Con 26 años a sus espaldas, WayForward Technologies sigue teniendo la habilidad de explotar elegantemente todas sus licencias, desarrollando en base a géneros clásicos sobre plataformas de nueva generación. El punto fuerte de la compañía californiana no es otro que añadir a sus creaciones un toque especial para revitalizar títulos olvidados en las estanterías (DuckTales Remastered) y franquicias abandonadas (Double Dragon Neon).
Creado en 2002, Shantae fue el primer proyecto original de la compañía, que en aquel momento estaba buscando una mayor autonomía en el mercado sin tener que depender completamente de desarrollos con terceros. Aunque el título tuvo una recepción muy positiva en la prensa, el final del ciclo de vida de GameBoy Color impidió que las ventas fueran tan positivas como se esperaba, provocando que la franquicia cayera temporalmente en reposo.
Pero la presente década está siendo especial para la semi-genio de WayForward: tres títulos en tan solo un lustro, una proeza de la que pocos pueden sentirse orgullosos. En total, la franquicia plataformera cuenta con cuatro entregas; aunque Shantae and the Pirate’s Curse es la tercera y se estrenó en 3DS durante el año 2014, hasta ahora no hemos tenido oportunidad de probar su jugabilidad en la nueva generación de consolas domésticas. Preparad vuestras mejores galas, viajamos a las extensas tierras de Sequin Land.
Un argumento plagado de errores gramaticales
En el desarrollo del guión es notable el buen hacer de WayForward y de Matt Bozon, creador principal del mundo de Shantae, el cual sigue manteniendo una temática cómica y disparatada, solamente alterada en esta ocasión por una traducción al castellano absurda y fuera de contexto. Aunque el hecho de tener un texto sin sentido en este tipo de plataformas no afecte gravemente a su jugabilidad, echamos de menos el sentido humorístico que se debía haber puesto y que ha acabado convirtiéndose en un horror gramatical y una pérdida de la esencia del proyecto. Como ejemplo, únicamente incidiremos en que «Ret-2-Go» no es precisamente la traducción ideal al castellano de la expresión «Ready to go», que es una de las primeras joyas que destacan en la traducción nada más comenzar el título.
Para los recién iniciados en la franquicia, Shantae es una semi-genio de pelo morado destinada a proteger en un principio el pueblo pesquero de Scuttle Town. Y como suele ser habitual, cuando existe una heroína también aparece un archienemigo. En este caso, es otra mujer que responde al nombre de Risky Boots, la malvada reina autoproclamada de los siete mares. Aunque todo el grueso de la historia se basa en ambas, existe un gran elenco de personajes que se repiten en todos los títulos y tienen su importancia en la trama. En este aspecto, la profundidad argumental es bastante extensa aunque a simple vista parezca una mera aventura diseñada para infantiloides.
Continuando con la trama, tras las aventuras y los acontecimientos ocurridos en la segunda entrega de la saga – Risky’s Revenge -, Shantae pierde sus poderes y acaba convertida en humana al salvar el pueblo en el que estaba destinada. Por desgracia, tras un tiempo de felicidad y paz, llega al pueblo Ammo Baron, un ricachón del ejército cuyo plan es comprar el pueblo para convertirlo en una fortaleza militar (y progresivamente veremos los efectos), capturando a Shantae y expidiendo una orden judicial para cortar su omnipotente cabellera.
Bajo tal situación disparatada, Risky Boots vuelve a aparecer en escena siendo esta vez una aliada para acabar en secreto con una amenaza mucho más peligrosa, Pirate Master, el mentor de la enigmática pirata. Sin duda alguna, la primera hora del juego es la más disparatada, con múltiples enemigos teóricos y un giro argumental que abandona la superficialidad de Ammo Baron y Scuttle Town para dejar vía libre a la línea que nos explica cómo acabar con Pirate Master.
Exploración, mazmorras y enemigos finales
De esta forma, WayForward nos introduce un total de siete islas que iremos desbloqueando secuencialmente y que nos demostrará una variedad inusual entre la que se destaca una isla con zombis. Utilizando como elemento central el barco de Risky Boots, podremos viajar entre localizaciones de una forma muy intuitiva y sencilla, sin apenas tiempos de carga que afecten a la jugabilidad.
La misión principal de Shantae es acabar con las guaridas del mal que contienen la energía suficiente para desencadenar el despertar de Pirate Master. Por esta razón, cada isla contiene una primera parte de investigación del entorno en la que deberemos hallar ciertos elementos y realizar las acciones necesarias para conseguir acceder a una mazmorra con una dificultad mayor. En dicha mazmorra se nos propondrá una serie de puzles que no resultan demasiado complejos para dejarnos así continuar con los mamporrazos en busca de un enemigo final bastante alternativo que tratará de impedir la destrucción del poder maligno almacenado en su guarida.
Para mantener aún más la esencia de Shantae, el aspecto jugable se mantiene fiel al original y al propio género plataformero, llegando prácticamente a un nivel que podríamos considerar como estándar de calidad. Un control preciso en movimiento y ataques, enemigos con comportamientos predecibles para el jugador, objetos de mejora y secretos escondidos en el escenario, adquisición de nuevas habilidades y la posibilidad de mejorar las ya conseguidas; todo lo que forma parte de la versión final del proyecto son detalles que, al combinarlos con destreza, permiten disfrutar de una jugabilidad completa que concuerda con un nivel de dificultad medio y una duración atractiva de unas diez horas.
Si ya existe, ¿por qué no reutilizarlo?
Al ser el sucesor directo de Risky’s Revenge, también mantiene muchos elementos jugables clásicos de la saga y los reutiliza para sus propios fines. Enemigos (el caso de Squid Baron —un calamar gigante de color rojo— es bastante curioso), personajes, armas, poderes, escenarios; encontramos una gran cantidad de reminiscencias y referencias al pasado de la franquicia que permiten mantener su valor original sin resultar repetitivo. En este aspecto, Shantae se ha adaptado a los nuevos tiempos y su remasterización artística da cuenta de ello.
El salto gráfico desde Risky’s Revenge a Pirate’s Curse es monumental, con nuevos diseños de personajes basados esta vez en una estética asiática y más profesional. En comparación con la versión de 3DS que salió al mercado en el año 2014, el título en PlayStation 4 presenta varios niveles de definición. En un primer lugar, el plano jugable (protagonista y elementos interactivos) presenta una estética píxel con gran cantidad de detalle. Por otro lado, el resto de elementos no interactivos, como el fondo o algunos elementos decorativos en primer plano, está formado por dibujos más detallados que en la resolución de una consola doméstica presentando un difuminado por píxeles que nos da a entender que no se han rediseñado los recursos, estirándolos para adaptarlos a una pantalla más grande que la de 3DS.
En el apartado musical, WayForward se ha encomendado otra vez a las manos y criterio de Jake Kaufman, creador original de las bandas sonoras de todas las entregas de la franquicia y un habitual en títulos de estilo retro, como los dos que comentamos en la introducción y Red Faction: Guerrilla, entre otros. Las melodías, esta vez en estilo retro, se muestran acordes al apartado gráfico, jugable y al argumento, siendo agradables y adaptándose perfectamente a todas las situaciones del título.
Conclusión
La adaptación de Shantae and the Pirate’s Curse a PlayStation 4 es correcta, manteniendo la jugabilidad intacta, pero sin ser una remasterización (ni pretendiendo serlo). Lo que vimos en el título original de Nintendo 3DS lanzado en 2014 es exactamente lo que debemos esperar en esta versión para consolas domésticas. El valor positivo de esta versión es la distribución del título al público que no posee consolas de Nintendo, quizá con la intención de completar la franquicia en otros sistemas.