Jean-Richard “Janry” Geurts es el dibujante de esta larga etapa icónica para los testigos de mi generación, y apoyado en los guiones mucho más humorísticos y mordaces con respecto a la etapa anterior de Nic y Cauvin de Philippe Tome.
Y sí, este comentario va dado con toda la intención del mundo, pues na de las cosas que aprenderemos es que una buena parte de la estabilidad y longevidad artística de este tándem se debe a ese giro hacia la BD humorística, puesto que hasta el momento de esta etapa el toque humorístico venía del dibujo, pero no del guión. Los autores se sentían mucho más cómodos, y es algo que decía el mismo Janry: “Es cierto, a Janry y a mí nos gusta el humor.
Además, en esa época todavía no habíamos creado ‘El pequeño Spirou’ que nos iba a permitir dar rienda suelta a esa vertiente. ‘Spirou y Fantasio’ es una serie más híbrida, a medio camino entre la aventura y la comedia, y nuestros primeros trabajos solían ser muy paródicos.” (valga como ejemplo de esto último la página paródica de Tomás Elgafe de la página 6).
¿Y cómo pudo ser posible este cambio con respecto a la estructura de las aventuras de este personaje y con respecto a la libertad creativa de los autores? Pues por la incorporación como redactor jefe de Philippe Vandooren en sustitución de Alain de Kuyssche a finales de 1982. Aunque el cambio de fórmula no tuvo lugar hasta un año más tarde, él fue el artífice tanto del cambio de rumbo como de la apuesta por esta pareja de jóvenes autores que apuntaban buenísimas maneras. Y no se equivocó.
En ella el protagonista no es Spirou, ni Fantasio, ni el mismo conde de Champignac, sino un secundario recurrente: el farmacéutico jubilado y borrachín Celestino Dupilon, que sufre una curiosa metamorfosis al mezclar con el alcohol ingerido una cierta poción preparada a causa de la tendencia científica del noble a la hora de mejorar las setas de la zona. ¿Serán capaces de revertir el proceso que ha cambiado al entrañable y rural borrachín? ¿Cómo lo harán? Lo podrás descubrir entre las páginas 51 y 62 de este volumen. ¡Ah! ¡Y que no se me olvide que también podréis ver y conocer sus páginas promocionales en este tomo! ¡Buscadlas, recontra, que no os voy a decir dónde encontrar todo!
Pero no hemos acabado con respecto a esta historieta: va precedida por media página –seis viñetas- protagonizada por Spip que servía para vincular la historieta de “El pasajero del tiempo” (de hecho, en la primera viñeta vemos a la ardilla quitándose un coselete) con la aventurita de “El increíble eructo”.
Además, como es habitual, veremos las técnicas publicitarias y el marketing asociado a Spirou: pegatinas, naipes, ilustraciones exclusivas, bocetos, pequeñas historietas a modo de tráiler(o de ‘teaser’), mensajes navideños… ¡Hasta una carta dirigida a los autores reclamándoles a causa de los plazos de entrega!
El resto de notas históricas son relativas a los tres volúmenes que se recopilan en este tomo, que vamos a pasar a comentar brevemente. Antes de nada, vamos a hacer referencia a una curiosa coincidencia: dos de los tres tomos hacen referencia a viajes en el tiempo dentro de la trama. Uno es, obviamente, “El pasajero del tiempo”, y el otro, aunque no es evidente en el título, es “El despertar de Z”. No, queridos lectores, no supone un patrón al estilo de “La máquina del cambiazo” de Mortadelo y Filemón, sino que obedece a una moda de la época. Sí, queridos lectores, una moda relativa a los viajes en el tiempo. Veamos, estamos en esos años en los que salió “Regreso al futuro”, por ejemplo, aunque “El pasajero del tiempo” salió al mercado un año antes. ¿Obedece, acaso, a una intención torticera y totalmente interesada para ganar lectores aprovechando el tirón de la moda? Quizá, queridos lectores. Pero eso es algo que nunca sabremos. ¿O sí?
En fin, que aparece por allí una extraña máquina que parece un cruce entre el símbolo de infinito y una banda de Möbius. De ella sale un individuo clavado al conde de Champignac salvo por un nimio detalle, su bigote, y se identifica como su sobrino Aurelio, que viene del futuro con una misión: recoger semillas de especies vegetales para detener la desertización en el futuro del que viene. Para ello, viajará a Palombia, peligroso territorio ya conocido por la pareja protagonista.
Pero, como no pueden resistirse a una buena aventura, deciden acompañar a este familiar del conde de Champignac en su cometido. Pero… ¡Qué malas son las prisas! Dos F-15 de la US Navy detectan el futurista aparato y no dudan en atacar. ¡Magnífica la parodia de la jerga de los pilotos! Las prisas derivadas de esquivar el misil que lanzan contra ellos los envía a Palombia, sí… ¡Pero a la Palombia del siglo XVI, durante la colonización portuguesa! Atentos, por cierto, a un guiño editorial. ¡Juguemos a “¿Dónde está Wally?”! ¿Alguien será capaz de reconocer a José Ditillieu, el director conceptual de Spirou? La solución está en las páginas del tomo. ¡Buscadlo, buscadlo! Y nos servirá también para conocer a otro ejemplar de la fauna palombiana aparte de los marsupilamis: el esnulfateador. ¿Qué es un esnulfateador? Lee para averiguarlo, querido lector. Porque, como decían en el Un, dos, tres… ¡Hasta aquí puedo leer!
Pero esta aventura tiene cierta continuidad en la próxima aventura: “El despertar de Z”. ¡Nadie se cree las aventuras temporales de nuestros protagonistas! Pero, como viajar por el tiempo es agotador, deciden tomarse un descanso. Pero, mientras comienzan a pensar que todo fue un sueño, aparece el esnulfateador, enviado por Aurelio con un mensaje en el que pide ayuda, pero… ¿Cómo lo harán? ¿Cómo viajarán al futuro?
Bueno, el caso es que descubren, a su pesar, que su casa en el futuro forma parte de los elementos de un museo de Historia, y el hecho de ser confundidos con actores o animadores les ayuda en su misión. Además, contarán con la ayuda del ayudante de laboratorio de Aurelio, que los estaba esperando: So-Jah. ¿Y qué ayuda necesitan de nuestros protagonistas? Pues que intenten salvar a la humanidad de la dictadura de Z. ¿Quién es el tal Z? Pues el descendiente de alguien que, seguro, os estáis imaginando. Si queréis una pista, os la daré: “¡Aviv Bulgroz!” ¿Cómo lo harán? ¡De nuevo! ¡Es tu turno para averiguarlo!
Y de aquí saltamos a la primera aventura mafiosa de Spirou, con elementos de thriller aderezados con un curioso sentido del humor: “Spirou y Fantasio en Nueva York”. ¿Y qué hacen allí? Bueno, parece que no pueden ni comer tranquilos: están muertos de hambre y apenas tienen pasta –de dinero, no de macarrones- para comer. Consiguen juntar lo suficiente para una pizza congelada… ¡Y resulta que Fantasio casi se atraganta con un elemento raro entre los ingredientes! ¿Qué ingrediente? Bueno… “El secreto está en la masa”: una llave. Pero no una llave cualquiera, sino una llave que se supone que abrirá una caja fuerte con un millón de dólares en Nueva York. Pues bueno. ¿Quién dejaría pasar una oportunidad como esa?
Lo que no saben es que esa llave es parte de un plan del mafioso neoyorquino Vito Cortizone, otro malo recurrente del universo de Spirou que hace su primera aparición en este cómic, que piensa que los que encuentren la llave harán que vuelva su buena suerte característica. Lo malo es que parte del ritual para recuperar esa suerte perdida supone exponer a los “afortunados” a la guerra que enfrenta a los italoamericanos con la mafia china. ¿Y cómo saldrán de ésta? Pues con valor e ingenio, como siempre, pero está en tu mano el averiguar cómo. ¿No sientes curiosidad?
En este punto, me gustaría hacer justicia a los dibujantes a través de los detalles que meten entre su dibujo humorístico: armas (ese AK-47…), vehículos (coches y aviones, tanto civiles como militares), lugares (fabuloso el skyline de N.Y.)… Os invito a buscar e identificar los detalles –que los hay, y muchos- . Normalmente los detallo yo, pero eso haría demasiado larga esta reseña.
En todo caso, como en los dos volúmenes anteriores (aquí el primero, y aquí el segundo), estamos ante una pieza perfectamente complementada y situada en su contexto histórico editorial imprescindible para todos los amantes de la escuela franco-belga de la BD.
¡Echadle un ojo y no os lo perdáis!