Hace casi un año me despedía de Masaaki Nakayama con un vuelve pronto para finalizar la reseña del tercer tomo de “Semillas de Ansiedad”, obra con la que el mangaka de Hokkaido debutaba en nuestro idioma de la mano de ECC Ediciones.
Autor y editorial han cumplido con creces y tan solo unos meses después de aquel indeseado hasta pronto, Nakayama vuelve con sus semillas de terror sobrenatural sutil y elegante en un formato idéntico al anterior pero con todavía más contenido.
En “Semillas de Ansiedad + 1” el artista japonés repite el planteamiento sobre el que pivota su propuesta de horror psicológico: pequeñas piezas —rara vez superan las cinco páginas— en las que confluyen leyendas urbanas y elementos sobrenaturales y folklóricos de la cultura japonesa, agrupadas en bloques temáticos que parten de una idea central, la transformación de lo cotidiano en fuente de ansiedad y, finalmente, de terror.
Tras el minimalista Prólogo a color marca de la casa, los “Capítulos de la introducción” nos meten de lleno en el terror doméstico de cuyo dominio ya hizo gala Nakayama en el capítulo “Visitantes” de su estreno. Golpetazos en la puerta que todas las noches dan la misma hora a la atormentada ocupante de la casa, muñecas de porcelana amontonadas por decenas en la basura que con su mirada señalan algo o alguien al que mejor sería no haber visto…La angustia como martirio o como fenómeno súbito, los caminos del terror son incognoscibles.
Quien crea que en estos casos lo recomendable es dar un paseo para calmar los ánimos, que se lo piense dos veces, porque a los chavales de “Deja que los sueños sean sueños” lo de andar por ahí de noche no les ha dado buen resultado. El microrrelato, parte de los “Capítulos de la introducción”, fue uno de los seleccionados para la adaptación cinematográfica de Fuan no Tane, realizada por Toshikazu Nagae en 2013 y en la que también se incluyeron varias historias de los “Capítulos del desarrollo”.
En el segundo bloque de “Semillas de Ansiedad + 1” destaca su última pieza, “La foto”. ¿Y si el inocente momento que inmortalizaste junto a tus amigos ocultara el rostro de un fantasma? ¿Se lo dirías? ¿Deberías?
En “Capítulos del giro” la presencia de las criaturas se materializa y comienzan a interactuar con las víctimas de sus maldiciones poseyéndolas de diferentes formas. Nakayama coquetea con el horror físico pero por el camino de la insinuación, sin vómitos ni cabezas rotatorias.
Un apartamento, una parada de autobús y una oficina son algunos de los escenarios de “Capítulos de la conclusión” en los que los espíritus aparecen y desaparecen a su antojo. Un consejo que quizá os sea útil: el insecticida parece efectivo contra algunos de ellos.
Con Nakayama pocas cosas son lo que parecen y los “Capítulos de la conclusión”, en realidad, dan paso a los “Capítulos de la rotación”, bloque en el que nos esperan los últimos cinco relatos del tomo para asegurarse de que no olvidemos volver a por más.
En cuanto al apartado estrictamente visual, el dibujante de «Flagman» da continuidad a su estilo sobrio, nutrido de primeros planos y ducho en el juego de perspectivas con el que dirige la atención del lector donde más interesa a la narración para lograr sus objetivos.
Frente a gran parte del terror actual, que busca únicamente el susto facilón o el asco por sobreexposición de sangre y vísceras; los relatos crípticos, subyacentes y concienzudamente elaborados de Masaaki Nakayama constituyen una alternativa fantástica para los que encuentran en el temor sin obviedades su fuente de satisfacciones.
Hasta pronto, Nakayama.
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