Por fin se acabó la espera. Después de tres años llega la cuarta y penúltima temporada de ‘Stranger Things’ (Netflix) y lo hace dividida en dos entregas de siete capítulos cada una, con una hora o más de metraje de media, y con una inversión por capítulo como no recuerdo haber visto antes (30 millones de dólares cada uno). El dinero extra se percibe claramente en la factura de la producción: más escenarios, más decorados, más secundarios, más efectos digitales… aportando una notable verosimilitud al universo de la serie.
Pero más no es mejor.
La serie no mejora, pero sí sabe mantenerse sólida en su línea narrativa principal de misterio fantástico, en su núcleo de personajes jóvenes carismáticos y en su gestión de la nostalgia ochentera. Y para mantener la gallina de los huevos de oro sin aburrir ni resultar anodinos, los hermanos Duffer han puesto toda la carne en el asador en cuanto a guion y producción.
‘Stranger things’ ha sabido gestionar con inteligencia el capital acumulado, y lo ha hecho con una trama que, aunque irregular en alguno de sus hilos narrativos, sí conserva con toda su fuerza las esencias que nos han enganchado
En esta nueva temporada, los personajes se dividen en tres grupos con tramas distintas que, con el tiempo, deberían acabar convergiendo, pero que en el final de este primer volumen sí consiguen alcanzar, cada una por separado, un punto máximo de tensión y de interés.
El primer grupo lo forman Hopper (David Harbour), Joyce Byers (Winona Ryder) y su loco secuaz, Murray (Brett Gelman). Este grupo tiene una trama de sobra conocida y, la verdad, poco interesante: la supervivencia de Hopper, las condiciones y los motivos por los que sigue vivo y cómo va a hacer para volver a casa dan fuerza al, quizás, hilo narrativo más flojo de este primer volumen.
El segundo grupo está en California. Allí, 11 (Millie Bobby Brown), Mike (Finn Wolfhard), Will (Noah Schnapp) y Jonathan (Charlie Heaton) se enfrentan a un extraño duelo entre grupos militares que quieren hacerse con el control del proyecto al que perteneció 13 en el pasado… y que parece ser quieren volver a poner en marcha. A este proyecto vuelve la extraña personalidad que es el Dr. Martin Brenner (Matthew Modine).
Demostrar la inocencia de Eddie
El tercer grupo sigue Hawkins. En este espacio es donde se centra la trama fantástica, esta vez con un nuevo enemigo, Vecna, un poderoso mago perteneciente al mundo del Azotamentes y que, esta vez, vuelve a sembrar el terror por el pueblo con el cruel asesinato de algunos de sus jóvenes habitantes. La novedad aquí es que el pueblo culpará, sin embargo, a Eddie (Joseph Quinn), un miembro del grupo de rol al que pertenecen Dustin (Gaten Matarazzo), Lucas (Caleb McLaughlin) y Erica (Priah Ferguson). El doble objetivo de este grupo es demostrar la inocencia de Eddie, mientras escapan a una creciente masa popular dispuesta a lincharlos.
En forma paralela a estos tres grupos de tensión (con Hopper, 11 y Eddie como protagonistas de cada uno), la serie desenvuelve varios temas interesantes de forma general; algunos conocidos y otros no. Entre los conocidos: el paso de la adolescencia a la edad adulta, el madurar y el buscarse la vida.
Las secuelas de la lucha anterior
Entre los nuevos desarrollos de los temas conocidos: el trauma, ahora vemos más claras que nunca las secuelas de todo lo vivido, de forma evidente en algunos personajes como Max (Sadie Sink); o cómo el crecer es indisoluble del querer formar parte, del gustar, del integrarse -esta vez en el instituto- teniendo (quizás) que renunciar a los amigos o a los gustos del pasado, como vemos con el personaje de Lucas.
Los nuevos temas se relacionan, especialmente, con la persecución de Eddie y de cómo la emoción manipula a la razón moviendo a las masas, hasta entonces razonables, incluso contra chiquillos que jamás han roto un plato. Esta línea narrativa desarrolla una crítica social hasta ahora no vista en la serie, y que defiende con claridad a la razón y a la presunción de inocencia en contra de los linchamientos (públicos o privados, físicos o psíquicos).
Esperamos el segundo volumen de esta cuarta temporada con impaciencia
‘Stranger things’ (Netflix) ha sabido gestionar con inteligencia el capital acumulado, y lo ha hecho con una trama que, aunque irregular en alguno de sus hilos narrativos (especialmente, el protagonizado por Hopper), sí conserva con toda su fuerza las esencias que nos han enganchado, y nos siguen enganchando, a la serie.
Además, lo hace con un primer volumen magistralmente llevado en cuanto a desarrollo de personajes e hilos narrativos, gestión del ritmo y la tensión. Quizás no todos se plantean con la misma calidad y coherencia, pero sí todos evolucionan hacia un punto concreto que nos atrae y nos divierte y queremos conocer.
El segundo volumen se estrena el próximo 1 de julio. Lo esperamos con impaciencia.