“Reminiscencia” es un noir futurista, con elementos Sci-fi y distópicos, que tiene como tema principal la nostalgia. En un mundo lleno de desigualdad y desesperanza, no hay nada más atrayente que la felicidad perdida y rememorada del pasado. Posiblemente esto explique la fiebre por los remakes, reboots y revivals de los últimos años…
El futuro de “Reminiscencia” se antoja terroríficamente posible: el cambio climático ha causado la subida del nivel del mar y, con ella, la inundación de las zonas costeras del planeta. La tierra firme y seca se ha convertido en un recurso preciado. En Miami, donde transcurre buena parte de la acción, numerosos diques contienen el agua, manteniéndola alejada de las partes más privilegiadas de la ciudad. El resto se encuentra surcado de canales y semi-sumergido. En estos lugares, los barcos han sustituido a los coches y la gente sobrevive como puede, rodeada de miseria y criminalidad.
A orillas de la costa vive Nick Barrister (Hugh Jackman), veterano de las guerras que siguieron al desastre medioambiental, libradas por los escasos recursos, y ahora investigador privado. O su versión futurista: investigador de la mente. No solo las temperaturas han afectado a la sociedad, también una nueva tecnología, que permite recuperar recuerdos perdidos, revivirlos cuantas veces se quiera y observarlos con todo detalle. Estos recuerdos pueden ser visualizados desde el exterior, además de grabados, con lo que resultan de lo más útiles en casos criminales. Nick y su compañera Emily ‘Watts’ Sanders (Thandie Newton) compaginan su consulta privada (que apenas cuenta con clientes) con sus colaboraciones con la policía.
El trabajo de Nick incluye un tanque lleno de agua, una especia de electrodos cerebrales, inyecciones y un micrófono con el que dirigir al pobre sujeto de turno por los recuerdos de su vida. Y digo pobre porque los monólogos de Nick son repetitivos, irritantes y pretenciosos. Todo el diálogo en general lo es, lleno de frases manidas y grandilocuentes pronunciadas con solemnidad impostada, pero Nick se lleva la palma. Parece que la película no confiase demasiado en la capacidad de la audiencia para seguir el argumento e insistiera en explicar y volver a explicar lo que está pasando por medio de los comentarios constantes de su protagonista. Esto ralentiza considerablemente la trama y anestesia el suspense.
El desencadenante de la historia es la aparición de Mae (Rebecca Ferguson), una femme fatale de libro. Nick, por supuesto, se enamora perdidamente de ella, prácticamente al instante. Ambos son felices durante un tiempo… hasta que ella desaparece y él se obsesiona con encontrarla y entender qué ha pasado.
Nada que no hayamos visto antes mil veces, pero con una mano de pintura llamativa. Esto no tendría que ser necesariamente un problema, pero se convierte en uno cuando la película se lo juega todo a la carta de la obsesión de Nick. “Reminiscencia” malgasta sus mejores atributos poniéndolos al servicio de una historia de amor entre dos personajes planos y que no tiene nada de especial.
Ferguson (“Misión Imposible: Fallout” “Dune”), que en pantalla suele ser intensa y magnética, y Jackman (“Logan” “Los miserables”), energético y carismático, ofrecen interpretaciones que son un pálido reflejo de sus actuaciones más notables. No les culpo: el guion y los personajes son lo peor con diferencia de todo el film. Protagonistas de papel con emociones de cartón piedra. Además, el romance sucede tan deprisa que es casi imposible empatizar con la actitud de Nick, exagerada y hasta enfermiza en su fijación por Mae.
La ambientación inmersiva y atmosférica de “Reminiscencia” no es más que decoración para una trama derivativa.
Pero no todo es malo. La estética de calles anegadas llama la atención. La ambientación es inmersiva y atmosférica, gracias al uso de localizaciones y sets en lugar de efectos digitales. Es una lástima que todo esto no sea más que decoración para una trama derivativa.
Los (muy superficiales) intentos de incluir algo de crítica social parecen también simple adorno. Un trámite para aparentar una profundidad que no existe más allá de las aguas. Igualmente, la capacidad de visualizar los recuerdos de otras personas, sin ser el concepto más original del mundo, podría haberse utilizado de formas más imaginativas. Se podría haber señalado, por ejemplo, la invasión de la intimidad que supone. Sin embargo, solo sirve para que Nick descubra el pasado de primera mano y para introducir flashbacks un poco más sutilmente.
Por otro lado, el misterio en que se ve implicada Mae es sólido y empieza a ganar verdadero interés alrededor del ecuador de la película (lo que para algunos será demasiado tarde). Los giros son suficientemente interesantes a partir de ahí como para mantener la atención del espectador, a la espera de solucionar el rompecabezas. Por contra, las relaciones entre personajes siguen resultando aburridas y predecibles.
Es frustrante, porque las piezas de una buena película están ahí, pero no terminan de encajar del todo bien. Aun así, el ritmo del último tercio y un final que hace un uso más creativo (aunque mínimamente) de la tecnología, consiguen que el film dirigido por Lisa Joy (“Westworld”) no sea un completo fracaso. En general es pasable y se deja ver, pero “Reminiscencia” no es, ni por asomo, memorable.