Regresamos con más horror en formato manga de la mano del maestro del género, Junji Ito, quien exprime su grotesca creatividad en forma de historias cortas en la serie “Relatos terroríficos”. Un total de dieciocho tomos recopilatorios llenos de locura y pesadilla. Vamos con el número 9.
Este tomo recoge otros tres cuentos de horror, y en todos ellos se ocultan secretos aberrantes sobre desapariciones, vampirismo y un niño bastante creepy obsesionado con arrancar cosas.
“La ciudad de los mapas” es el primer relato del volumen. En él, una pareja de recién casados con poco presupuesto para su luna de miel viaja a un pueblo totalmente plagado de mapas y señales indicadoras. Y es que, debido a una maldición, sus habitantes pierden poco a poco todo el sentido de la orientación, y, cuanto más perdidos se encuentran, más riesgo corren de desaparecer para siempre. Desgracia que la joven pareja no dudará en utilizar para sus propósitos.
El segundo de los relatos es el famoso “Blood-bubble bushes” (“Los arbustos de las burbujas de sangre” en español), una historia en el que el mangaka explora el vampirismo de una forma tan original como escalofriante. Protagonizada nuevamente por una pareja de jóvenes, estos tienen un accidente en una carretera de montaña y, buscando ayuda, se encuentran con un pueblo abandonado donde vive un solo hombre con unos gustos culinarios sanguinolentos y unas plantas muy extrañas en el sótano.
Finalmente “Un misterio de color carne” nos presenta a Chikara, un niño de parvulario de conducta muy violenta y con un aspecto más que inquietante. Su profesora, preocupada, se involucra demasiado y termina descubriendo que su familia tiene un secreto de belleza muy poco convencional.
La calidad de los relatos de este tomo es bastante escalonada. Empezamos con una historia bastante floja y sencilla que es justo lo que aparenta ser, y que tiene más de misterio que de horror (aunque al final este misterio también quede sin resolver). Mucho más interesante es ya “Los arbustos de las burbujas de sangre”, tanto por ese nuevo concepto de vampiros como por la oscuridad y la belleza que desprende. No por nada es considerado uno de los mejores relatos del mangaka. Al que, sin embargo, creo que le falta explayarse un poco más en el desenlace, que se produce de forma abrupta. Muy impactante, eso sí, pero te deja con una sensación de relato inacabado que habría que pulir.
Lo mejor, como debe ser, se reserva para el final. “Un misterio de color carne” no solo es el relato más largo sino el mejor construido, manejando muy bien el binomio suspense/horror. Sin duda una historia de lo más peculiar y que a la vez no deja de tener un puntito de humor negro bastante divertido.
Una vez más, el maestro ahonda en la psique humana con su particular estilo de líneas sencillas y gran contraste. En tres relatos que en esta ocasión apuestan más por el misterio, por lo oculto y por los secretos que por el horror, pero que no dejan de ser lecturas apetecibles y entretenidas para las noches de verano.
Es cierto que el primer relato de “Relatos terroríficos” 9 nos deja un poco fríos, pero solo por la oportunidad de tener los otros dos, este tomo ya vale la pena. Bien para los amantes del misterio y el terror, y sobre todo para los fans del maestro.
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