En el mundo del videojuego, como en el resto de ámbitos en la vida, las comparaciones son odiosas. Poner a examen dos títulos y sopesar cuál destaca en un aspecto o cuál palidece en otro hace que se vean los puntos débiles de lo que podría ser un gran videojuego, pero que «en comparación» con ese otro, no lo es tanto. Deja de brillar con luz propia para pasar a ser el «segundón», el que hace las cosas peor que el otro, pero que al final está ahí para los que quieran más del género. Y ahí es dónde se encuentra el título a analizar:

Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas, en el punto de ser tan similar, tan parecido a The Legend of Zelda: The Wind Waker, que no tiene identidad propia. Pasa de lo que podría haber sido un gran plataformas a una copia en casi todos sus aspectos.

Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas

El videojuego de Cornfox & Bros salió originalmente en plataformas móviles, concretamente para iOS en el año 2013. Las similitudes con la saga Zelda (más concretamente con, como hemos dicho, The Wind Waker) y el colorido apartado visual hicieron que la recepción entre los usuarios fuera magnífica pero, ¿qué tal le ha sentado el paso de las pantallas móviles a los monitores de sobremesa?

Comencemos por la trama. Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas nos introduce con la historia de nuestro padre, que nos abandona para enfrentarse a uno de los grandes monstruos del océano: el Oceanhorn. En la nota de despedida nos da algunas pautas a seguir, y cuando despertamos en nuestra isla natal, comienza nuestra aventura para llegar a encontrarlo.

El desarrollo de la historia es muy sencillo. Desde una vista isométrica, tendremos que ir moviéndonos entre islas en nuestro barco y en cada una de ellas habrá NPC’s con los que interactuar y que nos irán contando qué hacer, dónde ir o qué tenemos que conseguir. Al principio serán pocas las opciones que tengamos, pero conforme avancemos en la historia, el abanico de posibles viajes a hacer se irá abriendo, dándonos a elegir entre islas principales para desarrollar la trama de la historia, o islas secundarias para ir consiguiendo más monedas o ítems. Además, el viaje entre islas, aunque al principio será simplemente contemplativo, se convertirá en un minijuego a partir de la segunda isla: cuando consigamos el «trabuco» tendremos que protegernos de los enemigos y de las cajas explosivas en el trayecto entre isla e isla, además de poder conseguir algunos ítems encerrados en cajas flotantes.

Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas

Nuestro protagonista comienza la aventura encontrando una espada y un escudo de su padre y a lo largo de la historia iremos consiguiendo nuevos objetos que nos harán más sencillo cruzar el mar. Estos objetos se consiguen en las distintas islas que vayamos visitando. En la mayoría de las islas nos encontraremos con una mazmorra llena de puzles y enemigos. Cuando la superemos nos tendremos que enfrentar a un jefe que, al ser derrotado, nos dejará acceder a las salas finales donde encontraremos nuestros nuevos equipamientos. Hay variedad de jefes y las mecánicas de cada uno de ellos están diferenciadas claramente para tener que usar nuestros objetos casi en su totalidad para derrotarlos.

Los controles son muy simples, teniendo un botón para cubrirnos y otro para atacar. El resto de botones es personalizable, pudiendo elegir qué ítem u objeto elegimos poner en ese espacio para poder acceder a él rápidamente. Podremos cambiar estos objetos de manera rápida con la cruceta, así que tendremos a nuestro alcance todos nuestros ítems y equipamiento de manera muy rápida.

Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas

En el apartado gráfico tenemos que hablar de Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas como lo que es: un port de dispositivos móviles a plataformas de sobremesa con ciertos filtros y puliendo algunos detalles. No es referente en ningún aspecto, al menos en consolas o PC, aunque sí lo fuera en dispositivos móviles. La paleta de colores está muy cuidada y mantiene una unidad de diseño que más de un indie querría. Las texturas palidecen cuando te fijas en ellas y los modelados son resultones, sin más. Cumple en todo lo que hace técnica y gráficamente, pero no va más allá. El juego es bonito, pero recuerda en todo momento a The legend of Zelda, y es imposible mirar a cualquier terreno, casa, barco o personaje sin que nos venga a nuestra mente The Wind Waker. No queremos quitarle el mérito de encontrar un estilo bonito y agradable a la vista, pero es tan similar que más que admirar la belleza propia de Oceanhorn, te dedicarás a compararlo con el juego de Nintendo.

Cuando llegamos al apartado de sonido es cuando más satisfechos nos quedamos. Oceanhorn es una delicia auditiva. La BSO es cambiante, dinámica y viva, cambiando rápidamente entre temas de batalla, de exploración o de mazmorra, con sonidos propios y contundentes para cada una de las armas y enemigos. Cada isla tiene su propio tema musical y nunca nos aburrimos de las melodías por lo variopinto de las mismas. Todo esto gracias al trabajo de los conocidísimos Nobuo Unematsu (famoso por sus trabajos en la saga Final Fantasy, entre otros) o Kenji Ito (famoso por las colaboraciones en la banda sonora de Smash Bros). Siempre sabremos cuándo estamos cerca del peligro o nos encontramos en una zona lejana a él, así como cuándo tendremos que ponernos nerviosos por la pelea contra un jefe de mazmorra.

Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas

Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas es, en definitiva, una «buena copia» de las aventuras de Link para las plataformas que no sean de Nintendo. La aventura tiene una duración de unas 12-15 horas, y no se hace larga ni pesada. La navegación entre islas, los objetivos que la propia trama nos va marcando y los puzles y enemigos que se nos presentan en cada escenario nos hacen la aventura divertida y amena. Pero las innumerables similitudes con la saga de Nintendo no hace sino hacer pensar al jugador que la haya jugado que está volviendo a jugar una de sus aventuras, lo que quita la identidad que podría tener de manera inmediata.

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