Antes de comenzar la película, en la presentación previa, tanto Ignacio Vilar como Tamara Canosa y Monti Castiñeiras, exhortaron al público a prestar mucha atención al sonido y las imágenes y despejar la mente para vivir una experiencia que debería quedarse grabada sensorialmente.
Sicixia es una historia de amor. Xiao es un técnico casado que va grabando sonidos por toda Galicia hasta que llega a la Costa da Morte, donde Olalla, casada, una mujer que se dedica a recoger algas para una fábrica, será su guía a lo largo de su recolección sonora. Al día siguiente, o al tercero, surge el amor entre ellos y comenzará una historia de sonidos, polvos e imágenes que terminará cuando todo el pueblo comience a murmurar sobre los adúlteros.
¿Qué pasa cuando intentas crear una película más allá del film, centrándote más en la belleza del paisaje y los sonidos y descuidando totalmente el guion? Aparece Sicixia, un documental de la belleza de la Costa da Morte que dura 1:38 minutos. Nada más y nada menos.
Que sí, los paisajes son espectaculares, el sonido grabado, casi por completo diegético, podría ser más que genial si no hubiera dos personas estorbando con una relación que, seamos sinceros, no va a ningún sitio desde el minuto 1 y, al menos a mí y a los que tenía alrededor en el público, nos importaba más bien poco. Es más, la escena final (no se preocupen, no voy a destripar nada de la película), una hermosísima secuencia de algas con el propio sonido, la estropea Vilar metiéndole una canción cuando el sonido, sin más, el propio sonido del mar, junto con el movimiento de las algas, deberían bastar.
Como documental y para mostrar la belleza de Galicia, preciosa. Como guion, pésimo, predecible y aburrido. Una pena porque material de fotografía hay de sobra.
Sicixia, Ignacio Vilar (España). Official Section. FICX (English)
A esmorga director presents Sicixia, a love story where viewers must be paying attention to their senses.
Before the film had started, in the presentation, Ignacio Vilar, Tamara Canosa and Monti Castiñeiras, exhorted the viewers to pay close attention to the sounds and images, clear their minds and live a sensorially recorded experience.
Sicixia is a love story. Xiao is a sound technician (married) who is recording sounds all around Galicia until he arrives to Costa da Morte, where Olalla (married), a woman who works gathering algae for a factory, will be his guide throughout his sound recollection. In the following days, the love between them arises and it begins a story of sounds, bed-love and images which will end when the whole town begins to gossip about both adulterers.
What happens when you try to create a movie beyond the film, focusing more on the beauty of the landscapes and the sounds and leaving the script totally forgotten? That’s exactly what you will get with Sicixia: a 1:38 minutes long documentary about the beauty of Costa da MorteI.
Yes, landscapes are spectacular, the recorded sound (almost completely diegetic) could be more than great if the couple weren’t there with their annoying relationship, one that, let’s face it, is going nowhere since the first steps of the movie, and people watching the film don’t care about it. The final scene (without spoilers, it’s impossible to spoil), a beautiful sequence of seaweed with ambient sound is spoiled by Vilar with a song, when the sound alone, no needing more, together with the movement of algae, would’ve been enough.
It’s a perfect movie if you think of it as a documentary showing the beauty of Galicia. If we pay attention to the script, it’s lousy, predictable and boring. Such a pity.