El 2020 es un año que, si bien no está siendo excesivamente clave en cuanto a lanzamientos en Nintendo Switch, teniéndolos prácticamente a cuentagotas, pero cuyos resultados están resultando ser gratas sorpresas y muy notables. El sobresaliente desembarco de Animal Crossing: New Horizons, representando uno de los juegos más vendidos de la consola, Xenoblade Chronicles: Definitive Edition, Pokémon Mundo Misterioso: Equipo de Rescate DX o Ninjala son algunas de las apariciones que nutren el catálogo first-party durante este periodo. Si bien, los contenidos descargables de Super Smash Bros. Ultimate también amenizan mucho la espera, este 2020 está siendo un año en el que los videojuegos exclusivos de Nintendo Switch brillen por su ausencia, pero tampoco los hallemos en gran cantidad.
A través de las redes sociales Nintendo anunció sin previo aviso la llegada de uno de los spin-off más conocidos de la compañía: Paper Mario. Bajo el desarrollo de su compañía insignia, Intelligent Systems, conocíamos la llegada de Paper Mario: The Origami King, una curiosa fusión entre el papel y el famoso arte de figuras. Tras muchas idas y venidas en la saga con títulos como Paper Mario: Color Splash o Paper Mario: Sticker Star los fans más acérrimos buscan la llegada de aquel título que pueda estar a la altura de Paper Mario: La puerta milenaria. Las comparaciones son odiosas y a pesar de no estar ante un digno sucesor del gran juego de Gamecube, sí que nos hallamos ante una entretenida aventura que con sus bondades y defectos lo hacen un título entretenido.
Su trama nos propone una historia lineal y sencilla, que a pesar de tener un guión simple es bastante práctica y va directamente al grano en muchos momentos. Como es habitual, Mario, Luigi y sus amigos se encuentran nuevamente en una celebración única, en este caso con el Festival de Origami que ha sido organizado por la princesa Peach. Este evento se encuentra plagado de una gran cantidad de figuras y que se verá empañado por la misteriosa figura del Rey Olly. Un joven que se ha auto proclamado como el rey del Origami y que pretende plegar y convertir en estas figuras a todo ser viviente que se tope en su camino. Tan pronto como nos demos cuenta, la princesa Peach será víctima de este al igual que Bowser, multitud de Goomba y Koopa. El ansia de poder del Rey Olly le llevará a secuestrar el castillo de la princesa Peach, llevándolo a los aires y envolviéndolo con una serie de cintas de colores. Mario será expulsado de este lugar y alejándolo de este. Será el momento en el que cruce su camino con Olivia, hermana pequeña de Olly y que es completamente lo opuesto a este, un personaje que quiere acabar con la hegemonía y terrorífico reinado impuesto por su hermano. Ambos unirán fueras para combinar sus habilidades, vivir aventuras y salvar a la princesa Peach y sus amigos una vez más.
Como bien os indicábamos inicialmente nos encontramos ante una historia que sigue la línea de la franquicia, con multitud de personajes y la presencia de Olivia, erigiéndose en nuestra opinión como una de las mejores compañeras que ha tenido Mario en los últimos tiempos. Durante toda la aventura tendremos momentos divertidos y otros no tanto, pero que servirán para empatizar con ella, conocer su trasfondo y en muchas ocasiones contar con chistes y su sentido del humor. Lo que respecta a su argumento, la presencia de las cintas que rodean al castillo son la excusa perfecta para hacernos visitar variadas localizaciones, cada una de ellas con una trama distinta que otorga la variedad suficiente para no aburrir en las varias decenas de horas que nos ofrece. Como es habitual, Paper Mario: The Origami King nos ofrece un mundo rico en detalles que poder explorar y descubrir poco a poco. Un frondoso bosque, el desierto y una ciudad con temática de Las Vegas son algunos de los lugares que exploraremos.
Si por algo destaca la exploración es por contener una gran cantidad de elementos en su interior, proporcionándonos entornos que en su extensión no gozan de gran tamaño pero sí reúnen lo suficiente para descubrir en su interior. Al igual que en anteriores entregas, el nexo de comunicaciones del título es Villa Toad, ciudad habitada por estos personajes y donde se celebraba el Festival del Origami. A través de un extenso entramado de tuberías que conectan todos estos mundos, al igual que las tiendas que ofrecen son la excusa perfecta para pasar de vez en cuando por este lugar. En la práctica, el planteamiento de Paper Mario: The Origami King es bastante práctico, proporcionando unas fases que son lineales y que se adaptan a cualquier tipo de jugador pero al mismo tiempo encerrando acertijos, puzzles y secretos que premiarán a aquellos que exploren más. Un claro ejemplo de ellos son los coleccionables que en su mayoría de ocasiones se encuentran tras zonas que han sido destrozadas por el rey Origami.
Para poder introducirnos en ellas habrá que cubrir una serie de agujeros con el uso de confeti, que caerá de los árboles, objetos con los que interactuemos o tras los combates contra enemigos. Estos agujeros cumplen una serie de objetivos, entre ellos abrir paso a zonas que inicialmente no se puede acceder o premiar con monedas. En otras ocasiones seremos recompensados con lugares secretos que esconden a un personaje, un objeto que nos sirva de utilidad o un trofeo coleccionable. Esto último es un inentivo que premia a aquellos que exploren hasta el más mínimo rincón de los escenarios. El confeti mencionado anteriormente se encuentra en el interior de una bolsa y es un arma que no debe de ser derrochada, ya que en algunos momentos escaseará y tiene que ser racionado de manera inteligente. Pero como bien mencionamos anteriormente, muchas zonas del título dan la oportunidad de obtenerlo de una forma rápida y sencilla.
Uno de los cambios más radicales de Paper Mario: The Origami King lo hallamos en su sistema de combate, que ha sido sustituido por el tradicional por turnos y ofreciendo algo radicalmente distinto, desafiante y entretenido. En el momento que entremos en un combate, ya sea golpeando a un enemigo primero para ganar un ataque extra o accediendo por la vía normal, hallaremos un tablero completamente circular. Este se encuentra dividido por cuatro anillos que a su vez comprenden una serie de casillas. La principal misión será la de alinearlos o agrupos desplazando en círculos cada anillo o desplazando en fila hacia delante o atrás a los enemigos. Principalmente, esta mecánica se basa en alinearlos para poder saltar sobre ellos con las botas o en un cuadrado de 2×2 para golpearlos con el martillo. Siempre que se agrupen de esta forma los ataques serán más efectivos al mismo tiempo de que se ganarán más turnos. Sobre el papel esto parece muy sencillo, pero se tiene el hándicap de un contador de tiempo y un límite de movimientos, por lo que este puzzle combinado con combate se vuelve un desafío. Por lo que, si se alinean y al mismo tiempo se cumple en el tiempo, se obtendrá un ataque que causará un daño mayor al enemigo.
La dificultad de estos no tiene término medio, pueden ser muy sencillos o muy complicados. En algunos momentos se resolverán prácticamente por inercia ya que en ocasiones se repetirán mientras que otros pueden llegar a frustrar por el poco tiempo que se cuenta o que quedaremos a pocos movimientos de obtener un ataque con mayor poder. Un punto interesante lo hallamos en las luchas contra jefes finales, cambiando la mecánica y disponiendo una serie de flechas y pulsadores en cada una de las casillas. En este caso, habrá que alinearlas con precisión para dirigir a Mario en un único movimiento para que se desplace en las direcciones correspondientes y pueda atacar los puntos débiles del jefe. Este cambio dota a los combates de una curva más entretenida y desafiante.
Durante las fases de lucha tendremos dos objetos, las botas y el martillo. En este caso, sus versiones básicas son irrompibles y podrán ser usadas infinidad de veces. En otros momentos hallaremos por el mapa e incluso compraremos otros especiales que son más poderosos y con mejores efectos. La pega de estos es que se irán gastando con el paso de los ataques, llevándolos a quedar en desuso y tener que adquirirlos nuevamente. Por otro lado, contamos con algunos elementos interesantes en el combate, por ejemplo, enemigos que cuentan con pinchos y a los que Mario no puede atacar con sus botas. Lo que comienzan siendo batallas muy divertidas terminan cayendo en la monotnoía dado que no ofrecen prácticamente ningún incentivo como experiencia para mejorar al personaje u obtener armas. Simplemente ganarlas nos proporcionarán más confeti con el que llegar a otras zonas o monedas que gastar en las tiendas. Estas también pueden ser usadas para pagar a Toads para que nos ayuden en los combates, por lo que si se les proporciona una cantidad lo suficientemente razonable te librarán de algun enfrentamiento. Por último, cabe mencionar que Mario cuenta con una amplia variedad de habilidades que utilizar en los entornos, como la capacidad de alargar sus brazos para arrancar trozos de papel y descubrir zonas secretas. Estas se activan en casillas especiales y cuyos puzzles son resueltos gracias al uso del control por movimiento.
En lo técnico, Paper Mario: The Origami King no exprime las bondades de Nintendo Switch pero sí que ofrece un aspecto colorista y vivo. Debemos de destacar el extenso universo que ha sido compuesto a través de papel y figuras de origami, creando unos escenarios plagados de elementos en los que fijarse e interactuar. Los personajes en su versión de papel continúan teniendo todo su carisma y luciendo de una forma más que desenfadada. Sus animaciones se plasman con movimientos a golpe de fotograma, haciéndolos muy dinámicos y produciendo un divertido efecto. Unos efectos de luces y sombras cuidados junto a unas texturas bien definidas cumplimentan su aspecto gráfico. Su banda sonora es encabezada por Yoshito Sekigawa, quien ha participado en anteriores entregas de Paper Mario, Advance Wars o Fire Emblem. Este nos proporciona una serie de orquestaciones con instrumentaciones que ambientan a la perfección cada una de las situaciones que se vivirán durante la aventura.
Paper Mario: The Origami King llega para cumplir dos funciones, la primera de ellas cubrir la sequía de títulos first party en Nintendo Switch durante 2020 y por otra parte proporcionar una entrega de la saga que se encuentre a la altura y colme las expectativas de los fans. A nuestro parecer lo consigue y con creces, proporcionándonos un juego de lo más entretenido, con una treintena de horas que disfrutar y junto a un sistema de combate fresco y variado. A pesar de su frescura, termina convirtiéndose en algo monótono dada la ausencia de incentivos por luchar contra enemigos. Pero su historia y elementos de exploración lo hacen un título que todo fanático del conocido fontanero debe tener en su colección.