Aquí estamos… en un planeta remoto que parece estar cubierto de una sustancia ponzoñosa que pudre todo lo que toca. Creo que deberíamos ponerle nombre a esta masa… qué tal… The Gunk.
Hoy vamos a hablar de las prisas. De dejar proyectos a medias y abandonar objetivos. Un problema que, al parecer, se está extendiendo entre algunos desarrolladores de videojuegos. Un problema que está presente en The Gunk.
¿Qué nos cuentan en The Gunk?
Nuestra protagonista, Rani, viaja junto a su compañera de viaje, Becks, a través del cosmos. Ambas buscan planetas en los que abastecerse de combustible y alimentos para poder sobrevivir por el espacio. El destino les acaba llevando a un planeta lleno de una extraña sustancia llamada Gunk. Una masa informe y tóxica capaz de robar la vitalidad de todo lo que toca y crear criaturas hostiles para la vida.
Rani es toda una exploradora y, gracias a su brazo biónico capaz de absorber materia, se anima a explorar este mundo y limpiar el Gunk que lo intoxica. Conforme avancemos, iremos descubriendo más acerca del Gunk y su origen. Veremos a la raza autóctona del lugar e iremos purificando varias zonas del planeta.
The Gunk tiene un toque de crítica social salvable para todo el mundo. El juego nos habla de una civilización que está a punto de destruir su propio planeta, acusando a los humanos de haber causado la destrucción del nuestro y de ser unos inconscientes con el medio ambiente. Durante toda la aventura estaremos limpiando un mundo virtual mientras que aquí, en la vida real, pisoteamos al nuestro sin compasión alguna. The Gunk nos va a plantear una cuestión importante y que todos nosotros, hijos de la madre Tierra, deberíamos plantearnos cuanto antes.
Sin embargo, lo cierto es que la historia se presenta de manera abrupta. Tuvimos la sensación de recibir un puñetazo justo al abrir la puerta de casa. Los desarrolladores quieren que empaticemos y conozcamos a sus personajes en profundidad, que luchan por ser carismáticos, pero el juego dura sólo 5 horas y muchas cosas quedan a medias.
¿Tan mala es la conexión del jugador con The Gunk?
Sí, vale, existen películas y videojuegos muy buenos que hacen que empatices con sus personajes en mucho menos tiempo. El problema está en que estamos hablando de un videojuego en el que pasamos la mayor parte del tiempo absorbiendo suciedad por el planeta.
Mientras jugamos, Becks estará hablando con Rani casi todo el tiempo, y podemos sentir que entre ellas hay algo especial y entrañable. De hecho, el juego tiene sus momentos cómicos y dramáticos, pero al igual que al pobre Orfeo, la impaciencia se come esos intentos y no consiguen alcanzar al jugador.
Un buen control
Si nos centramos en su sistema de control, lo cierto es que es muy cómodo manejar a Rani. Es rápida, intuitiva y las plataformas se adaptan a la perfección al estilo de sus saltos y diferentes habilidades.
Gracias a la recolección que iremos realizando con el tecnobrazo de Rani, podremos ir mejorando nuestras habilidades y armamento. Al final, The Gunk nos ofrece un sistema de crafteo con el que conseguiremos poder movernos más rápido, nuevas armas, mayor poder de succión y mayor resistencia y siempre tendremos la sensación de movernos con fluidez y naturalidad por los escenarios.
Mecánicas limitadas por la duración
Los amantes del crafteo debe tener claro que las construcciones se quedan en apenas una veintena. Aquí podemos ver claramente el motivo por el que el «crafting» es más provechoso en videojuegos de mundo abierto. En The Gunk, por desgracia, dada su corta duración, no aprovechamos del todo esta mecánica. Es más, parece que es posible terminar el juego sin construir nada.
Existe una mecánica con la que desbloquearemos más recetas para fabricar: el escaneo. A medida que vamos explorando este exótico planeta, encontraremos muchas plantas y arquitectura que podremos escanear. En el papel parece una muy buena idea y recuerda un poco al sistema de escaneo de la saga «Metroid«. Gracias a esta mecánica descubriremos algunos datos sobre el planeta que nos rodea. Sin embargo, la duración del juego vuelve a jugar en su contra. A causa de esto, la mecánica se transforma en una manera vacua de intentar añadir un puñado de horas analizando matojos y pedruscos que se repiten por lo largo y ancho del juego.
La belleza de The Gunk y su mundo
Image & Form, desarrolladores de este título y de otros como Steamworld desde luego se merecen una medalla con el mundo que han creado. The Gunk es, sencillamente, una preciosidad. Todo a su alrededor respira vida, bueno, o muerte, pero respira. Se trata, sin duda, del punto más interesante del juego.
The Gunk transporta al espectador a un mundo maravilloso. La vegetación, animales, enemigos y estructuras que encontremos por nuestro camino proyectan una calidad que supera la excelencia.
Absorber el Gunk es simplemente placentero y es una mecánica muy satisfactoria. ¡Y menos mal! Porque estaremos haciéndolo prácticamente todo el juego. El Gunk es una sustancia que recuerda al petróleo. El jugador simplemente lo ve y piensa «Vaya, es hora de limpiar».
El diseño de los personajes y enemigos parece estar hecho de porcelana. Una característica que hace casi único al juego, dándole un toque de diseño bastante cautivador. Pega bien con el mundo en el que los asienta y otorga un toque juvenil para todos los públicos.
Las animaciones son fluidas. Te otorgan una experiencia fresca y divertida y en ningún momento te vas a cansar de ellas. Como decíamos en un principio, The Gunk está lleno de vida.
Solo un pequeño punto criticable. Hay en total 4 tipos de enemigos diferentes, 5 si contamos el propio Gunk. Un enemigo por hora, que, vale que están bien diseñados y todo eso, pero… simplemente es de risa.
Una belleza sin par también en lo sonoro
Como no podía ser de otra manera, un juego que se ve tan bonito como es el caso de The Gunk tiene que tener una buena banda sonora que nos acompañe en la aventura. La música ayuda a entender cada vista que encontramos mientras caminamos por este inexplorado planeta. Sabe introducirse perfectamente en cada momento, ya sea una escena triste, de tensión, alegre o melancólica. Además, las composiciones son perfectas con el contenido que vemos en casa momento.
Los efectos de sonido y ambientales aportan también su granito de arena, apoyando a los enemigos cuando se nos acercan o a la experiencia de succionar Gunk.
Y, por si fuera poco, el juego está doblado completamente al castellano, incluyendo además sincronía labial, cosa complicada de hacer en los videojuegos. Esto dota a los personajes de una personalidad propia. Ay… si su desarrollo fuera mejor, tendríamos una verdadera obra de arte entre manos.
Conclusiones del análisis de The Gunk
The Gunk es un juego con gran proyección. Con un apartado gráfico y sonoro casi perfectos pero que falla en lo demás. Como decíamos al principio, The Gunk tiene prisa. La tiene por terminar, por contar su historia, por dedicarse a otras cosas. Se pierde en su propio mundo para quedarse a medio camino cuando podría haber logrado mucho más.
Queda claro que en Image & Form son increíbles creando diseños, pero han fallado a la hora de contar una buena historia. Un videojuego, al fin y al cabo, es la suma de todas estas cosas. Cuando una de ellas no cumple, intoxica al resto, como el Gunk que invade esta hermosa creación.