En el primer momento que conocemos la existencia de este juego de la mano de Deep Silver en colaboración con los desarrolladores de Nine Dots Studio, sabemos que estamos ante una aventura que promete horas de exploración, peligros y supervivencia con una ambientación aceptable, que hace que nos entre por los ojos sin hacer apenas esfuerzo. El problema está cuando empezamos a jugarlo en serio; no habría problema en llevar a cabo un proyecto tan ambicioso de no ser porque faltan muchos aspectos por pulir, dejando a Outward en un lugar bastante malo en cuanto a compañeros de género se refiere.

Nuestra historia empieza en medio de la nada, con apenas tres objetos y sin saber qué hacer ni hacia dónde dirigirnos, pero con la más que segura misión de tener que conseguir recursos para afrontar nuestra aventura, así que por el momento estamos dentro de lo que cabía esperar. Pero desde bien pronto ya empiezan los problemas, ya no solo por no tener nada claro qué camino tomar, sino porque ni tan siquiera tenemos un mapa que nos indique dónde hemos estado o qué partes hemos descubierto ya. El tutorial no ayuda en nada y nos encontramos sin objetivos, sin objetos y completamente en blanco sobre hacia dónde dirigirnos con nuestra brújula, así que en cuanto nos hacemos a la idea de que hay que explorar para pagar una deuda antes de cinco días, lo único que nos queda es salir a lo loco y buscar recursos.

Conforme avanzamos un poco en la historia podemos elegir entre tres facciones diferentes: la Sagrada Misión de Elatt, el colectivo de la Cámara Azul o el Heróico Reino de Levante. Según escojamos bando, nuestra historia girará en torno a una de las tres opciones, pero tampoco se ahonda demasiado en ella siendo un poco tosca y simple (aunque al menos está subtitulado al castellano, algo que se agradece, porque sino se haría todavía más tedioso).

Por si te parecía raro que no tuvieras objetivos ni mapa, llegamos al planteamiento de misiones casi inexistentes que nos brinda Outward, ya ni siquiera hablamos de misiones secundarias, sino de la poca cantidad de principales. Algunas se hacen entretenidas de jugar, ya no sé si es porque hay pocas o porque son realmente interesantes, pero bien podemos decir que el juego no nos aporta apenas incentivos para que exploremos, un aspecto que está desaprovechado a mi parecer. Explorar por explorar puede ser divertido dependiendo de nuestro grado de curiosidad, pero sin un motivo al final acabas por ojear lo mínimo (y más sabiendo lo frágil que es tu personaje), y que un juego de estas características falle precisamente en esto es bastante frustrante.

Como hemos hecho hincapié anteriormente, apenas empezamos con objetos, pero lo que sí tenemos es nuestra mochila, la cual, evidentemente, tiene límite de peso y almacenamiento (porque en un juego de supervivencia todo sería muy sencillo si pudiésemos ir cargado con decenas de objetos útiles a todas partes), llegando a reducir nuestros movimientos, así que debemos ir ligeros si no queremos caer en combate por ir demasiado cargados. Existe la opción de despojarnos de ella para luchar más ágilmente, pero se corre el riesgo de perderla para siempre (detalle que explicaré más adelante), así que mi consejo es: lleva lo necesario, deshazte de todo lo que no te interese de verdad y jamás la sueltes.

El combate es algo que tampoco me entusiasma demasiado, queriendo parecerse al sistema Souls pero bastante descuidado, a pesar de tener una buena variedad tanto de armas como de habilidades. Si la dificultad radicara en las emboscadas de varios enemigos hasta lo entendería, pero que siempre estemos en inferioridad debido al mal rendimiento de nuestro personaje tanto en el acierto de sus golpes como en una lentitud exagerada, hace que sea bastante frustrante encontrarse con un enjambre de enemigos. Y el problema de morir es que reapareceremos en un punto aleatorio del mapa (¿recordáis que comenté que jamás debéis soltar la mochila? Precisamente este detalle hace que nuestra mochila desaparezca para siempre) pudiendo estar a más de 20 minutos de nuestro punto de muerte, cosa bastante molesta, si además le sumamos que no existe viaje rápido ni ningún medio de transporte que nos haga llegar algo más rápido que caminando (y de nadar ya ni hablamos), además de tenernos que tragar una pantalla de carga que se nos hace eterna.

Por tanto, otro consejo que hará que tu experiencia sea un poco más agradable es jugar en cooperativo, ya que podemos jugar tanto en local como en línea, y podemos conseguir que nuestro compañero nos reviva para continuar luchando en lugar de reaparecer en la otra punta del mapa, que ni siquiera podemos consultar. El problema de jugar en cooperativo es que no podremos superar misiones, así que su fin es puramente exploratorio, aunque podremos centrarnos en la obtención de recursos, pero no podremos avanzar en la historia mientras juguemos dos personas a la vez. Sinceramente, es lo mejor y más divertido para juegos de este tipo, pero por lo que se ve no querían que nos divirtiéramos tanto.

Nuestro personaje tiene medidores de hambre, sed, cansancio y demás que harán que no rinda lo suficiente si los descuidamos, pudiendo llegar a enfermar si consume comida cruda o en mal estado (sí, además de tener que buscarnos comida hay que pensar que se va a poner mala), así que debemos vigilar nuestros atributos y descansar asiduamente, cambiarnos de ropa según el entorno en el que estemos o vigilar el grado de fuego que posee nuestra antorcha a medianoche. Dormir con un ojo abierto, por si las moscas.

En el aspecto técnico, sinceramente esperaba algo más de calidad gráfica, ya que tratamos con texturas similares a las de la pasada generación de consolas, dejando bastante que desear desde que personalizamos a nuestro personaje (también con poca variedad de personalización, dicho sea de paso). El entorno no está mal, pero tampoco destaca por ser una delicia visual, las ciudades tienen un encanto especial, pero no son nada del otro mundo, y de vez en cuando nos encontramos con un paraje bonito para admirar una puesta de sol, pero la mayor parte de nuestro camino será una experiencia sosa y eso consigue que nos canse todavía más el desplazarnos sin motivaciones. Si nos centramos en el aspecto sonoro, he de decir que acompaña bastante bien, sobre todo porque pasaremos mucho tiempo dándonos largas caminatas que se amenizan un poco con la banda sonora.

Si ponemos en una balanza todas las cosas buenas que este juego tiene que ofrecernos y en la otra posición colocamos todos los fallos de desarrollo y las malas decisiones, lamentablemente cede hacia el lado negativo. Es cierto que juegan con nuestros sentimientos al calificarlo como un RPG de la vieja escuela y se nos vienen a la mente grandes nombres como Gothic, Divinity o Risen, pero que se centren en ciertos aspectos técnicos no quiere decir que jueguen con las desventajas visuales y jugables de la época, sobre todo algunas texturas bastante pobres y el problema a la hora de afrontar el combate con hitboxes malas o golpes que impactan y no causan daño alguno, sumado a las pocas indicaciones de las aventuras citadas o la inexistencia de monturas para cubrir largos caminos, juegan mucho en su contra. El juego es cierto que se diferencia de los lanzamientos de ahora, pero tiene tantas pegas que a mi parecer hace que sea peor de lo que es. La experiencia es muy buena durante un tiempo, pero no todos podemos dedicarle tanto cuidado a una aventura, y esta requiere de unas 25 horas de vigilancia constante y deambular por parajes sin indicaciones, con peligro de perder todos nuestros avances y aparecer en la otra punta del mundo. Puede encantarte o puede resultarte una aberración, pero seguro que no te dejará indiferente.

Gild
Mi primera Atari daba calambres cuando intentabas cambiar el juego; así es como juegas mejor. Devoro libros en transportes públicos o en mi cama de noche, y siempre estoy escuchando música.

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