Investigadores de Utrecht University han adquirido nuevos conocimientos sobre la estructura y función de un complejo proteico que mantiene la membrana exterior de las bacterias. Vencer a este complejo de proteínas hace imposible que la membrana se mantenga intacta, lo que causa la muerte de la bacteria. Este complejo proteico podría representar un prometedor objetivo para nuevos antibióticos. Los investigadores publican hoy sus conclusiones en la revista Nature Communications.
«Muchos antibióticos conocidos matan a las bacterias mediante un agujero en su membrana exterior”, asegura Marc Baldus, profesor de espectroscopía RMN y autor principal de la publicación. «Con este nuevo conocimiento, ahora sabemos que podemos atacar a la membrana de las bacterias de otra forma: evitando que mantengan su membrana. Es como si hubiéramos encontrado la forma de sabotear a un coche, no destruyendo su motor, sino desactivando la bomba de aceite, lo que causa sobrecalentamiento y rotura del coche”.
Los científicos conocían desde hace tiempo que este complejo proteico juega un papel en la membrana exterior de las bacterias, “pero no sabíamos qué papel tenía”, explica Baldus. Los investigadores estudiaron este complejo proteico utilizando resonancia magnética nuclear (RMB) en membranas funcionales. «Funciona de forma parecida a un escáner de resonancia magnética de un hospital, pero a nivel atómico. Por primera vez, hemos sido capaces de ver en acción a un complejo proteico, lo que nos ayuda a comprender mejor cómo funciona, y que es esencial para mantener a la célula viva”.
Esta investigación podría conducir al desarrollo de nuevos tipos de antibióticos, comenta Baldus. “Las bacterias que han desarrollado resistencia a los antibióticos corrientes son todavía susceptibles de un ataque como éste”, confirma. La resistencia a los antibióticos es un problema creciente, e incrementa el número de bacterias que pueden defenderse contra los medicamentos actuales. “Todavía necesitamos mucha más investigación para desarrollar este nuevo tipo de antibióticos, pero este conocimiento es un primer paso vital”.
Fuente: Nature Communications.