Entre el fan service para los nuevos y la delicatessen para los fans de siempre se mueven los nueve capítulos de esta ecléctica reunión de piezas audiovisuales breves alrededor de la conocida saga galáctica creada por George Lucas. Algunos ofrecen enlaces de continuidad con la historia principal que se sigue desarrollando desde la factoría Disney, otros siguen hilos paralelos o historias tangencialmente relacionadas que amplían o transforman este universo. En todo caso, ‘Visions’ (Disney +), llamémosle así, ofrece un poco de todo y para todos en la intención, muy de la casa, de tener algo con qué contentar a todo el mundo.
El proyecto también tiene este sentido ecléctico. Esta vez no tenemos nada que reprocharle a Disney porque, desde el principio, está clara su intención de hacer algo para cada uno de los distintos públicos de la saga. Por eso, cada relato, pieza o capítulo tiene a cargo a un estudio, una persona directora, unos artistas y un guion totalmente distinto a los demás. Lo que hace que, ab origine, la irregularidad, la dispersión y la diferencia de sus distintas teselas sea algo inherente de lo que estamos previamente advertidos.
El conjunto de ‘Star Wars: Visions’ muestra una tendencia claramente positiva, comprometida en general con el universo
Tampoco nos sorprende su asentamiento, fundamentalmente, en la cultura audiovisual japonesa; evidenciado además en los estilos de los distintos vídeos. Todos sus capítulos proceden de estudios audiovisuales de allí y casi todos sus directores son japoneses. Y decimos “casi” porque la excepción que confirma la regla tienen origen catalán y formación valenciana, se trata de Abel Góngora (Barcelona, 1984), director del episodio del estudio Science SARU titulado “T0-B1”. Aún así, la animación y la cultura japonesa están muy presentes, de una forma u otra, en todas y cada una de estas “visions”.
El conjunto es algo repetitivo, con los Jedi y los Sith ocupando el primer plano de casi todos los vídeos, con las espadas y las luchas entre ambos bandos protagonizando casi todas las entregas, y con el “lado oscuro” de la fuerza poniendo en aprietos al universo. Pero los distintos estilos y personajes hacen la espera menos costosa y más entretenida, la alternancia de los tonos narrativos más graves con otros más ligeros dotan al conjunto de un peso más llevadero, y la abundancia de personajes jóvenes (juventud, divino tesoro) ejerce una innegable fuerza atractiva en los públicos menos maduros.
¿Qué nos ha gustado más? De las nueve piezas que componen estas “Visions”, creemos que la mejor, con bastante diferencia, es la que inaugura esta antología: “The duel”; pues es la pieza que, de forma más sobresaliente, reúne la tradición japonesa audiovisual, la cultura medieval japonesa de lucha con espadas y el universo de Star Wars. La historia tiene la mesura y el tono narrativo grave del cine clásico nipón (huele a Kurosawa por los cuatro costados), juega con la escala de grises precisamente para acentuar esta sensación, y nos presenta una historia emocionantísima a medio camino entre el western de bandidos y la lucha galáctica entre el bien y el mal. En un equilibrio tan bien llevado que, seguramente, nos durará todavía mucho en la retina.
Roza la maestría y la excelencia en uno de estos nueve intentos por ampliar un mundo vivísimo en las cabezas y los corazones de millones fans
Varios escalones por debajo suyo se encuentra otro puñado de capítulos que, de una forma u otra, sí han sabido reinterpretar o actualizar el universo del que están participando. Se trata de ‘El noveno Jedi’, ‘T0-B1’, ‘El anciano’ y ‘Lop y Ochô’; por orden descendiente de calidad. Los cuatro rinden homenaje a los valores Jedi y yerguen personajes con honor, sabiduría y capacidad de sacrificio; compaginándolos además con historias interesantes que ensalzan, precisamente, toda esta ética y moral tan propia del universo.
Finalmente, en otro grupo, también varios peldaños por debajo de estos anteriores, están ‘Los gemelos’, ‘Akakiri’ y, destacado como el peor de todos, ‘The Tatooine rapsody’. En estos capítulos el universo Star Wars funciona más bien como paisaje o ruido de fondo para desarrollar historias que, salvo por pequeños detalles de importancia relativa, podrían pertenecer a este mundo de ficción o a otro cualquiera. ¿En qué cabeza cabría, por ejemplo, ver a Jabba el Hutt menear la cola al ritmo de la música?
El conjunto muestra una tendencia claramente positiva, comprometida en general con el universo, y que roza la maestría y la excelencia en uno de estos nueve intentos por ampliar un mundo vivísimo en las cabezas y los corazones de millones fans. Además, en general, consigue entretener, sin estridencias, y rindiendo un sentido homenaje a lo que tantos piensan que esta saga es y debería seguir siendo. Solo por esto merece, además de un gozoso visionado, también nuestra recomendación.