Tras la muerte de su madre, Richie Bravo vuelve a la casa familiar, donde se reúne con su hermano. Tras pasar unos días con él, vuelve a su actividad actual: ser cantante de “Schlager” (pieza musical ligera y pegadiza, con armonías pop). Richie canta en hoteles y salas de fiesta para un público compuesto por personas mayores y, ocasionalmente, se acuesta con señoras a cambio de dinero.
Pasa el invierno en una fantasmagórica localidad turística abandonada por los veraneantes y azotada por el viento y la lluvia. Saca tiempo para visitar a su anciano padre, que languidece de Alzheimer en una residencia. Su arrastrada vida sufre un vuelco cuando se reencuentra con su hija, a la que lleva casi una década sin ver y que ahora que ha alcanzado la mayoría de edad, exige a su padre más atención (y dinero) Richie tendrá que ingeniárselas para salir adelante en medio de unas circunstancias que le ahogan cada vez más.
“Rimini” no es para todos los públicos, pero realmente agradará a quien sepa advertir sus cualidades
En “Rimini”, el director Ulrich Seidl se adentra en el género de la comedia, pero de una manera muy ácida, para construir el retrato de un perdedor: una vieja gloria de la canción ligera que malvive de las rentas. Vemos como, a medida que se ve más ahogado por las circunstancias, Richie Bravo se va escorando más y más hacia la amoralidad. En un interesante ejercicio de identificación, llegamos a sentir cierta empatía por este individuo y deseamos que tenga éxito, pese a que sus acciones son absolutamente reprobables.
Sin embargo, como ocurre a menudo, el principal problema de la película es su duración. Sobra metraje y ciertas escenas se alargan en exceso. Por suerte, también es de esas películas en las que esto no supone un problema, siempre que se entre en el juego que propone.
Una comedia muy oscura que explota los encantos de un protagonista desagradable
Hay que reconocer que una comedia tan oscura, con un protagonista tan desagradable, no es un plato del gusto de todos, pero también es cierto que el filme sabe desplegar adecuadamente sus encantos para quien sepa apreciarlos.
Como conclusión, se puede decir que “Rimini” no es para todos los públicos, pero realmente agradará a quien sepa advertir sus cualidades.