En el episodio anterior de Solo asesinatos en el edificio nos encontramos con una mescolanza de sorpresa que no sorprende y dudas sin respuesta. En el sexto capítulo cambia el rumbo y el ritmo. Nos lleva por una travesía que navega en líneas paralelas, a la espera de que las circunstancias las curven y puedan encontrarse. El nuevo capítulo de la serie original de Star y emitida en Hulu está disponible en Disney+.
Para los recién llegados, Solo asesinatos en el edificio nos cuenta la historia de Charles-Haden Savage, interpretado por Steve Martin; Oliver Putnam, interpretado por Martin Short; y Mabel Mora, interpretada por Selena Gómez; tres personajes que tienen tanto en común como como un bisturí a una aguja de tejer. Solo les une una cosa en común, el interés por los misterios sin resolver. Seguidores del mismo podcast, ven su oportunidad de dar brillo a sus habilidades cuando un vecino del edificio fallece en extrañas circunstancias. Antes de seguir, les recomiendo leer la crítica al primer capítulo.
Las mujeres que llaman a la puerta no hacen historia, y con esa frase Mabel se corona para toda la serie. Es un personaje que, para lo poco que le gusta hablar, suele regalarlos más de una perla y, a título personal, es probablemente el más fascinante de toda la producción. No obstante, no es la única mujer empoderada de la serie y es me da la vida. Pero retrocedamos un poco.
Cuando sucedió el incidente misterioso de Tim Kono, que es lo que ha puesto toda la maquinaria a trabajar y es el punto de unión entre todos los personajes, nos encontramos con una agente de policía muy atareada, muy cabreada y a toda velocidad. Y si te pones en su lugar, que te vengan tres cotillas con mucho morbo y tiempo libre a tu escenario del crimen a decirte cómo hacer tu trabajo…, yo también me pondría de malhumor. Pero la detective Williams desaparece tan rápido como hizo acto de presencia y no volvemos a saber de ella. Hasta hoy.
Solo con el título del capítulo De proteger y servir, ya podíamos olernos que la policía iba a tener relevancia en este episodio de una forma u otra. Lo que no me esperaba nada era la forma tan humana, tan cercana y tan empática en la que volvemos a encontrarnos con la detective Williams y cómo su nombre vuelve a estar relacionado con el caso.
Tengo que destacar el desarrollo de los personajes femeninos y LGTB+ de la serie. Cada una de una forma distinta, pero desde Mabel, la detective Williams, la gestora del Arconia, la conserje del edificio; todas ellas son mujeres inteligentes, fuertes y empoderadas, cuya motivación, razón de ser y personalidad va más allá del interés romántico. Que es fantástico que lo tengan y es una parte más de sus historias, sí, pero estoy un poco cansada de las historias de intriga y policíacas en la que los personajes femeninos se ven reducidos al romance y no pueden salir de esa caja.
Seguimos con Mabel, que es el centro de este capítulo. Prácticamente en contra de su voluntad descubrimos más cosas acerca de Mabel, pese a lo hermética que es. Es incluso reconfortante apreciar el contraste de cuando fuerzan a Mabel a revelar información a cuando es ella misma la que se acerca para hablar. Los personajes a su alrededor se percatan del cambio.
La comedia de situación ya campa a sus anchas en los diálogos entre Charles y Oliver hasta convertirlos en una especie de homólogos de Epi y Blas. Sus escenas son divertidas y torpes, y mejoran aún más cuando atrapan en su comedia a Mabel, adquiriendo un cariz agridulce que es casi entrañable.
El sexto episodio se convierte en una buena balanza entre la comedia de situación, los secretos, la familiaridad y la sororidad. Tiene algún ligero toque de humor negro, pero nada que ver con los que teníamos en los primeros episodios donde el misterio y la extrañeza y desconfianza entre los propios personajes daban más pie a la incomodidad y al recelo. Ahora, con una nueva revelación al acecho, ¿qué nos deparará el próximo episodio?