No solo por su estilo de dibujo, cosa que hay que pararse a apreciar y de la que hablaremos más adelante, por su erotismo o por su contenido visual no apto para todas las edades, sino por lo complejo de su simbolismo en algunas ocasiones.
Como ejemplo, tomemos la propia sinopsis de la historia:
“Desde hace un centenar de años, Madre Virtud consagra su existencia al auxilio de los más necesitados, utilizando su magia para nobles causas. Pero basta con que la mujer más pura sobre la faz de la Tierra se permita tener un deseo egoísta para que conciba a la mujer más malvada que el mundo haya conocido jamás: una poderosa criatura que bien podría ser clave para que Calumnia, la Sombra de la Ignorancia, inicie su reinado…”
El deseo “egoísta” de la Virtud es tener una hija y poder cuidar de ella, que sea suya. Y así ocurre. El malvado demonio planta su semilla en el vientre del “Bien”. Como resultado nace la Deshonra, cubierta en su nacimiento de todo lo hermoso que la Virtud es capaz de crear, pero que acaba convertido en una blasfemia en sí misma.
La historia acaba convirtiéndose en una retorcida versión de la clásica historia del Bien contra el Mal, como ya habréis podido imaginar.
Pese a que la historia es notable, y el estar plagada de simbolismo no hace más que ganar puntos, en esta ocasión el premio se lo lleva el dibujo. El trabajo del británico John Bolton es motivo más que de sobra para hacerse con la obra.
Es realista y hermoso, pero al mismo tiempo logra ser siniestro, cruel y repudiable. La habilidad necesaria para esto es notoria. Se puede apreciar fácilmente en el cambio que se produce en el personaje de Virtud, entre su fase original de madrona vieja y desgarbada, a la hermosa joven en quien se convierte. O un ejemplo más directo, el de las ninfas deformadas por el poder de Deshonra.
Definitivamente, un buen tándem que merece la pena, al menos, conocer.