Identificarse con otra persona, conectar, compartir, olvidarte hasta de tu nombre cuando te pierdes en su mirada o sentir que parte de tu carga se evapora porque puedes contar con su apoyo. ¿Es eso el amor? Incluso cuando vuestra conexión está prohibida, cuando no puedes compartir más de dos palabras sin que salten las alarmas, cuando antes que su nombre, tienes que recordar que sois diferentes, cuando gran parte de esa carga son los sentimientos que albergáis el uno por el otro. ¿Es eso amor o es mero espejismo? Puro persigue la estela marcada por Mestiza, y supone el segundo título de la saga Covenant de Jennifer L. Armentrout. Ha sido publicado por el sello Puck.
Hay muchas cosas que ponen a Alex de los nervios, pero lo de ser catalogada como la «otra mitad» de Seth, el Apollyon, y estar destinada a convertirse en su pack de pilas de repuesto no es algo que le haga especial ilusión. Si Seth no fuera tan terriblemente irritante la mayor parte del tiempo, quizás sería más fácil, pero no va a tener tanta suerte. Aunque quizás eso es mejor, porque las trastadas de Seth son lo suficientemente poderosas como para distraer su roto corazón. De las pesadillas, de la vida que ha perdido, de su amor imposible…
Cuando los daimons empiezan a infiltrarse en los Covenant y los dioses envían a las furias a modo de advertencia, Alex tiene muy claro que su corazón puede no ser lo único que acabe hecho cenizas.
Este libro me presenta una contradicción interna a la hora de valorarlo. Por un lado, los personajes se me hacían tan predecibles que me aburrió gran parte del tiempo, guiada por la impresión general de «aquí no pasa nada». Si me vas a centrar toda la dinámica, qué menos que que los personajes tengan un poco más de fuelle. Pero, por otro lado, consiguió conmoverme al punto de las lágrimas. ¿Cómo se puede pasar de un extremo a otro de forma tan bruta? En general me era difícil conectar con los personajes por esa impresión de vacuidad, de desconexión. Pero cuando sucedió el pico dramático, Armentrout atacó de repente con la brutalidad de un rinoceronte.
Aunque en este libro se profundiza más la relación —desde la distancia— de Aiden y Alex, sigue sin convencerme su amor imposible. Sostenido, sobre todo, porque sigo sin ver a Aiden como un personaje «real». Es tan perfecto que me cuesta encajarle en la misma dimensión que el resto de personajes y, por tanto, comprender que puede establecer vínculos con ellos. Si al final RuPaul va a tener razón y no te puedes enamorar de un personaje que no se muestra vulnerable en ningún momento.
También se ahonda en la repentina cercanía entre Seth y Alex. Y, aunque está llena de ruido y parece avocada al desastre a una ingente cantidad de niveles desde el mismo momento en que cruzan palabra —o puñetazo, hay mucho de eso—, existe una humanidad muy terrenal entre ellos. Basada en tratarse como iguales, compartir raíces comunes y un futuro que los enlaza a ojos del mundo irrevocablemente. No es que sea especialmente fan de esa parte del triángulo amoroso, pero puedo advertir los sentimientos en los que se empapa y sumerge. En su aparente animosidad infantil, su relación está compuesta por multitud de capas que impulsan los acontecimientos.
Pese a todo ello, tengo que recalcar la habilidad que tuvo Armentrout para retratar las escenas de acción. Son, en resumen, canelita en rama. Especialmente cuando a Alex le toca ir sola por la vida y sobrevivir como buenamente pueda. Es donde Armentrout más se explaya, sacando a relucir todos los talentos, miedos y frustraciones de Alex.
Cuanto más conozco el mundo de los semidioses, menos lógico se me hace. El nivel de opresión que los puros ejercen sobre los mestizos, el terror, no encaja con la forma en que los mestizos enfrentan el sistema de forma consciente y pública. El hecho de vivir en una burbuja conformada por el Consejo no se me hace suficientemente fuerte, teniendo en cuenta que tienen contacto con el mundo exterior y son la barrera principal entre los puros y los daimons. Esa opresión es mucho más creíble en la saga De sangre y cenizas, aunque, claro, esa es una historia unos cuantos años posterior. Y se nota ese crecimiento en Armentrout.
Puro está bien si te interesa ver la evolución de Alex, comprender su corazón dividido, herido y rasgado por vivir demasiadas cosas en tan poco tiempo, y pasearte por multitud de peleas llenas de sangre, mala leche y un buena cantidad de palabrotas.