“Cenizas” está ambientada nueve años después de lo sucedido en “Y pese a todo…”. Peter y Ketty han encontrado la seguridad en el campamento Villa Salvación tras todo el sufrimiento que padecieron. El campamento, aunque de organización militar, ha supuesto un refugio para el padre y la hija que han conseguido continuar con sus vidas. Peter ahora tiene pareja y Ketty se ha convertido en una jovencita inteligente, tozuda y que presta sus servicios para ayudar al médico de Villa Salvación. En este lugar, a pesar de las inclemencias del clima, han creado una pequeña sociedad en la que cada miembro aporta su granito de arena para que la maquinaria funcione en beneficio de todos.
Por otro lado, conocemos a dos hermanos que están huyendo de un terror invisible, esperando encontrar supervivientes o un sitio seguro en el que refugiarse.
Además volvemos a Rick, uno de los personajes más misteriosos que nos presentó Juande en “El Arte Sombrío”. Rick está buscando a Norman y hará cualquier cosa hasta que lo encuentre.
El frío y un terror que parecía haber desaparecido pondrán en serias dificultades a los personajes.
Al contrario que en su predecesora contamos con más puntos de vista porque el autor nos añade la trama de los dos hermanos, para mostrarnos cómo están las cosas más allá del reducto de Villa Salvación. Además tenemos la trama de Rick y Norman que nos remite de forma directa a “El Arte Sombrío”. Por último, la historia de los personajes que ya conocíamos, introduciendo a Ketty como personaje en una trama de acción y supervivencia. Peter, en cambio, se encuentra con un dilema moral serio: le han dejado al cargo del campamento y debe administrar una sentencia que considere justa y no dejarse llevar por lo que puedan indicarle sus sentimientos más viscerales. A la vez controlar a las facciones que se han ido formando dentro de los muros del refugio.
Porque parece que los personajes se encuentran atrapados entre el implacable enemigo exterior, y uno más terrible y cercano que comienza a fraguarse en el interior de Villa Salvación.
Pero “Cenizas” se parece poco a su hermana. Porque si en “Y pese a todo…” asistíamos a una tensa calma, en medio de la cual teníamos un profundo retrato de los personajes principales, con sus motivaciones, trasfondos y conflictos; aquí asistimos a un ritmo más intenso, en especial de la mitad hacia el final, porque no resulta necesaria esa profundidad psicológica, porque en general, ya conocemos a la perfección de dónde vienen y por qué se comportan cómo lo hacen. También porque está concebida con un planteamiento mucho más directo, con un mayor nivel de acción en los acontecimientos, no hay tiempo para perderse en descripciones o reflexiones que no vengan a cuento y se llega a la conclusión de una manera muy lógica y satisfactoria.
La novela es un relato de supervivencia en las condiciones más extremas y hostiles. Todo ello unido al elemento sobrenatural que acecha entre la nieve perenne, esperando el mejor momento para atacar.
En algunos pasajes intuí varios homenajes, entre ellos a “Alien” o a “Luces en el horizonte”, pero igual solo se trata de imaginaciones mías. Porque en esta historia Juande nos cuenta un terror mucho más desatado, despiadado e inmediato, y sobre todo sangriento y destructor, con escenas que son puro gore. En la novela los personajes se encuentran siempre a merced de fuerzas intangibles, desempeñando el papel de títeres en un trascendental e interminable juego que les supera.
“Cenizas” cierra cuestiones planteadas prácticamente desde las primeras páginas de “Y pese a todo…” tanto como en “El Arte Sombrío”, de las que recomiendo su lectura, si bien no resulta imprescindible para disfrutar esta. Es posible que si no has leído “El Arte Sombrío”, “Cenizas” tenga sentido por sí misma para ti. Pero a mí me parece el complemento perfecto de aquella, pues se explican o quedan resueltas incógnitas sobre el origen de varios personajes y el sentido de sus motivaciones. En “Cenizas” el autor nos proporciona muchas respuestas a preguntas que se puede hacer cualquier lector de las otras dos novelas. Estas son definitivas, dejando todos los cabos sueltos atados y las tramas cerradas con solidez.
A pesar de las más oscuras penurias a las que Juande somete a los personajes, al final hay espacio para la esperanza. Y pese a todo el mundo continuaba girando.