Cuando hace seis meses escribía que este era el año del JRPG, apenas podía imaginar cuan proféticas serían mis palabras. No es solo que continuamente haya uno o dos títulos del género entre los lanzamientos mensuales más importantes, sino que en apenas medio año tres de las franquicias más importantes han puesto a la venta sus nuevas entregas, y todas ellas con grandísimos resultados. El juego que hoy nos ocupa, Persona 5, supone el final de siete años de espera, seis de los cuales ha pasado en fase de producción, y la llegada por fin a nuestro continente de uno de los títulos más esperados de Atlus.
Esta nueva entrega de la franquicia comienza su trama con nuestro protagonista, líder del grupo de justicieros «The Phantom Thieves of Hearts», siendo atrapado en el atraco a un casino y puesto bajo custodia.
A través de su interrogatorio conoceremos la historia de este joven (al que nosotros tendremos que poner nombre) que, acusado falsamente de agresión, se ve obligado a dejar su ciudad natal y mudarse a Tokyo, donde permanece en libertad condicional. Allí, además de hacer amistad con otros parias de la sociedad, descubrirá cómo algunos adultos se aprovechan de su situación de poder para explotar a los jóvenes de la ciudad, lo que despertará su espíritu rebelde y le llevará a luchar en el mundo de las ideas, lugar donde nuestras personalidades tienen forma física y nos permiten cambiar la realidad que conocemos. Y esto es todo lo que se puede contar sin desvelar ningún aspecto importante del guion.
Llegamos así al que seguramente sea el punto más interesante de toda la franquicia; el uso de las teorías de Carl Jung sobre la personalidad y la psique humana para crear todo el universo del juego. Además de esto, descubriremos cómo gran parte de los enemigos a los que tendremos que hacer frente (sombras, para seguir con la terminología de Jung) son representaciones de monstruos clásicos como los súcubos, los kodamas, los onmoraki o el mismo Satanael. Esto cuadra perfectamente con la elección de colocar las mazmorras del juego en el inconsciente colectivo (más psicología), y que todo junto dota al juego de un aura especial que lo diferencia de cualquier otro JRPG.
Otro de los motivos por los que el juego se separa del esquema habitual del género es su potente simulador social. Como ya hemos dicho, nuestro protagonista es un joven que es sentenciado a vivir un año en Tokyo con la condicional. Esto quiere decir dos cosas; en primer lugar el tiempo que tendremos para correr aventuras estará limitado por el año que pasamos en Tokyo. En segundo, que tenemos que aparentar la vida de un estudiante modelo y planificar nuestras acciones para ello. Así pues, además de salvar el mundo, estaremos obligados a acudir a clase, tener un trabajo (ya que matar proyecciones de la psique humana no da para vivir), mantenernos en forma y, sobre todo, expandir nuestro circulo íntimo para así tener más oportunidades de cumplir nuestra misión con éxito, todo ello con un calendario que no deja de correr en nuestra contra.
Esto, que al principio resulta agobiante, es una mecánica que deberían adoptar muchos más juegos, ya que no tiene sentido que Kuja (o Los Cosechadores por poner otro ejemplo) espere al protagonista de turno para llevar a cabo su plan, mientras este recorre el mundo para conseguir ese arma que le permita enfrentarse a él con más opciones de victoria. En Persona 5, si no cumplimos estaremos muertos, ya que no todos los villanos tienen necesidad de explicar sus planes antes de eliminar a James Bond.
La parte referente a las mazmorras sí que seguirá los cánones del género para ofrecernos una región plagada de enemigos con algún que otro puzle y un jefe final que derrotar para poder seguir con la historia. Al igual que en la saga Shin Megami Tensei (de la que Persona es un spin-off) estas mazmorras serán inabarcablemente grandes, lo que sumado a lo difícil que es conseguir objetos de recuperación, nos hará casi imposible acabarlas en un solo intento, obligándonos a retirarnos en más de una ocasión con el consecuente paso de los días. Todo un detalle que nos complica un poquito más si cabe la existencia y nos causará cierta ansiedad al ver que se acercan los días clave del calendario, efecto que sin duda estaba en la mente de los creadores del juego y que consigue enganchar como pocos.
Finalmente, los combates también mantienen el estilo marcado por Shin Megami Tensei, que este verano pudimos ver en el infravalorado Tokyo Mirage Sessions, en el que tendremos que explotar las debilidades de los enemigos para conseguir turnos extra que nos permitan atacar sin descanso y, lo más importante, sin recibir daños. De forma acorde con el grupo protagonista del juego, el sigilo será una parte importante del combate, ya que si sorprendemos a las sombras tendremos la oportunidad de atacar en primer lugar, lo que prácticamente asegurará nuestra victoria en un turno y nos ahorrará muchos problemas. Lo que resulta una novedad respecto a Persona 4, es la capacidad para negociar con las sombras, perdonando su vida a cambio de dinero, objetos o incluso de que se unan a nuestra lucha pasando a ser controladas por el protagonista, algo típico de la saga Shin Megami Tensei y que pone la guinda a un sistema de juego casi perfecto.
Y decimos casi porque nos topamos con el mayor inconveniente del juego para el público hispanohablante; la no localización al castellano. Por si esto fuera poco, el lenguaje usado, lleno de localismos, dobles sentidos y juegos de palabras dificulta mucho que el jugador medio pueda disfrutar del juego como es debido, lo que prácticamente condena a Persona 5 a convertirse en título de culto y no de masas como se merece.
Pasemos ahora al apartado gráfico del juego, y aquí es donde más se notan los siete años que han pasado desde que comenzó el desarrollo del título. Siendo sinceros y directos, visualmente Persona 5 es bastante flojo, incluso para un título de PlayStation 3. Escenarios simples, sin apenas efectos visuales importantes y con una física casi inexistente lastran un juego que se queda incluso por debajo de títulos cómo Xenoblade Chornicles X de Wii U a nivel técnico.
Esto es de sobra compensado por un diseño superlativo, heredero directo de la anterior entrega de la saga y que adopta los colores rojo y negro, dejando atrás el amarillo de Persona 4. Personajes y escenarios resultan tremendamente llamativos, dignos del mejor de los shonen, destacando especialmente los distintos ambientes de los barrios de Tokyo, cada uno con su propia paleta de colores acorde con los sentimientos que el lugar despierta al protagonista. Como ejemplo, la luminosa Shibuya contrasta enormemente con el ocre barrio en el vivimos y con los tonos rojos de Shinjuku, lugar en el que el héroe sentirá vergüenza solo por estar allí.
Junto a este excelente diseño, al juego le acompañan unas escenas de animación producidas por Studio I.G., encargados de Haikyuu!!, Blood+ o Ghost in the Shell entre muchas otras. Este nivel se deja ver desde la introducción musical del título, que alcanza unas cotas de calidad que muchas series de anime querrían para sí.
La banda sonora del juego es de las más apropiadas que hemos encontrado en bastante tiempo, quizá solo comparable a Final Fantasy XV y Breath of The Wild. Las notas de acid jazz y soul resultan perfectas para el tono melancólico y algo oscuro del juego, y si bien las composiciones son más bien escasas, confiando más en las remezclas de los temas que en el bombardeo de canciones, estas son tan afortunadas que estarán todo el día en nuestra cabeza, despertando nuestras ganas de jugar aunque solo sea para escuchar esa canción que tanto nos ha gustado.
Conclusión
Persona 5 me obsesiona. De todos los juegos que he podido probar a lo largo de mi vida, pocos han conseguido eso. Es divertido, adictivo y con una historia algo lenta pero muy bien llevada, uno de esos títulos que se te mete en la cabeza y, como un mal virus, se resiste a abandonar tu cuerpo hasta que vences la enfermedad.
De contar con mejores gráficos y de una localización a distintos idiomas estaríamos hablando del JRPG perfecto, pero estos fallos por desgracia lo convertirán en un juego al que pocos le darán la oportunidad que se merece y es una pena, porque juegos como este deben ocupar el número uno de ventas durante semanas.
Hasta ahora, el mejor juego que ha pasado por mi PS4 y sin duda totalmente imprescindible. Ahora con vuestro permiso, me voy a jugar.