La novela ganadora del Premio Planeta presenta a los lectores un policía carismático que busca resolver un crimen desconcertante. Género policiaco, sí, pero con ecos de la obra anterior de Cercas.
No descubrimos nada si decimos que el Premio Planeta —el de mayor cuantía económica de la literatura española— tiene un importante componente comercial. Dentro de esa estrategia de negocio editorial, en ocasiones ha premiado a autores que tenían más de personajes mediáticos que de escritores. Pero también lo han ganado obras firmadas por lo más granado de nuestra literatura. Nombres como los de Ana María Matute, Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Álvaro Pombo, Antonio Muñoz Molina… figuran entre sus ganadores.
Este año se ha alzado con el galardón un escritor bien conocido y apreciado, Javier Cercas, que suma así su nombre al de esas plumas ilustres antes citadas. Su novela premiada se titula Terra Alta, que la Editorial Planeta ha hecho omnipresente estos días en escaparates y mesas de todas las librerías del país.
Terra Alta es una novela policiaca, lo que quizá desconcierte inicialmente a algunos lectores de obras anteriores de Cercas. Pero que no se alarmen: muchas de las inquietudes presentes de manera recurrente en su trayectoria literaria están también en este libro.
Lo que es seguro es que, al abordar este género —a su manera personal— se acerca a un público muy amplio, propósito que se le supone a toda obra premiada con el Planeta.
Si representáramos esta novela en un sistema de referencia determinado por dos ejes de coordenadas, el eje horizontal sería el de la investigación de un crimen, y el vertical el de la construcción del personaje protagonista. La narración avanza recorriendo ambos ejes, no necesariamente a la misma velocidad, con el lector atrapado en la intriga de saber quién es el criminal que cometió un salvaje asesinato y quién es realmente el policía que lo investiga.
«…ésta es una tierra inhóspita, muy pobre. Siempre lo ha sido. Una tierra de paso en la que sólo se quedan los que no tienen más remedio que quedarse, los que no tienen otro sitio adonde ir. Una tierra de perdedores. A esta comarca no la quiere nadie, ésa es la verdad, y la prueba es que solo se acuerdan de nosotros para bombardearnos. ¿Por qué se nos conoce fuera de aquí? Por la batalla más feroz que se ha librado nunca en este país, una tormenta de fuego como un castigo bíblico, un apocalipsis que mató a muchachos de medio mundo.»
El crimen que conmociona la tranquila comarca de Terra Alta, en la Tarragona interior, es el despiadado asesinato de los dueños de la mayor empresa de la zona, Gráficas Adell. Dos ancianos torturados de manera brutal y asesinados luego junto a su criada.
La matanza despierta la curiosidad del lector y lo engancha a la narración de la investigación del crimen, que progresa entre algunas digresiones que ensanchan la novela y la apartan de la linealidad.
El policía encargado de investigarlo es el mosso d’esquadra Melchor Marín. Un policía joven aún que ha buscado en esa comarca un merecido destino tranquilo, tras ser él quien abatió a los cuatro yihadistas de Cambrils. Y que tiene tras de sí una tortuosa trayectoria de redención desde su infancia en el barrio badalonense de Sant Roc y la pérdida de su madre.
Marín, que ha rehecho su vida casándose con la bibliotecaria del pueblo, con la que tiene una niña, interesa al lector tanto o más que el crimen. Lector empedernido, devoto de la novela de Víctor Hugo Los miserables, Cercas se vuelca en la construcción de su personaje a la manera del héroe reticente (reluctant hero) tan frecuente en la literatura y el cine anglosajones.
Cabe esperar que ese esfuerzo del autor tenga continuidad en una serie de novelas con el mismo protagonista, si la aceptación comercial de esta obra es buena.
«No hizo falta que aclararse que se refería a ‘Los miserables’. La biblioteca acababa de abrir y por la fachada entraba a espuertas la luz deslumbrante de aquella mañana ventossa. Durante un rato hablaron de la novela sin que nadie los molestase, quitándose uno a otro la palabra de la boca. Olga sentada detrás del mostrador y Melchor acodado en él con el ejemplar del libro de Grass a su lado.»
Lo que tienen en común crimen y policía es cómo las sombras del pasado se alargan hasta el presente. La muerte de la madre de Melchor y las muertes en la comarca de Terra Alta durante la Guerra Civil. Y cómo se entremezclan el duelo, el olvido, la memoria, la justicia, la traición, la venganza…
El resultado es un cóctel más complejo de lo que aparenta ser inicialmente una novela que, yendo de menos a más, entronca con muchos de los temas frecuentes en la obra de Cercas como escritor y articulista. Y que constituye una lectura muy amena.
Bien editado en tapa dura por Planeta, con una sobria ilustración de sobrecubierta y páginas con un tamaño de fuente generoso, físicamente el libro resulta perfecto en cuanto a manejo y lectura.
Javier Cercas nació en Ibahernando, Cáceres, en 1962. Su obra, traducida a más de treinta lenguas, consta de las siguientes novelas: El móvil, El inquilino, El vientre de la ballena, Soldados de Salamina, La velocidad de la luz, Anatomía de un instante, Las leyes de la frontera, El impostor y El monarca de las sombras, casi todas reconocidas con prestigiosos premios nacionales e internacionales. También ha publicado libros misceláneos –Una buena temporada, Relatos reales, La verdad de Agamenón y Formas de ocultarse– y ensayos –La obra literaria de Gonzalo Suárez y El punto ciego.
Ha recibido, además, varios premios de ensayo y periodismo, y diversos reconocimientos al conjunto de su carrera, como el Prix Ulysse, en Francia, o el Premio Internazionale del Salone del Libro di Torino, el Premio Friuladria, el Premio Internazionale Città di Vigevano, o el Premio Sicilia, todos ellos en Italia.
