Nobunaga’s Ambition es una de las sagas de estrategias más conocidas de Koei Tecmo, que comenzó su andadura en el 1987 en NES y que ha seguido recibiendo entregas desde entonces —casi más de 30—, pasando por diferentes plataformas y aterrizando finalmente por vez primera en PlayStation 4 hace un año con Nobunaga’s Ambition Sphere of Influence. Es además una reconocida saga de estrategia que nos lleva al Período Sengoku del Japón feudal, de manera que nuestro objetivo es unificar el país, para lo que vamos a tener que desarrollar al máximo nuestras habilidades como gestores y estrategas. Ahora, un año después, los jugadores de PlayStation 4 pueden disfrutar de la versión revisada de Nobunaga’s Ambition Sphere of Influence bajo el subtítulo de Ascension.
Así pues, en Nobunaga’s Ambition Sphere of Influence Ascension vamos a encontrar una jugabilidad pausada, que nos «obligará» a pensar con detenimiento cada uno de nuestros turnos para lograr no solo la expansión, sino la conquista y unificación de los diferentes feudos de Japón, mientras que mantenemos nuestro poderío económico y militar. Y el juego es profundo y complejo, permitiéndonos un amplio nivel de gestión, que de primeras puede resultar abrumador para aquellos que se enfrentan al título por primera vez. Pero que no cunda el pánico, porque el juego cuenta con un tutorial bastante completo que nos enseñará el control básico tanto de la gestión como del combate, pero además, cada vez que abramos una nueva opción del juego, se nos explicará qué podemos hacer en ella.
Pasado el tutorial, algo que recomendamos hacer si es la primera toma de contacto con la saga, podremos elegir un año específico entre los que se dividen los escenarios del juego y luego escoger el clan que queramos gestionar; como es habitual, cada facción tendrá sus puntos fuertes y débiles y con algunas será más fácil comenzar que con otras. Y aunque el juego lleve el nombre de Nobunaga en el título, no estaremos obligados a encarnar el clan Oda, ya que tendremos a nuestra disposición muchos otros con los que cumplir el objetivo final del juego, unir el país bajo una misma bandera.
Aparte de escenario y clan, también podremos escoger entre cuatro niveles de dificultad: fácil, normal, difícil y extremo u optar por personalizar diferentes aspectos de la dificultad, creando así una experiencia más ajustada a nuestro nivel.
Una vez metidos en faena, nos pondremos en la piel del daimyo del clan escogido y tendremos a nuestra disposición una más que amplia gama de opciones para gestionar diferentes aspectos del gobierno de nuestra zona de influencia e ir logrando los diferentes objetivos y misiones que nos propondrá el juego en función del momento histórico en el que nos encontremos y el clan que estemos manejando. Así podremos destinar tiempo y recursos a política interior y exterior, desarrollar la economía de nuestro clan alentando el comercio, la agricultura, levantando edificios significativos, crear alianzas con clanes vecinos, reclutar vasallos, ir a la guerra, usar la diplomacia, manipular a nuestros hombres… Todas estas acciones nos ayudarán a expandir nuestro territorio y poder, ya sea mediante la política y la diplomacia o mediante el uso de la fuerza.
¿Y cómo haremos todo esto? A través del Consejo, que se reúne al comienzo de cada mes para presentarnos tres tipos de informe y recibir nuestras nuevas órdenes. Los informes se dividen en Guerra, dónde podremos ver los enfrentamientos en curso y el resultado de las batallas que hayamos librado; Balance, dónde seguiremos el gasto y los beneficios obtenidos al final del mes anterior; y Acción, dónde se nos muestra un resumen de los eventos y objetivos logrados. Las órdenes que podemos dar engloban todas esas acciones que hemos mencionado antes, siempre teniendo en mente los recursos de los que disponemos, tanto económicos como humanos, ya que, por ejemplo, si no tenemos buenas cosechas no podremos alimentar a nuestros soldados como es debido y perderemos poderío militar. Además, en determinados momentos podremos recibir misiones que recrean la historia de la época; estas misiones son totalmente opcionales y podremos escoger hacerlas o no, aunque hay que tener en cuenta que de no hacerlas, es probable que otras misiones subsiguientes no se produzcan. De esta manera el título conjuga bastante bien la ficción y la realidad histórica, permitiéndonos el intento de recrearla o reescribirla.
Pero como gobernar nos tarea fácil, nuestro daimyo contará con la asistencia y consejos de sus vasallos, una serie de personajes reales, pero que también podremos crear haciendo uso del editor de personajes, que podremos usar de diferentes maneras para aumentar nuestra influencia; contaremos con generales, embajadores, espías, diplomáticos… Cada uno de estos personajes tendrá sus propias habilidades y puntos fuertes, de manera que saber qué personajes enviar a qué misión será importante para obtener los mejores resultados.
En el editor de personajes podremos dar vida a nuestros propios personajes, que se unirán a los existentes del juego si así lo configuramos al comenzar un escenario. En el editor tendremos varias opciones para personalizar estos personajes, pudiendo elegir sus rostros, nombre, fecha de nacimientos, sexo, personalidad, táctica, tiempo de vida, habilidades, etc.
Es importante aprovechar la ronda de turnos para plantear la mejor gestión y estrategia que creamos según el momento de juego en el que nos hallemos, dando las órdenes pertinentes en cada Consejo, siempre considerando el coste para nuestras arcas y súbditos. En la fase activa, cuya velocidad podremos controlar de manera sencilla o incluso pausar, tendrá lugar el desarrollo de esas órdenes y también las batallas en las que nuestra facción pueda verse envuelta.
Las batallas son también en tiempo real y cuentan con diferentes opciones de gestión que podremos usar para decidir el curso a seguir, desde antes incluso de chocar con las unidades rivales. Podremos realizar diferentes estrategias, como flanqueos, movimientos envolventes, pinzas, asaltos, sitios… Y siempre teniendo en consideración las capacidades de nuestros capitanes, sus habilidades especiales (que pueden incluso volver las tornas de la batalla), el número de hombres y el tipo de unidad que estemos manejando. Aunque eso sí, las batallas no tienen el nivel de espectacularidad y profundidad que podemos encontrar en la saga Total War, pero cumplen bastante bien en lo que a nivel de estrategia se refiere.
En total, el juego ofrece los 10 escenarios diferentes, 300 misiones y más de 1800 personajes con los que pasar horas y horas tratando de unificar Japón entre los siglos XVI y XVII, incluyendo además un escenario ficticio junto a los históricos, más un nuevo escenario llamado «El Asedio a Osaka», en el que se representa la última batalla del periodo de los Reinos Combatientes. Eso sí, el juego carece de opciones multijugador, ni online ni offline, algo que podría haberle dado un atractivo mayor, pero que si tenemos en cuenta su amplio contenido jugable, tampoco parece una gran pérdida.
A nivel técnico estamos ante un juego que sin grandes alardes nos ofrece un mapa en 3D de Japón bastante detallado, aunque gráficamente no destaca frente a otros títulos similares. Aún así cuenta con un buen acabado gráfico en general, que no deja de perder algo de calidad en las distancias cortas y las batallas. Destacamos las batallas precisamente porque son uno de los puntos importantes del juego y, pese a ello, no se ha trabajado lo suficiente como para ofrecer un resultado que se encuentre al nivel de rivales directos para PlayStation 4. Un punto positivo es que podremos agrandar los textos y la interfaz, que aunque a veces peca de algo esquemática, resulta sencilla de usar y navegar por ella una vez nos hemos acostumbrado al juego. Las escenas narrativas usan dibujos fijos de buena calidad.
Pese a todo, el apartado gráfico ha sufrido varios cambios y mejoras respecto a la entrega del año pasado, por lo que los usuarios sí notarán el cambio si vienen de la entrega anterior.
En cuanto al sonido, destacamos la banda sonora con un repertorio variado y muy agradable, que nos acompañará sin molestar, ya que todos los temas se adecuan a la temática del juego. Los efectos de sonido siguen esa misma línea de corrección y crean la atmósfera necesaria tanto en el mapa como en las batallas.
Sin embargo, no podemos dejar de señalar un aspecto negativo del juego y es que ha llegado a España en completo inglés, lo que hará prácticamente imposible jugarlo para aquellos que no dominen bien el idioma, pues el nivel de vocabulario empleado es alto y entender qué tenemos que hacer y dónde estamos fallando o debemos mejorar es esencial en un juego de estas características. Sin duda un punto a mejorar y que ya destacamos el año pasado cuando la anterior entrega de la saga también llego sin doblaje.
En definitiva, Nobunaga’s Ambition Sphere of Influence es un buen juego de estrategia, profundo, complejo y que nos permitirá controlar en gran medida todos los aspectos de un clan en expansión cuyo objetivo es la unificación de Japón. Ofrece una buena combinación de gestión política y militar de recursos económicos y humanos y de momentos de acción gracias a las batallas. Los amantes del género encontrarán un título muy completo, que además mantiene un buen equilibro entre ficción e historia. Lástima que solo esté en inglés.
