The Last Oricru es un juego de acción RPG con gran énfasis en la toma de decisiones. Podemos decir que estamos ante una mezcla de elementos souls con elecciones, tanto de forma jugable como narrativa. La tecnología y la magia son dos pilares básicos en esta sociedad que se encuentra en guerra, debiendo posicionarnos en un lado concreto para avanzar en la historia.
La amnesia, un gran aliado en estos casos
Nuestro personaje es Silver, un humano inmortal que despierta con amnesia. No sabemos ni dónde estamos, ni ningún otro detalle de nuestro pasado que nos ayude. Se nos comunica que somos de los pocos humanos que quedan con vida, además de tener un cinturón con algún tipo de poder mágico.
Este cinturón nos otorga la posibilidad de resucitar cada vez que muramos en combate, haciéndonos de esta manera inmortal. El planeta en el que nos encontramos se llama Wardenia, y se encuentra rodeado por una barrera que lo aísla del espacio exterior. Ahondando algo más en la historia, se está librando una guerra civil entre dos facciones (algo típico también, pero nos sirve).
La guerra civil entre los dos bandos
En The Last Oricru existen dos bandos en guerra: por un lado están las ratas, una raza de humanoides, y por otro los Naboru, militarizados y muy jerárquicos. Conforme avancemos en la historia, iremos descubriendo algo más de la historia de cada uno de los bandos, así como la historia del planeta. El pasado nos dará a comprender el odio y las inquietudes que enfrentan a ambos lados de esta guerra.
El fuerte de este juego reside en las decisiones, ya que no podremos tener contento a todos los frentes a la vez. Ya sea por una misión o por una mala contestación, nuestras decisiones tienen consecuencias. Además de posicionarnos en uno u otro bando, también existe la posibilidad de arrasar con todo, aunque se nos complicará bastante la aventura.
Con esta toma de decisiones, nos es imposible conocer al máximo lo que el juego tiene que ofrecernos en una sola pasada. Tendremos que elegir diferentes caminos para explorar todas las vertientes y sus diferentes finales. Es cierto que algunas acciones tienen unas consecuencias más vitales que otras, pero por lo general todo suma y un mínimo detalle puede desequilibrar la balanza.
Poca personalización a la hora de comenzar
Al comenzar nuestras andanzas en The Last Oricru tenemos poco donde escoger: ni clases, ni personalización. Mucho espíritu souls pero no en este caso. Tras escoger entre si queremos llevar el pelo rapado o semi rapado, se nos equilibrarán nuestros puntos de manera estándar. Conforme vayamos jugando, según nuestra forma de jugar, tendremos que ir repartiendo nuestros puntos en ciertos atributos concretos.
Abrazando las mecánicas souls, el peso de nuestro equipo influye en nuestra movilidad. También hacemos uso de hogueras para reiniciar los enemigos vencidos, además de servir como puntos de control. Algunas armas tienen efectos útiles (elementales, por ejemplo), además de habilidades pasivas que jugarán a nuestro favor.
Bebe de los souls, pero ni por asomo es tan exigente
En nuestra primera muerte en The Last Oricru se nos preguntará el tipo de dificultad al que queremos atenernos. A pesar de existir el modo difícil, es mucho más accesible que sus entregas de inspiración. Esto no significa que el juego sea un paseo y no vayamos a morir ni una sola vez, pero ni por asomo estamos ante el mismo tipo de frustración.
Para ayudarnos en nuestra aventura, podemos hacer uso del juego cooperativo, tanto de manera online como de forma local. Esto es muy curioso, ya que por defecto es una implementación que cada vez se ve menos, pero jugar a pantalla partida también puede ser divertido. La compenetración en el modo cooperativo es un plus, ya que podemos mezclar diferentes atributos para ser más mortíferos, o duplicar nuestra fuerza para ser devastadores.
Un apartado artístico con luces y sombras
A pesar de correr bajo Unreal Engine 4, es cierto que aunque cumple en ciertos aspectos, su apartado gráfico se queda algo corto. La iluminación está bien trabajada y por lo general no encontramos problema con ella. Los entornos están bien, pero en cuanto a diseño de personajes o movimientos, la verdad es que defrauda un poco. Es cierto que además nos encontramos con ciertas texturas raras e incluso bugs visuales, pero sin duda en el apartado que más flojea es en los personajes.
En cuanto a la banda sonora, cumple sin duda con su cometido, sin despuntar en ningún momento pero tampoco incordiando en cuanto a volumen o intensidad. Si sabes escuchar, llegarás a disfrutar de ella. Los efectos de sonido son de una calidad estándar, así que por ese lado tampoco tenemos problema.
A pesar de que el juego está con voces completamente en inglés, se encuentra traducido a varios idiomas. Uno de ellos es el castellano, y he de decir que es una buena traducción, y no una hecha a las prisas o de manera automatizada. Esto es algo esencial, ya que las respuestas irónicas serían un problema si se encontrasen únicamente en inglés, si no se maneja correctamente el idioma.
Lo que peor he visto es el manejo de nuestro personaje, tanto en el movimiento como en los combates. Muchos juegos adaptan el sistema souls, pero si no se hace de manera correcta, es todo un error. Las colisiones, la trayectoria de los golpes, las bajadas de cuadros por segundo e incluso el comportamiento de ciertos enemigos lastran la experiencia de combate. Al igual que tengo que decir que el sistema de elección de trama es un acierto, esto sin duda es un fallo que, al final, es mayor que ese acierto.
Conclusión
Las sensaciones que me transmite The Last Oricru son muy diferentes. Por un lado me encanta que tengamos una buena accesibilidad, pero también es verdad que su calidad es notoriamente menor a los souls. La traducción cumple muy bien para elegir nuestras elecciones, aunque la historia no es que enganche demasiado. La rejugabilidad es un punto a su favor, y además de los diferentes caminos que podamos tomar, la elección del cooperativo lo hace muy atrayente. El distinto desenlace que puede tener la historia es interesante, pero los combates son un desastre. Podría recomendarlo si se adquiere con cierto descuento, porque sinceramente pienso que su precio está algo inflado.
