Los plataformas protagonizados por Yoshi tienen una serie de pilares fundamentales basados en una jugabilidad centrada en convertir los enemigos en armas arrojadizas, la exploración relajada con gran cantidad de coleccionables, dificultad progresiva para todos los gustos y la intención de transmitir ternura y simpatía desde la primera imagen.
El anterior juego de Yoshi en Nintendo 3DS fue una ligera decepción, se buscaba recuperar las sensaciones de la entrega original en la ya lejana Super Nintendo, pero se quedó a medio gas siendo la peor entrega de una saga no demasiado extensa, cuyo apartado gráfico siempre busca sorprendernos.
En 2015 Nintendo nos dejó impresionados con una entrega para Wii U donde la sorpresa no fue solo jugar en alta definición por primera vez un título protagonizado por el dinosaurio verde, sino el planteamiento de basar todo el apartado artístico del juego en la lana y otros materiales textiles, los cuales bañaban tanto los niveles como cada uno de los personajes, transmitiendo una sensación de esponjosidad difícil de describir si no lo juegas. Es por ello que cuando nos enteramos del lanzamiento de esta versión, supimos al instante que las tijeras para ajustarlo a un software mucho más limitado iban a pasar una dura factura, la cuestión era conocer el grado.
Indiscutiblemente la mayor pérdida sufrida en la adaptación es el recorte del apartado técnico. Debido a la limitada resolución de las portátiles de Nintendo, todos los detalles artísticos de las texturas de los tejidos que asombraban en el original, aquí pierden su magia volviéndose planos y sin relieve. Afectando por el camino al pilar fundamental sobre el que giraba el original, la emotividad que transmitían los distintos tejidos al interactuar con Yoshi en una hermosa sintonía entre gráficos y jugabilidad.
Añadir que solo en los modelos de New 3DS se ha mantenido la velocidad del juego original, siendo en los modelos más antiguos un necesario recorte a 30 FPS para mantener la fluidez del conjunto, pues todo los niveles se han transportado completamente del original a este, algo digno de mención en unas máquinas tan antiguas. Por suerte el modo 3D, muy bueno en este titulo, ayuda a mitigar la pérdida gráfica. Lo doloroso es reconocer que es imposible haberlo adaptado mejor.
Lo mismo ocurre con las melodías, las cuales se han mantenido con la frescura, simpatía y ritmos del original. Por suerte el apartado sonoro de la portátil no es tan limitado como el gráfico y aquí la tijera no ha hecho tantos estragos. Siendo de las BSO más pegadizas y alegres que hemos podido disfrutar en mucho tiempo.
El modo historia esta compuesto de seis mundos temáticos con ocho fases por mundo contando con un jefe final en la fase última de cada uno de ellos. Además, si conseguimos todas las margaritas del mundo desbloquearemos una fase extra de mayor dificultad que la media. Esto hace un total de más de 50 fases que pueden ser superadas en aproximadamente 10 minutos cada una, otra cosa es si somos completistas y tenemos la intención de recoger todos los coleccionables que se reparten en cinco margaritas por nivel, 20 puntos de salud, cinco madejas y 20 sellos por fase. De esta forma la duración del juego puede llegar fácilmente a la veintena de horas.
Los dos principales añadidos son por un lado el modo editor para crear Yoshis a tu gusto. Te puedes ayudar de patrones, plantillas o lanzarte al dibujo a mano alzada y como todo en el juego, tienes una versión sencilla para todos los públicos y un editor más profesional con el que parametrizar cada parte del dinosaurio por separado, totalmente a gusto del jugador. El otro modo novedoso se llama Caseta de Poochy y se trata de un endless runner protagonizado por Poochy, género muy prolífico en el mundo de los smartphones, cuya jugabilidad consiste en avanzar de manera irremediable hacia el final de la fase pudiendo solo interactuar para saltar. Tenemos la posibilidad de recoger hasta tres Poonchitos por fase (nombre que reciben los hijos de la mascota de Yoshi) y también de completar tres retos, de una dificultad lo suficientemente desafiante para garantizar adicción.
Para facilitar las cosas en el modo historia, de cara a que cualquier jugador pueda llegar al final del juego y tras perder el fabuloso modo cooperativo que tenía la versión de Wii U, tenemos tres tipos de ayuda, dos que ya estaban en la anterior versión y un añadido.
De las ayudas con las que ya contábamos, la más radical sigue siendo la posibilidad de gastar las gemas que recogemos en desbloqueables que nos permiten, entre algunas otras opciones, desde directamente saltarnos una fase, a convertir todos los ovillos en grandes o volvernos inmortales a las caídas.
La otra ayuda que ya teníamos era el modo relajado, en el cual a Yoshi se le acoplan unas alas de ángel con las que puede volar indefinidamente, permitiendo superar los niveles suspendidos en el aire. Esta vez además dentro de esta opción podremos añadir una nueva asistencia en forma de los Poonchitos que hayamos desbloqueado anteriormente en el otro modo. Se les pueden reclamar y volver a recoger en cualquier momento desde la pantalla táctil y sirven para rastrear la fase, ayudándonos a encontrar los coleccionables ocultos. Como nota anecdótica se ha añadido un modo cine Yoshi que permite ver una serie de 30 cómicos videos de corta duración que narran episodios del día a día en la vida de Yoshi y Poochy y que se desbloquean cada 24 horas.
En resumen Poochy & Yoshi’s Woolly World es una brillante adaptación muy recomendable para aquellos que no cuentan con la posibilidad de tener la entrega original. A pesar de la cantidad de buenos juegos en el género de las plataformas que existen en las portátiles de Nintendo, la calidad que encierra este juego en todos sus apartados empezando por su jugabilidad, lo sitúan como una opción imprescindible. Solo la alargada sombra de su sobresaliente hermano mayor enturbia levemente esta maravilla jugable.
