Un equipo de investigadores de varias instituciones en Níger, Alemania y el Reino Unido ha realizado una prueba controlada en el mundo real del uso de orina humana como forma natural de fertilizante para cultivos. En su artículo publicado en la revista Agronomy for Sustainable Development, el grupo describe un experimento que realizaron con mujeres agricultoras en la República de Níger y el uso de orina humana.
El ser humano sabe desde hace miles de años que su orina es un excelente fertilizante para los cultivos. Contiene fósforo, nitrógeno y potasio, muchos de los mismos ingredientes que los fertilizantes comerciales. Pero debido a la aprensión asociada con el uso de la orina para cultivar, su uso ha sido limitado.
Los investigadores se preguntaron si la orina humana podría usarse a mayor escala, como en las granjas que cultivan para la venta de alimentos
Aún así, muchos jardineros conocen sus beneficios y, por lo tanto, se usa en todo el mundo para ayudar a las personas a cultivar alimentos saludables para sus familias. En este nuevo esfuerzo, los investigadores se preguntaron si la orina humana podría usarse a mayor escala, como en las granjas que cultivan para la venta de alimentos. Consiguieron la ayuda de un grupo de mujeres que vivían en una parte aislada de la República de Níger. Los agricultores allí han estado luchando durante muchos años para fertilizar sus cultivos de granos de mijo perla, obstaculizados por el costo de los productos comerciales y la escasez de estiércol animal.
El primer paso del experimento consistió en cambiar el nombre de orina porque su nombre común se consideraba ofensivo. La denominaron Oga. Luego, separaron a las agricultoras en dos grupos; uno manejaba sus fincas de la manera tradicional, el otro fertilizaba su trigo usando Oga. Durante dos temporadas de crecimiento, se midieron los rendimientos de los cultivos para ambos grupos.
Dos años después del experimento, más de 1.000 agricultoras usaban ya Oga para fertilizar sus cultivos
El Oga para el segundo grupo de 27 agricultores fue proporcionado por las propias agricultoras, a quienes se les enseñó cómo pasteurizar, almacenar y diluir su orina para usarla como fertilizante. También agregaron pequeñas cantidades de estiércol animal.
Los datos recopilados de las fincas mostraron que aquellas que habían sido fertilizadas con Oga produjeron en promedio un 30% más de grano que las fincas tradicionales. Los investigadores señalan que las diferencias eran tan grandes que otras mujeres de la región comenzaron a emular a las del experimento. Dos años después del experimento, descubrieron que más de mil agricultoras usaban Oga para fertilizar sus cultivos.
Fuente: Agronomy for Sustainable Development.