Sean Ryan regresa con un nuevo arco argumental y, teniendo en cuenta que elevó el listón de la serie en el tomo precedente, “Monstruos”, espero que pueda hacerlo de nuevo. Y, de momento, no pierde tiempo en el planteamiento de la historia: entramos en medio de la acción, viendo cómo Capitán Boomerang y Deadshot están en una operación encubierta negociando una posible compra masiva de drogas con un señor del crimen. El único problema, claro está, es que es Boomerang el que lleva el peso de las negociaciones, y todos conocemos su talento innato para la diplomacia: tres páginas nada más dura la negociación… y, a partir de ahí, las cosas se tuercen y Ryan ya tiene la excusa para plantear su nuevo y fresco numerito.
Debo reconocer que, en un principio, me sorprendió que Ryan optase por un ritmo narrativo lento: ¿una discreta operación encubierta contra el tráfico de drogas? ¡Este tío no es Sean Ryan! ¡Ni este Escuadrón Suicida es el Escuadrón Suicida! Pero, cuando vi que el ignorante trato por parte de Boomerang dio paso al típico desastre que lanza al escuadrón, pude respirar con alivio… ¡Todo va como tiene que ir!
Parece ser que Sage ha convencido al gobierno estadounidense de que, si Amanda sigue trabajando con la Fuerza Especial X, todo terminará yendo mal. Él mueve sus piezas para convencer a sus superiores de que todo el programa ha sido una idea exclusivamente de Waller. Aprovecha que en este momento Amanda Waller está haciendo trabajo de campo y no puede maniobrar en contra de Sage.
Y, sí, Amanda Waller se encuentra haciendo trabajo de campo, demostrándonos a todos los lectores hasta qué punto es una tía dura no sólo desde un punto de vista estratégico, sino también físico. Recordemos que era parte del equipo 7 de los Seals, aunque no me gusta cómo se les resta poderes y capacidades a algunos de los personajes para hacer parecer a Waller más implacable, especialmente en el caso de Deadshot en particular, que se ve como un doliente llorica. Entiendo lo que el equipo creativo pretendía hacer, pero lo han hecho de una manera tan forzada que parece una broma. ¿Para qué hace falta una “Fuerza Espacial X” si una persona como Amanda Waller puede ponerlos en jaque tan fácilmente? ¡Entrenad un grupo de “Wallers” y mandadlo a arreglar entuertos!
La mayor parte de la justificación de este primer número del tomo es la acción, y eso lo lleva bastante bien. Y buena parte de la energía y el disfrute de esas secuencias se debe en gran parte a lo que ofrece Philippe Briones. Pero, para mantener el interés en la serie, me temo que hará falta algo más que esa acción pura y dura, o los lectores acabarán quemándose.
Sin embargo, le daré crédito a Sean Ryan, puesto que observo una mejora en el transcurso de la trama, pero todavía tiene trabajo que hacer. Veamos cómo hace evolucionar el cambio de ritmo que hemos observado en el tomo precedente. Vemos también cómo el equipo creativo se complemente bien, al igual que el propio Escuadrón Suicida: ya no son un grupo de villanos individualistas, sino que actúan bajo una dirección eficiente: Waller. Por cierto, el verla repartiendo estopa resulta refrescante. Me encanta la frase que la dedica Boomerang: “¿Sabe, Waller? Estoy más acostumbrado a que me grite después de la misión. No sabía que tenerla aquí con nosotros iba a ser como tener un grano en el culo.”
En el siguiente número, Tim Seeley toma el relevo de Ryan. ¡Y ahora parece acelerarse el plan secreto de Sage! Veremos cómo está trabajando con otras organizaciones a espaldas del gobierno… o, quizás, incluso con él. También convence al gobierno de que Amanda Waller quiere pelear junto al escuadrón y que, tal vez, su formación no ha sido una buena idea.De todas maneras Waller, Harley, Deadshot, Boomerang y Parásito siguen fuera, intentando salir enteros del lío en el que están metidos, pero parece que ella sabe perfectamente que Sage la compromete y que habrá pulsado el botón para destruirlos a todos activando las cargas que llevan en el cuello, así que se ha anticipado al respecto y las ha modificado para que ello no ocurra, o que provoca un giro la mar interesante por parte del equipo. Como era de esperar… Waller se lo esperaba.
A nivel técnico, Philippe Briones nos da lo que esperábamos, aunque su dominio de los gestos faciales y corporales no es todo lo bueno que cabría esperar. En cualquier caso, hace un trabajo notable.
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Pero seguimos viendo tanto a Bonnie como a Sage como si fuesen dos patéticos patanes de opereta! Y, repito: ¿para qué hace falta un Escuadrón Suicida si Waller puede mantenerlos a raya solita? Pero bueno, vamos a seguir a ver si se desentraña un poco este exceso de acción que estamos tomando:
Es aquí cuando tomamos conciencia del plan de Sage: desde el principio ha querido deshacerse de Waller pero, al fracasar sus intentos de quitársela de en medio, cambió de estrategia intentando abolir el Escuadrón Suicida, para lo qe comenzó a colaborar con el Grupo Perla y, finalmente, consiguió que Amanda Waller fuese enviada a trabajo de campo.
Waller ha conseguido que el equipo se una a ella en un viaje a Dallas para infiltrarse en el Grupo Perla para descubrir exactamente lo que pretende Sage. Pero lo que debería haber sido un tranquilo intento de infiltración se convierte en un batiburrillo caótico en el que Harley y Boomerang crean la distracción necesaria para que Deadshot y Waller obtengan las respuestas a sus preguntas. ¿Cómo? Yendo directamente a la fuente: la señorita Pesta. Cabría esperar a Pesta chillando como una loca pidiendo ayuda a seguridad, pero, en vez de eso, permanece tranquila reconociendo a Waller y manteniendo el aplomo pese a que Deadshot la encañona con un arma.
¡Y aquí aparece el momento estelar! La conversación entre Waller y Pesta es como para recordarla. Es el momento para este cómic por definición. Fantastico. Os incito a descubrirlo.
A nivel técnico, las gesticulaciones de los personajes siguen fallando. Parece ser una falla generalizada en el dibujo de Briones. Pero sigamos a ver a dónde nos lleva esto:
Y el siguiente número comienza con Bonnie, un personaje que parece incapaz de ver hasta qué punto la gente puede ser malvada. Quizás es que lo único que busca es intentar ver lo mejor de la gente… Vamos, que han planteado a Bonnie como una perfecta idiota. Este número se centra en la búsqueda de venganza de Sage, pero, en vez de plantearla como una madura batalla de ingenio e intelecto entre dos tácticos bregados en los resquicios del sistema, parece más bien el fruto de una rabieta infantil. Además, con los recursos de los que podría disponer… ¿Qué hace? Liberar a Manta Negra para que retrase al Escuadrón. No sé… entiendo que no se sostiene demasiado. Pero vuelve a dar un giro interesante a la trama.
A nivel técnico, parece que Briones se ha encontrado a sí mismo en esta ocasión. Se aprecia una mejora significativa con respecto a los tres anteriores. Lástima que para el siguiente le tome el relevo Juan Ferreyra, ahora que parecía que empezaba a calentar. Aquí lo que hay que destacar es la conversación final entre Waller y Deadshot sobre lo que son y lo que necesitan dentro del Escuadrón. Una interesante reflexión.
Y… Muere una persona importante para el Escuadrón. ¿Quién? Sólo os indicaré que se veía venir y que, a mi entender, lo merece por su aparente inacción.
En cuanto al resto de la trama… ¡No os lo voy a contar todo! Simplemente os diré que gira en torno a una extraña Organización No Gubernamental que pone en jaque a todo el Escuadrón. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué hará Waller al respecto? ¡Os invito a descubrirlo!
Acción trepidante. Eso es lo que encontrarás en este nuevo tomo del Nuevo Escuadrón Suicida.