida y cercana, focalizada en los cambios vividos durante la adolescencia, la confusión, la madurez y la superación personal. De la mano de Eiko Kadono y con ilustraciones de Akiko Hayashi, llega a España gracias a la publicación de Nocturna Ediciones y la traducción de Rumi Sato.
Toda bruja debe demostrar que puede valerse por sí misma, así lo dicta la tradición. Eso es lo que hace que Nicky reciba la escoba de su madre bruja, la radio de su padre humano y sus pocas pertenencias y alce el vuelo en compañía de su amigo Jiji para superar la prueba.
Nicky es un personaje entrañable, valiente e intrépida como ella sola, que se enfrenta a sus miedos aunque tenga el corazón encogido. Desde el primer momento en que abres el libro es posible que desees que no se termine. Con los traspiés propios de buscarse a sí misma y cuál es su lugar en el mundo, podemos contemplar fácilmente cómo se enfrenta a los distintos obstáculos y cómo se supera constantemente. Todos esos errores, esas frustraciones, son las que la llevan a encontrar su verdadero camino a partir de levantarse tras cada uno de ellos.
Jiji, su amigo el gato negro, es su contraparte perfecta. Su humor ligeramente amargo y sensato es el equilibrio ideal para que Nicky recuerde que debe pisar el suelo de vez en cuando en lugar de estar volando en su escoba hasta en sueños. De la misma forma es Nicky la que incentiva a Jiji a vivir las mayores y más locas aventuras.
La edición planteada por Nocturna es preciosa, las ilustraciones de Akiko Hayashi acompañan a Nicky y a Jiji en sus momentos más intensos y cuentan con un diseño muy cuidado cual libro de cuentos que esta historia emula a su manera.
Con su lectura ágil, ingeniosa y divertida; Nicky, la aprendiz de bruja es un libro para todas las edades y para cualquier momento.