Pepper Grinder es un juego que, como podemos comprobar de un vistazo, te encandilará visualmente. Nuestra misión es la de perforar la tierra con un tremendo taladro, haciendo uso de las físicas para movernos mediante parábolas. De la mano de su único diseñador, Ahr Ech, junto con la música de Xeecee, estamos ante una aventura corta pero satisfactoria, tanto jugable como visualmente.
Por lo que veo se maneja con un taladro
Tras naufragar con nuestro barco, nos roban todas nuestras pertenencias y nuestro deber será recuperar lo que es nuestro. Para ello nuestra pequeña Pepper posee un taladro de unas dimensiones considerables que nos hará el camino más fácil. Grinder nos permite taladrar la tierra, consiguiendo que podamos desplazarnos a través del entorno de una manera algo más sencilla. Las explicaciones para ponernos al control de Grinder son más bien escuetas, y casi de repente tenemos que entrar a la acción, por lo que tendremos que habituarnos a su control jugando.
La premisa de Pepper Grinder es avanzar de una manera rápida y «sencilla» a través de los niveles, superando plataformas y obstáculos. Esta sensación de velocidad nos recuerda a otras entregas típicas de Super Nintendo con las que compararse: Donkey Kong Country, Yoshi’s Island o Super Mario World, entre otras.
La acción es sencilla pero recompensa el buen trabajo del jugador: con un botón saltamos, con otro nos impulsamos y con uno más hacemos que nuestro taladro gire a más revoluciones. Gracias a su poder de excavación, Grinder también nos servirá para despachar a los malos, ya que su propia potencia puede liquidar a los enemigos con los que nos encontremos.
Un planteamiento sencillo, pero desafiante
No queremos engañar a nadie, Pepper Grinder no es un juego difícil. Tiene sus picos de dificultad ajustados, desafiantes, pero para nada frustrantes. Es cierto que el juego te pone en movimiento casi de inmediato, y que tenemos muy poco tiempo de reacción para acomodarnos, pero es un tiempo justo y nos acomodaremos rápidamente. Si bien es correcto que las físicas son muy buenas y el poder de Grinder está bien medido, algunos recorridos pueden atragantarse un poco, pero sin llegar al punto de la frustración.
Tampoco estamos ante un juego largo, quizás por eso lo hace algo más encantador. Nuestra mejor baza para avanzar en los niveles será seguir el rastro de gemas que nos indicarán el camino a seguir. Tal y como lo hacen las monedas con Mario, los anillos con Sonic o las wumpa con Crash, nuestro destino estará por donde haya elementos que recolectar. Estas gemas pueden intercambiarse en las tiendas para desbloquear ciertos objetos como llaves, apariencias y pegatinas.
El camino es claro, pero la exploración recompensa
Pepper Grinder nos guía a través del recorrido con surcos de gemas que debemos seguir. No obstante, si exploramos un poco más allá del camino dictado, nos encontraremos con coleccionables interestes. Además del mero hecho de coleccionar, también hallaremos gemas diferentes que nos permitirán el acceso a ciertos desbloqueables que no queremos revelar.
Hablando de exploración, el diseño de niveles es claro para avanzar de forma natural, pero recompensa al jugador observador. Quizás una pequeña grieta, un resquicio o una zona que para accesible haciendo algo de malabares nos sorprenda con gemas escondidas. Sin embargo la cosa no termina ahí, ya que una vez completemos el nivel, tendremos acceso a su modo contrarreloj. No todos los niveles te permiten una velocidad extremadamente rauda, pero sí que podremos atajar camino e incluso ganar unos segundos con algún impulso inesperado. Este modo nos permite revisitar los niveles de otra manera interesante, alargando la vida útil del juego si somos completistas.
Rejugabilidad moderada
Es cierto que los coleccionables de Pepper Grinder nos permitirán darle una segunda (o quinta) oportunidad a algunos niveles. Además de esto, el modo contrarreloj puede atragantarse un poco a lo largo de los 20 niveles que componen el juego. Sin embargo, una vez acabemos (o desistamos) con esto, ya no hay más. Es verdad que estamos ante un trabajo titánico de una sola persona, pero Pepper Grinder se siente algo corto, y cuando terminemos con todo lo que podemos ver, se acabó.
Quizás se agradecería algún tipo de modo extra, ciertos niveles tras completar el juego u otro tipo de jugabilidad que alargara su vida. Obviamente no se espera un contenido final como el ofrecido por Celeste, pero quizás un mundo extra donde continuar taladrando habría sido un plus. Los jefes son desafiantes pero fácilmente asimilables; al principio podemos sentirnos algo abrumados por los jefazos, pero esto es algo que subsanaremos en cuanto nos pongamos a los mandos de Grinder. No suelen dar mucha lata una vez conozcamos sus patrones, y tampoco se sienten eternizados por sus movimientos. A base de ensayo y error no nos durarán más que unos minutos, sin demasiados quebraderos de cabeza.
Un apartado artístico sorprendentemente bonito
Cada vez que hablamos de un videojuego que ha sido llevado a cabo por una persona nos reconforta ver el esfuerzo de su trabajo. Por lo general, a más gente en el proyecto, más mimo y cuidado a la hora de afrontar su apartado artístico. Afortunadamente no siempre es así, ya que Pepper Grinder vuelve a poner en entredicho que una sola persona no puede hacer todo el trabajo de una manera eficientemente bella.
El pixel-art del que hace gala Pepper Grinder es exquisito, y es que gracias a los avances tecnológicos estamos ante unos juegos indie que nada tienen que envidiarle a otras producciones. Tanto los terrenos, biomas y escenarios, como los personajes y otros elementos en pantalla poseen un detalle espectacular, reuniendo una carismática belleza digna de elogio. Además de los detalles de iluminación, ambientación y la creación de niveles, debemos tener en cuenta el diseño de la trayectoria, así como la asignación de los caminos pensando en los atajos y sus posibilidades dentro del movimiento de parábola del personaje.
Sin duda tampoco se queda atrás su banda sonora, que nos acompaña en todo momento de una manera muy singular. Podremos escuchar diferentes géneros musicales que abarcan desde la tranquilidad más pausada hasta las melodías más aceleradas para mantenernos atentos. Debemos recordar que la banda sonora corre a cargo de Xeecee, tal y como comentamos en la introducción.
Conclusión
Estamos ante un indie que sienta las bases, una vez más, de que indie no significa descuidado o lanzado a medias. Pepper Grinder no es un juego largo, pero sí que es adictivo. Sus posibilidades aumentan con los coleccionables, las diferentes rutas, los atajos y su modo contrarreloj. No estamos ante un juego complejo, pero seguro que sus mecánicas de parábola nos cautivarán. Con un precio bastante reducido, podremos disfrutar a través de sus variados niveles sabiendo que no dejará indiferente a nadie.