Más de 130 millones de personas en todo el mundo padecen psoriasis vulgar, una enfermedad crónica caracterizada por inflamación de la piel, escamas y parches secos. Sin embargo, su patología no está del todo clara. En un estudio reciente, los investigadores en dermatología de la Universidad de la Salud de Fujita en Japón han descubierto un mecanismo celular complejo responsable de la aparición de la psoriasis y han destacado posibles dianas terapéuticas para tratamientos futuros.
La psoriasis siempre ha sido una enfermedad común. Históricamente, sus causas eran oscuras y estaban rodeadas de estigma. No fue hasta hace poco que los científicos la categorizaron como una condición autoinmune. De hecho, la investigación científica moderna muestra que las células T, los macrófagos y las células dendríticas del propio cuerpo son responsables de atacar el tejido sano de la piel, desencadenar la inflamación y la proliferación de las células de la piel y dar como resultado las características lesiones rojas y dolorosas en forma de placa que experimentan los pacientes con psoriasis.
Pero aunque estas células inmunomediadoras se han identificado como las principales culpables del deterioro de la piel sana, sus funciones no aclaran por completo la causa subyacente. ¿Qué causa que estas células se comporten de manera tan anormal?
Sobre la base de su conocimiento existente de las vías celulares y genéticas vinculadas con la enfermedad, el profesor Kazumitsu Sugiura y el Dr. Soichiro Watanabe, de la Universidad de la Salud Fujita, junto con sus compañeros investigadores, intentaron averiguarlo. Su estudio les ayudó a aclarar el papel de otro posible culpable en la formación de lesiones de psoriasis: los neutrófilos. Sus hallazgos se publican en Scientific Reports.
Esta investigación identifica los complejos mecanismos celulares de la psoriasis
Se sabe que los neutrófilos, el tipo más común de glóbulos blancos, están asociados con otras afecciones crónicas y autoinmunes, como la artritis reumatoide y el lupus. Los neutrófilos tienen efectos proinflamatorios: una vez activados, viajan al sitio de la infección y efectivamente sufren la muerte celular. Durante este proceso, se abren y liberan su contenido, formando lo que los científicos llaman «trampas extracelulares de neutrófilos» (TEN), una red de proteínas e información genética del núcleo de la célula anterior.
Se ha informado que se han encontrado TEN en las lesiones de psoriasis. Sin embargo, se desconocen los mecanismos que vinculan la formación de TEN y la inflamación cutánea grave. El profesor Sugiura explica que «las TEN y los neutrófilos pueden inducir inflamación a través de varios mecanismos; nuestro objetivo es aclarar el papel de la señalización de las TEN y posiblemente prevenir el desarrollo de lesiones graves similares a la psoriasis«.
Un precursor de la activación de los NET en la psoriasis es un grupo de proteínas de señalización llamadas citocinas IL-36, cuyo papel en el reclutamiento de varios glóbulos blancos y la inducción de inflamación es bien conocido. Por ejemplo, una mutación en el gen Il36rn que causa una deficiencia de la proteína antagonista del receptor de IL-36 (IL-36Ra), permite que IL-36 actúe sin inhibiciones, lo que provoca inflamación, induce la proliferación de células epidérmicas y aumenta el recuento de neutrófilos en lesiones similares a la psoriasis en los ratones mutantes, en una afección conocida como DITRA. Esto da como resultado que las células de la piel se queratinicen (endurezcan) de la manera que se observa en las lesiones de psoriasis.
Armados con este conocimiento teórico, el Prof. Sugiura y su equipo estudiaron dos grupos de ratones: uno sano (tipo salvaje) y otro con la mutación del gen Il36rn antes mencionada. Indujeron lesiones similares a la psoriasis utilizando Imiquimod, un fármaco conocido por estimular la señalización de IL-36 y la respuesta inmunológica posterior. Después de examinar las lesiones, encontraron que los ratones mutantes sufrían una inflamación más severa que los de tipo salvaje. Un análisis histológico más detallado reveló que los ratones mutantes también tenían recuentos de neutrófilos y concentraciones de TEN significativamente más altos que los de tipo salvaje. Los científicos dieron un paso más y examinaron los niveles de ARNm de las citocinas diana que se sabe están involucradas en la formación de la psoriasis para dilucidar la vía de la IL-36, vinculando así la causa y el efecto.
Una vez identificados estos complejos mecanismos celulares, los científicos elaboraron una lista de posibles objetivos para bloquear la vía de la inflamación y prevenir la psoriasis. Inyectaron a los ratones enfermos Cl-amidina, un fármaco que ataca e inhibe específicamente la PAD4, una enzima responsable de la formación de las trampas extracelulares de neutrófilos. Después de sólo tres días de tratamiento, encontraron que las lesiones, así como los niveles de células inflamatorias y proteínas de señalización de IL-36, se redujeron significativamente.
Aunque se requerirán más investigaciones y ensayos clínicos en humanos para confirmar la seguridad y eficacia de los posibles tratamientos para la psoriasis, el profesor Sugiura y sus colegas tienen esperanzas. El Dr. Soichiro Watanabe concluye que «al proporcionar conocimientos mecánicos sobre la participación de los neutrófilos en la patogénesis de la psoriasis, nuestro estudio proporciona nuevas direcciones para desarrollar enfoques terapéuticos novedosos y prometedores, que potencialmente puedan mejorar la calidad de vida de miles de personas que padecen formas particularmente graves de psoriasis”.
Fuente: Scientific Reports.