*Esta es la reseña del segundo tomo del manga “The legend of Zelda Twilight princess” de Akira Himekawa, que actualmente publica Norma editorial. Por lo tanto, contiene spoilers del primer volumen. Si no conoces esta serie, puedes leer la primera reseña sin spoilers aquí.
Tras ser arrastrado al mundo del Crepúsculo, Link se despierta en una celda convertido en un lobo. Allí conoce a Midna, una habitante del mundo de la oscuridad, quien le ofrece liberarlo a cambio de su obediencia, a lo que el protagonista no le queda más remedio que aceptar. Una vez fuera, se da cuenta de que está en el castillo de Hyrule, y de que el reino ha sido consumido por las tinieblas del Crepúsculo. ¿Quién es Midna y cuáles son sus intenciones? ¿Por qué Link se ha convertido en bestia? ¿Qué le ha pasado a su hogar?
Preguntas que se responden dentro de este nuevo tomo (y que los fans de la saga tenemos más que sabidas). Un tomo que se aparta un poco de la profundidad del anterior para apostar más por la acción. Link se enfrenta a sus primeras y duras batallas en su forma de lobo, a la cual le cuesta un poco adaptarse (todo un detalle ver cómo se supera y evoluciona en este sentido), y lo vemos luchar también por primera vez como humano con su característico traje verde.
Pero quizá lo que más intensidad le da al volumen sea la recién iniciada relación entre sus protagonistas, una de las grandes chispas del juego original. No por nada Midna es de los personajes más queridos de la franquicia. Su actitud bromista, irónica y a la vez oscura la hace un personaje muy carismático, que encaja a la perfección con la amabilidad natural de Link, quien en el manga aporta un puntito testarudo que le da mucha vida al dúo. Y la verdad, Akira Himekawa ha sabido explotarlo muy bien, con un aspecto por un lado bastante cómico (hay unas cuantas escenas de humor muy buenas entre ellos), y por el otro con la creación de una lealtad de la cual ya hemos visto los primeros vestigios.
Midna es un personaje muy cerrado al principio, pero en Link sí que me ha seguido conquistando esa humanidad de la que lo han dotado. Si el primer tomo sentaba las bases de su personalidad, en este segundo lo hemos visto totalmente desconcertado y perdido, carcomido por las dudas y los remordimientos, saboreando la impotencia amarga de no poder hacer nada por sus amigos. El héroe perfecto de los videojuegos adquiere en el manga un cariz más oscuro y profundo que seguro encantará a todos los fans. Y el momento en el que le rebelan su destino como héroe elegido por las diosas es tan puñeteramente magistral que me dan ganas de plantarle dos besos en los morros a este dúo de mangakas.
Esta profundidad no se queda solo en el protagonista, sino que también engloba a aliados y enemigos. Ha sido toda una sorpresa comprobar que los bokoblins que atacaron Ordon tienen objetivos propios más allá de “me lo ha ordenado el malo”. Y cualquier cosa capaz de sorprender a alguien que se ha pasado el juego cinco veces tiene su mérito.
Poco más puedo añadir sobre el dibujo de Akira Himekawa, que siempre me ha encantado y que capta la esencia de las historias originales de la saga otorgándoles a su vez un toque de frescura. El estilo salvaje de “Twilight princess” me enamoró desde el minuto uno, y nuevamente las autoras se han lucido con unas escenas de acción impresionantes que capturan muy bien el movimiento. Me resultó también curioso el uso de los dibujos como si fuesen imágenes en negativo para representar a los sentidos lupinos de Link.
Por su parte, los diseños de las sobrecubiertas son también maravillosos, con imágenes sobre negro. En cuanto a la edición, Norma vuelve a llevarse otro sobresaliente.
Como curiosidad comentar el cambio en la traducción de los nombres de Ivan e Ilia, que ahora pasan a llamarse Colin e Iria sin razón aparente.
En definitiva, nos encontramos ante el manga de TLOZ definitivo, mucho más profundo que sus primos hermanos, con una historia que se desarrolla sin prisas y con un estilo muy molón. Recomendadísimo para todos los fans de la franquicia nintendera, pero también para los que gusten de un buen shonen, aunque no conozcan los videojuegos. El mejor y más largo trabajo de Akira Himekawa (constará de cuatro tomos), del que no puedo esperar a seguir disfrutando.
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