A finales de 2014, la desarrolladora Shortbreak Studios s.c. lanzó al mercado The Collider, un juego basado en poner a prueba la velocidad de reacción del jugador, bastante sencillo y adictivo, el cual tuvo un éxito aceptable tanto en dispositivos móviles como para PC. Ahora en 2016, han lanzado su segunda parte, The Collider 2, y con él han querido saltar al mundo de la Realidad Virtual, lo cual aún siendo algo opcional en el juego, no ha terminado de gustar a sus jugadores debido a la jugabilidad que le acompaña.
The Collider 2 es un juego frenético, en el cual los reflejos y la coordinación vista-manos será crucial para poder avanzar y encontrarle el punto de diversión. Fácil de aprender, difícil de dominar.
Al entrar en la pantalla de inicio, podremos ver imágenes de lo que sería un plan de infiltración en una nave espacial gigante, acompañado de una música que recuerda a otras típicas bandas sonoras sobre batallas galácticas. Pulsando cualquier tecla, iremos al menú principal, sin ningún tipo de cinemática o historia que nos ponga en situación. El menú se basa en una especie de hangar, y en el centro de la pantalla se encuentra la nave quev eíamos en las imágenes anteriores infiltrándose. De fondo, podremos ver la nave espacial gigante, esta vez a tiempo real, disparando una especie de rayo espacial a un planeta que se encuentra justo frente ella, bastante parecido a la Tierra. Hasta ahí podemos entender, que la misión de infiltrarse y acabar con dicha nave sea probablemente nuestro trabajo. El menú es bastante sencillo, teniendo solo cinco opciones a las que poder acceder: Opciones, hangar, mejoras, jugar y salir. Al entrar en el modo jugar, el juego nos preguntará si queremos probar un pequeño tutorial, algo que es recomendable para que no nos pille nada por sorpresa.
El juego nos pone en una situación en la que conduciremos una nave espacial que se debe infiltrar en el interior de otra muchísimo más grande, basándose el objetivo en explorar, recolectar y destruir todo lo que vayamos encontrando en nuestro camino. Camino que es totalmente lineal y por ello no existen controles como tales de la nave. La nave se impulsa sola desde el primer momento, así que lo único que debemos usar en este caso es el ratón para orientarla y dirigirla en la dirección que queramos. El problema es que el juego no nos lo pondrá nada fácil y en nuestro frenético viaje por dicho túnel nos encontraremos una gran cantidad de obstáculos.
Desde puertas que se van cerrando, hasta paredes con una sola entrada en un punto exacto localizado, cualquier cosa por mínima que sea se puede hacer un mundo debido a la velocidad a la que va nuestra nave. La velocidad aveces no es suficiente y veremos puertas gigantescas cerrándose en la lejanía, que serían imposibles de alcanzar si no fuese por unos propulsores de los que disponemos para aumentar muchísimo nuestra velocidad mientras los usamos. Eso sí, si abusamos de ellos, nuestra nave acabará estallando y fracasamos la misión. Por el camino iremos encontrando también distintos objetos, siendo el más común unas monedas doradas quesirven para personalizar nuestra nave o adquirir una nueva.
El juego se divide en varios sectores cada uno con sus misiones, cada una de las cuales tendrá sus propios objetivos, como pasarte la misión en un tiempo específico o conseguir recoger todos los objetos especiales que te irás encontrando. Cosas que a veces se vuelven un reto extremadamente difícil. También encontrarás mejoras por el camino que te ayudarán en cada misión, dándote la ventaja de usar los propulsores por más tiempo o escudos que nos protegen al estrellarnos. Los sectores se deben ir desbloqueando con el requisito de conseguir los objetivos de misiones. Si consigues pasarte cada misión llegando al final sano y salvo, pero no te consigues los objetivos, el siguiente sector de misiones no se abrirá hasta que consigas el número mínimo que te pide, variando este según el número de sector. A más avanzado, más se requiere. Eso sí, cada vez que desbloqueas uno de los seis sectores disponibles, desbloquearás la opción de comprar un modelo de nave nuevo, teniendo también seis entre los que elegir.
La personalización de las naves es bastante escasa, pero eso tiene poca importancia, ya que en el juego es prácticamente imposible pararse a observar algo que no sea el siguiente obstáculo que se te viene encima o el objeto que necesitas coger antes de pasarlo de largo. En lo que varía cada nave es en la utilización de las mejoras que encontramos en los niveles. Puedes ir mejorándolas para que duren más o sean incluso más potentes.
El juego utiliza la obstaculización visual para aumentar su dificultad. Al ir avanzando los niveles seguirán siendo el mismo túnel, pero con una iluminación totalmente distinta y unos obstáculos que no se ven a simple vista y van apareciendo cuando nos acercamos. Eso sí, la sensación de velocidad que ofrece es quizás lo más conseguido, llegando a notar la adrenalina al pasar muy justo por una puerta que estaba apunto de cerrarse. Aun así, el hecho de que se base siempre en prácticamente lo mismo, pero variando en momentos concretos de los niveles, y teniendo una curva de dificultad bastante elevada, hace que al avanzar, se vayan perdiendo las ganas de jugarlo. Es muy sencillo quedarse atascado en un nivel y tener que echarle bastantes ganas para poder pasártelo, solo por satisfacción personal, para darte cuenta de que el siguiente nivel va a ser exactamente lo mismo pero un poco más difícil. Debe de gustarte mucho la superación personal para echarle horas a esto.
Al llegar al nivel ocho en tu perfil, se te desbloqueará el modo supervivencia; este modo es algo más entretenido y podrás jugar perfectamente en las horas muertas. Se basa en un nivel sin fin que aumenta la velocidad de la nave y la dificultad de los obstáculos, y, teniendo en cuenta que si te estrellas dos veces seguidas se acabó, es bastante difícil llegar muy lejos. Este modo tiene una tabla de récords que se cambia cada semana y a los jugadores que queden primero en sus listas, se les obsequia con dinero del juego. Al empezar una partida del modo supervivencia, puedes comprar multiplicadores de puntos o de dinero, cosa que en el modo de misiones no.
Hasta ahí, podríamos decir que como juego arcade al que jugar de vez en cuando no está nada mal y merece la pena. El problema llega cuando hablamos de la realidad virtual, cosa que no han sabido aprovechar muy bien los desarrolladores. Todos los jugadores que lo han probado con ella tienen la misma queja: el juego es inmersivo, pero la jugabilidad es un desastre. Esquivar obstáculos y entrar por huecos a una velocidad absolutamente vertiginosa es ya toda una proeza con el ratón, pero que el movimiento de la nave se base en la dirección de tu cabeza es algo… curioso. La mayoría de los comentarios se resumen en que solo podrás jugar los primeros niveles tranquilo, pero luego acabarás con un dolor de cabeza y cuello insoportable. Si alguien está buscando nuevos juegos que probar en este nuevo mundo de la realidad virtual, debería esperar a una mejora futura para este en concreto o va a acabar totalmente arrepentido.
Aun así, el apartado sonoro y musical es bastante bueno y te mete en escena, y añadiéndolo a la sensación de velocidad y a la sencillez del juego, está claro que como juego casual da totalmente la talla.