Un mundo helado, obra de la galardonada escritora Naomi Novik y publicada por Planeta de Libros, nos traslada a las frías tierras que día a día se entierran en la nieve, donde los temidos staryk provocan el terror de la más valiente y la supervivencia es el único pensamiento. A través de las vidas de tres jóvenes, totalmente dispares entre sí, nos adentramos en las agotadas tierras de Lithvas.
Todo comienza con Miryem, la hija de un mal prestamista que ve como su hogar se marchita con el paso de los días. Indignada, toma cartas en el asunto hasta ganarse la fama de poder convertir la plata en oro. Con esa reputación a sus espaldas los staryk fijan sus ojos helados en ella. Las decisiones que Miryem tomará crearán una delicada red que arrastrará con ella a Wanda, una campesina; y a Irina, una noble cuyo destino parece haberse envuelto en tinieblas.
Aunque la historia tiene un comienzo lento en un esfuerzo por situar bien el mundo que nos presenta y los personajes que nos acompañarán durante toda la historia, finalmente consigue un ritmo constante y ágil, lleno de vida. Un mundo helado no nos cuenta una historia de grandes hazañas, brutales batallas ni temibles maleficios de cien años durmientes. En su lugar nos encontramos con una historia de supervivencia en la que las pequeñas acciones y la confianza en otras personas y uno mismo son la clave para lograr un futuro.
A través de las páginas Novik crea unos personajes complejos, llenos de grises y perfectamente definidos que evolucionan y maduran enfrentándose a los sucesos que les golpean con cada helada que congela el suelo por el que pisan. Especialmente podemos comprender el crecimiento de Miryem, Wanda e Irina, las tres mujeres que nos mostrarán un mundo que en los días buenos las ignora y en los malos trata de hundirlas en el lodo congelado.
Con misterio, fantasía y mucha originalidad, Novik ha escrito una novela sólida, fuerte y atrayente donde cada pequeña acción, cada diminuta palabra y cada efímero pensamiento, cuentan.