En agosto de 2006, Warren Jeffs, líder espiritual (y “profeta”) de la IFSUD (Iglesia fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), fue arrestado en el sureste de Nevada, acusado por asalto sexual de una menor y por conspiración para cometer un ataque sexual a otra menor, junto con cargos federales debido a su huida, que duraba ya dos años. A Jeffs se le buscaba también en Utah por complicidad en la violación de una menor. Durante varios meses de 2006, este líder religioso permaneció en la lista de los 10 más buscados del FBI, con una recompensa de 100.000 dólares por cualquier información que llevase a su captura. La docuserie “Sé dócil: Reza y obedece” (“Keep Sweet: Pray and Obey”), estrenada este año en Netflix, cuenta la historia del ascenso de Warren Jeffs a la jefatura de la IFSUD y su posterior encarcelamiento, así como la vida de los fieles a esta escisión mormónica, y sus conflictos internos, con abundantes testimonios directos.
La IFSUD se separó de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormonismo) a principios del siglo XX, y ambas tienen en común la práctica de la poligamia. En este último siglo de su existencia, su centro de operaciones ha sido Hildale, en Utah, aunque se cree que en los últimos tiempos habrían trasladado su sede a Eldorado (Texas). Se estima que todas las comunidades de esta iglesia acumulan entre 6.000 y 10.000 fieles, que forman una microsociedad aislada y hermética, con poco o ningún contacto con el exterior; sus miembros son educados desde pequeños para obedecer los preceptos de la iglesia y castigar a quienes se desvían del camino.
“Sé dócil: Reza y obedece” es intensa y subyugante, pero sobre todo sobrecogedora, un testimonio vivo de cómo la obediencia sin cuestionamiento produce monstruos y alberga horrores, y desvirtúa todo propósito hasta convertirlo en una caricatura de sí mismo
Rulon Jeffs fue “profeta” de la IFSUD desde 1986 hasta su muerte, acaecida en 2002. En ese momento, se estima que tenía 65 esposas y otros tantos hijos. Uno de ellos, Warren Jeffs, asumió entonces el cargo y dio una vuelta de tuerca más en las opresivas leyes internas de esta iglesia, iniciando purgas, intensificando las violaciones a menores, las demandas de dinero entre los fieles y el discurso supremacista blanco. Jeffs compró tierra en Eldorado (Texas), donde construye el rancho Anhelo de Sión, el lugar al que sólo irán los “justos”, según su credo.
La docuserie “Sé dócil: Reza y obedece” (Netflix) nos cuenta la vida interna en esta comunidad fundamentalista mormona, y muy especialmente la educación restrictiva y la represión de sus mujeres, que son utilizadas desde su nacimiento como moneda de cambio y señal de poder entre sus miembros masculinos. Warren Jeffs, incluso desde prisión, condenado a perpetua, lidera con puño de hierro la IFSUD, al tiempo que sigue con la costumbre de concertar matrimonios sin que cuente la opinión de ninguna otra persona de esta iglesia. Aunque no existen pruebas, nada hace pensar que este “profeta” no haya ordenado más matrimonios con menores desde que fue encarcelado.
Testimonios directos de víctimas
La docuserie no está basada tanto en las múltiples investigaciones que se han llevado a cabo sobre el tema, policiales y periodísticas, sino en testimonios directos de algunos de sus fieles exiliados voluntariamente o a la fuerza. Estas crónicas de primera mano son el principal valor de esta serie, y revelan en toda su amplitud el horror y el delirio megalómano de un autodenominado “profeta” y de los fieles que aún hoy le siguen ciegamente bajo la amenaza del castigo eterno, y que son capaces incluso de ofrecer a sus hijos a la voluntad de un hombre que asegura estar en comunicación directa con Dios.
“Sé dócil: Reza y obedece” es intensa y subyugante, pero sobre todo sobrecogedora, un testimonio vivo de cómo la obediencia sin cuestionamiento produce monstruos y alberga horrores, y desvirtúa todo propósito hasta convertirlo en una caricatura de sí mismo. En la IFSUD todas las voluntades salvo una están anuladas, y en su seno se producen violaciones diarias, también de menores, se coacciona a sus miembros para que sacrifiquen dinero y negocios en pos de una utopía impuesta, y se hurta la vida entera a sus fieles, en especial a las mujeres, que son criadas desde jovencitas bajo el lema que da título a la serie, y destinadas a someterse a los hombres bajo cualquier circunstancia. Siempre dóciles, siempre obedientes.
Una serie que encoleriza
Estamos ante una serie que entristece y horroriza, pero sobre todo encoleriza; no en vano, todo esto sigue ocurriendo hoy día, y las autoridades de Utah y Texas son incapaces de impedirlo. Tras ver la serie al completo, sabes lo que ocurrirá con las niñas que allí nazcan, cual será exactamente su destino y que nadie va a poder evitarlo. Habrá personas que, como aquellos que no obedecieron a su líder y fueron exiliadas, se libren de la tiranía demencial de Warren Jeffs pasado un tiempo, aunque sea con secuelas mentales difíciles de tratar, pero el resto no tendrá esa opción, o esa voluntad.
Los relatos de aquellos que abandonaron esta iglesia son descarnados, llenos de ira contenida y de pavor ante el destino de sus familiares. Hay, no obstante, diferencias notorias entre los testimonios femeninos y los masculinos. Mientras ellos ponen el énfasis en el trato injusto que recibieron de Warren Jeffs, por cuanto fueron privados de sus respectivas posiciones de poder y las prebendas que las acompañaban, como la disponibilidad de múltiples esposas y la posibilidad de engendrar hijos, los testimonios de ellas se centran más en lo sentimental, en la pérdida de sus familias, padres, hermanos, primos, y en muchas ocasiones, los propios hijos. Ellas ponen el énfasis en la forma en que fueron criadas, en la completa falta de libertad, en los matrimonios y el sexo forzados (antes de una relación aprobada por el “profeta”, eran todas vírgenes), en los lazos sentimentales que hubieron de romper para casarse o para exiliarse. Ellas ofrecen en “Sé dócil: Reza y obedece” la verdadera dimensión del horror vivido en esta comunidad fundamentalista.
Un poder omnímodo
Si algo nos queda claro en esta serie es que nadie debe tener poder omnímodo sobre otras vidas, que, aunque vivamos en una comunidad donde existan ciertas obligaciones, estas deben ser justas y proporcionales, y estar sujetas a un código fijo aunque cambiante, no a la voluntad de una única persona que además cree estar tocado por una deidad. “Sé dócil: Reza y obedece” nos alerta no sólo contra los mandatos religiosos fundamentalistas, sino también contra cualquier tipo de autoritarismo, origen de todas las formas de opresión.
No estamos ante una serie cómoda, ante un entretenimiento fácil de digerir, sino ante un documento que va a removerte por dentro, que va a hacerte sentir incómodo, molesto, extraño y furioso. Y es bueno que sea así. El ser humano puede llegar a acostumbrarse a muchas cosas, pero a algo así no deberíamos ser capaces de acomodarnos.