Regresamos con el análisis de los “Relatos terroríficos” de Junji Ito, que ECC lleva un año ya editando. Una serie antológica del maestro del terror japonés que en su décimo tomo cuenta con tres historias de lo más interesantes.
En “Las estatuas sin cabeza”, el profesor de bellas artes Okabe va a inaugurar una exposición en solitario que tendrá como protagonistas unas inquietantes esculturas sin cabeza (valga la redundancia). Shimada, uno de sus alumnos, decide quedarse en la escuela para ayudarlo con los preparativos, pero al día siguiente Okabe aparece muerto y decapitado, y Shimada comienza a actuar de forma muy extraña…
Un relato bastante corto pero muy bien llevado que mantiene en tensión, sorprende y cuyo clímax es espectacular.
Por su parte, “La mansión de los títeres” narra la historia de un titiritero y sus tres hijos. Harto de ir de aquí para allá en una caravana, Yukihiko, el mayor de los tres hermanos, los deja atrás poco antes de la muerte de su padre. Haruhiko y Natsumi emprenden una nueva vida hasta que reciben una invitación de Yukihiko, y descubren que los títeres han dejado en él una marca obsesivamente imborrable.
Este es el relato que menos me ha llamado la atención, porque el tema de los muñecos en las historias de terror ya está muy mascado, y casi se sabe cómo va a terminar la cosa. Pero no se puede negar la habilidad de Junji Ito de ahondar en la obsesión y la locura humanas, que otorga a este relato un aura de oscura realidad.
Finalmente, con “Los globos de la horca” volvemos a encontrarnos con la mejor historia del tomo, y sobre todo la más surrealista. El suicidio de una idol en pleno apogeo de su carrera desata una serie de sucesos tan sobrecogedores como increíbles. No diré mucho más pues no quiero spoilear un relato que, en manos de cualquier otro podría ser totalmente estúpido, pero que Ito consigue convertir en onírico y sobrecogedor. Solo añadiré que la cosa va de cabezas, y que vale la pena leerlo solo por el impacto que te producirá.
Así, nos encontramos ante un tomo sólido y equilibrado en el que el maestro vuelve a demostrar su genio a la hora de hallar y explotar nuestros miedos más profundos. De llevar a sus personajes a la locura, y de reflejarla en su dibujo.
Un estilo sencillo que economiza en los detalles pero que capta el horror como pocos. Capaz de hacerte sentir un escalofrío con una sola imagen. Que gusta del contraste entre luces y sombras, que está bañado por una atmósfera oscura que acompaña muy bien a la narrativa.
Mención aparte merece la portada de este décimo volumen, que ya de por sí pone los pelos de punta y que es una ampliación de una de las imágenes de “La mansión de los títeres”. Una buena anticipación de lo que nos encontraremos dentro.
Poco más puedo añadir “Relatos terroríficos 10". Sobre un tomo y una colección especialmente pensados para los fans del manga de horror, y por supuesto del maestro Junji Ito, que disfrutarán de estas píldoras de miedo indicadas para justo antes de dormir.
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