La propagación del nuevo coronavirus, que ha infectado a más de 90.000 personas en todo el mundo (el 90% en China) y provocó la muerte hasta el momento de más de 3.000, ha generado alarmas en todo el mundo, con afectados en 73 países. La situación es especialmente preocupante en en Irán, con 77 muertos y 2.336 casos confirmados, y en Corea del Sur, con más de 5.000 casos y 28 muertes. Italia va un poco por detrás, con 2.036 casos y 52 muertes. En España, hay a día de hoy 150 casos confirmados (2.667 en la UE).
En China, si hacemos casos a sus últimos datos oficiales y a las inspecciones visuales de organismos médicos internacionales acompañados por las autoridades locales, los casos han bajado exponencialmente, hasta el punto que no pocos enfermos han sido dados de alta y los hospitales por fin tienen camas vacías. El nivel de nuevos contagios ha bajado también dramáticamente, merced a las medidas extremas tomadas por el gigante asiático, que ha recluido a muchos ciudadanos en sus domicilios y casi ha parado la actividad económica para frenar la propagación de este nuevo coronavirus. Se considera que estas medidas serían de difícil o imposible aplicación en occidente.
La gripe estacional causa enfermedades graves en entre 3 y 5 millones de personas cada año, con cientos de miles de muertes registradas en todo el mundo.
¿Qué explica la respuesta dramática a COVID-19 y la preocupación generada en todo el mundo? ¿Cómo podría saber una persona si está infectada por este nuevo coronavirus si sus síntomas son similares a los de la gripe estacional?
Difícil de disguinguir
Según el epidemiólogo Tom Duszynski, se han descubierto alrededor de 40 nuevas enfermedades infecciosas en todo el mundo desde la década de 1970, con patógenos que a menudo saltan de animales a humanos. Detectar quién tiene este nuevo virus se convierte en un desafío clave para la salud pública mundial, que resulta más complicado porque es temporada de otro virus: la gripe estacional. Y hay escasez de laboratorios que puedan diagnosticar el COVID-19.
La gripe, por contra, es mucho más familiar para los investigadores y médicos de la salud pública, y por lo tanto más predecible. Y en buena parte del mundo es precisamente esta época la de mayor incidencia de esta enfermedad. Si surge una nueva enfermedad durante la temporada de gripe estacional y tiene signos y síntomas diferentes a esta, entonces es más fácil de detectar y rastrear en la población humana. Sin embargo, si los signos y síntomas de una y otra se superponen, como sucede con la gripe estacional y COVID-19, la detección es mucho más difícil para la salud pública, la medicina y la población.
COVID-19 produce signos y síntomas que son similares a la gripe estacional. Puede causar fiebre, tos, dolores corporales, fatiga y, ocasionalmente, vómitos y diarrea; ambos pueden causar neumonía.
El nuevo coronavirus es más contagioso que la gripe estacional
Actualmente, una de las mayores diferencias entre la gripe estacional y el nuevo coronavirus es el período de incubación, es decir, el tiempo transcurrido desde la exposición hasta el desarrollo de signos y síntomas. Para la gripe estacional, el período de incubación varía de uno a cuatro días, pero en algunos casos las personas pueden ser contagiosas un día antes de que aparezcan los síntomas y hasta de cinco a siete días después de que comienzan. El período de incubación de COVID-19 varía de 2 a 14 días, hasta tres veces más largo que el de la gripe.
Además, COVID-19 es más contagioso que la gripe estacional. Es probable que la persona promedio, incluso con síntomas leves, propague la enfermedad a más de dos personas. Por el contrario, la tasa de gripe estacional es aproximadamente la mitad.
Otro desafío importante con la gripe y COVID-19 es que ambos pueden tener infecciones leves asociadas. Las personas con síntomas más leves tienen menos probabilidades de buscar diagnóstico y atención, pero aún se consideran infecciosas y pueden transmitir la enfermedad de persona a persona.
La tasa de mortalidad de la gripe estacional varía de año en año, pero es de aproximadamente 0,1%, en comparación con algo más del 2% para COVID-19 (más del 4% en el foco inicial). La desastrosa epidemia de gripe de 1918, conocida como «gripe española», tuvo una tasa de mortalidad de alrededor del 2,5%. Naturalmente con peores consecuencias… las cosas hubieran sido diferentes con un sistema sanitario fuerte.
Finalmente, una de las mayores preocupaciones sobre este nuevo coronavirus son las infecciones asintomáticas. Las personas infectadas con el virus pueden transmitir la infección y, sin embargo, ellas mismas no tienen ningún signo o síntoma de enfermedad. Esto representa un desafío porque sería difícil identificar a las personas que necesitan hacerse la prueba de la enfermedad ya que no tienen signos o síntomas, pero su capacidad de transmitir la enfermedad permitiría la amplificación en una población no adiestrada en su detección o no infectada.
¿Nos contagiaremos de este nuevo coronavirus?
El epidemiólogo de Harvard Marc Lipsitch estima que entre el 40 y el 70% de las personas en todo el mundo se infectarán en algún momento con el virus que causa COVID-19, pero es muy pronto para saber si las medidas puestas en marcha funcionarán, o el gran número de casos sin diagnosticar que se sospecha que hay es aún más alto del imaginado. Pero recuerda, los síntomas no son graves a menos que formes parte de los grupos de riesgo -personas en general con el sistema inmunológico debilitado, mayores y otras con complicaciones respiratorias crónicas- y que puedes estar infectado y ser asintomático.
Aún no hay vacuna disponible para COVID-19
A diferencia de la gripe, COVID-19 no tiene una vacuna o medicamento que las personas puedan tomar para protegerse y se cree que todo el mundo es susceptible de contagiarse. Existen varios esfuerzos para desarrollar tratamientos para COVID-19, pero aún no se ha aprobado ninguno. También se están buscando vacunas, pero una vacuna para COVID-19 no estará lista hasta dentro de varios meses.
Vacunarse contra la gripe estacional en realidad puede ser útil para los profesionales médicos. Dado que los signos y síntomas son similares, si todos fueran vacunados contra la gripe, menos personas la tendrían, lo que facilitaría la detección de otra enfermedad con síntomas similares. Cuanto más rápido se identifica, más rápido la salud pública y la comunidad médica pueden responder para minimizar la propagación de la enfermedad.
Recomendaciones de las autoridades sanitarias
Se recomienda lavarse las manos más a menudo y toser de forma que no se pueda contagiar a otra persona (cubrirse boca y nariz con el codo flexionado o con un pañuelo desechable). Evita tocarte directamente los ojos, la nariz y la boca. Si presentas síntomas respiratorios, evita en lo posible el contacto directo con otras personas. Si no estás infectado (diagnosticado), no hace falta utilizar mascarilla. Ni la gripe estacional ni este nuevo coronavirus se tratan con antibióticos. En general no abuses de ellos, pero en este caso ni siquiera son útiles.
Es importante también no dejarse llevar por el pánico e informarse a través de fuentes fiables, fundamentalmente oficiales. Más información en el Ministerio de Salud.