Decir que Netflix domina gran parte del entretenimiento actual no resulta ninguna sorpresa. Lo ha hecho gracias a, en parte, instaurar un modo de ver series que se ha extendido como la pólvora. Los tan famosos “maratones” han modificado nuestra manera de ver series y la manera de hacerlas, claro. Las series de Netflix mas vistas se suelen adaptar a esa forma de construcción, fomentando la visión de un capítulo tras otro, devorándolos. Netflix y su público necesitan un aporte constante de esas series, buscando ideas y desarrollos que encajen en sus ideales de duración y presupuesto. En esa búsqueda de ideas adictivas, de desarrollos no muy complejos en cuestiones de efectos especiales, localizaciones u otros impedimentos, surgió un nombre: Harlan Coben.
Harlan Coben ha firmado un acuerdo en exclusiva con Netflix para adaptar sus obras durante un periodo de cinco años. La relación comenzó el año pasado con “Safe” y ahora nos llega “No hables con extraños” (“The Stranger”).
Coben (New Jersey, 1962), autor estadounidense, es una auténtica máquina de generar best sellers de intriga (30 novelas y 75 millones de ventas mundiales). Además de la premiada y prestigiosa serie negra del investigador Myron Bolitar (publicadas en España a través de la colección Negra de RBA), Harlan Coben ha publicado una gran cantidad de thrillers, encabezados por “No se lo digas a nadie” (2001) y todos siguiendo una estructura tipo: se presenta un misterio en forma de desaparición o muerte sin resolver, un grupo de personajes interconectados entre sí, alguna relación con el pasado y una sucesión de giros argumentales que pillan al lector desprevenido. Era una cuestión de tiempo, atendiendo a esas credenciales, de que el sector audiovisual le echase el guante y ha sido Netflix la que se ha llevado el gato al agua. Después de algunas adaptaciones al cine y de la serie «The Five» (2016) en BBC (en España puede verse en Movistar), Harlan Coben ha firmado un acuerdo en exclusiva con Netflix para adaptar sus obras durante un periodo de cinco años. La relación comenzó el año pasado con “Safe” y ahora nos llega “No hables con extraños” (“The Stranger”).
“No hables con extraños” adapta la novela de 2015 del mismo título (publicada en España por RBA en 2018) en 8 episodios de entre 40 y 50 minutos y que se convierte en una adictiva experiencia, reflejando los valores que propone Neflix. La producción recuerda a la de “Safe”, inglesa, correcta y funcional. No hay un derroche de elementos de producción ni nada demasiado elaborado. La serie se lo juega todo a su argumento y sus giros, manteniendo tu atención hasta el final para ver cómo narices se va a desenvolver todo el embrollo.
“No hables con extraños” es una de esas series que parecen construidas con una plantilla, por un grupo de profesionales que conocen su oficio y lo que tienen que ofrecer al público.
La intriga se plantea desde el inicio: Adam Price (Richard Armitage) es un abogado, padre de familia y esposo ejemplar que vive en una pequeña ciudad inglesa llena de comodidades. Una vida perfecta, en apariencia, que se resquebraja cuando una extraña (Hannah John-Kamen) se le acerca y le susurra al oído que su mujer (Dervla Kirwan) le ha engañado en el pasado, aportando pruebas y generando la duda. Su vida, a partir de ese momento, se convierte en una espiral de mentiras que sacude a algunos habitantes de la localidad, interfiriendo en su vida personal, su familia y su trabajo. Como abogado, Adam está ocupado defendiendo a Martin Killane (Stephen Rea), ex policía, de una demanda de desahucio por parte de Ed (Anthony Head, el eterno Giles en «Buffy»). Entre tanto lio social y familiar de mentiras desenterradas, la detective Johanna Griffin (Siobhan Finneran) debe investigar un extraño asesinato de una persona muy cercana.
“No hables con extraños” es una de esas series que parecen construidas con una plantilla, por un grupo de profesionales que conocen sus límites y lo que tienen que ofrecer al público. Todos sus elementos funcionan, a su manera: el reparto cumple, la dirección no resulta confusa y casi no hay relleno, la trama siempre avanza. Una mezcla de serie de intriga sin aires de grandeza y telenovela de sobremesa, centrada en el misterio que plantea y articulándose en los giros de guión, diseminados a lo largo de los capítulos con maestría, que consiguen mantener la atención a base de sorpresas. Una adaptación espiritual de lo que ofrece o debe ofrecer un best seller literario: unas horas de entretenimiento simple pero bien construido. Aunque hay algo perverso en la serie y su premisa. La vida de los Price y sus vecinos es, en apariencia, perfecta: viven de manera acomodada, tienen relaciones de amistad con sus vecinos y la comunidad… todo, en apariencia, perfecto. Pero una idea plantada por una extraña, un susurro, resquebraja toda su existencia, haciéndolo saltar por los aires. Y no puedes dejar de mirar ante esa destrucción de lo que era perfecto, disfrutando de manera perversa con cada nuevo secreto revelado, con cada relación entre personajes que no conocías, hasta el desenlace final donde cada historia se une en una sola.
“Safe”, anterior adaptación de Netflix de Harlan Coben, sirve como guía y molde, al igual que «The Five» hacía lo mismo por la ficción protagonizada por Michael C. Hall, de “No hables con extraños”. Los valores de producción y ciertos aspectos de la trama son muy similares aunque quizás “No hables con extraños” sea mas consciente del tipo de producción que es, no intenta alargar demasiado la trama pese a ser algo retorcida y oscura y su resolución sea mucho mas satisfactoria.
“No hables con extraños” no se esconde, no nos cuenta ninguna mentira: es un best seller visual, un producto destinado a mantenerte entretenido durante cinco o seis horas donde, en cada momento, cada elemento funciona. Luego apagarás la televisión y se irá borrando de tu mente pero cumple su cometido sin grandes aspavientos. Y en los tiempos que corren, no es poco.