Telltale Games es, a día de hoy, una empresa que sabe contar historias decentemente. Ya lo demostró en su día con el renacer de Sam and Max, de Monkey Island, e incluso con un videojuego basado en la franquicia de Regreso al Futuro. Si bien es cierto que, aunque buenos, no tenían una calidad de compañía asentada en la industria, eran títulos que con un poco más de trabajo podían haberse convertido en joyas de la época.
Cuando la compañía anunció que tenía los derechos de The Walking Dead para hacer un producto de ocio interactivo, muchos empezamos a rezar para que hicieran un gran trabajo con la marca que habían conseguido. Mucho más rezamos cuando por fin aparecieron las primeras imágenes del título y dejaban ver que no consideraron la opción de crear entornos y personajes realistas, sino que más bien se decantaron por un estilo cómic.
El resultado, para alegría de todos, fue un juegazo con todas sus letras, que se hinchó a recibir premios por parte de la industria. Concretamente más de 80 premios al mejor juego del año, algunos tan importantes como el Spike Video Game Awards. La mecánica de juego era similar a la que ya vimos en el título de Jurassic Park, pero con una carga narrativa tan fuerte y tan innovadora que a día de hoy sigue siendo el mejor de las tres temporadas que se han lanzado. Y hoy, vamos a hablaros de la última, la tercera.
The Walking Dead: A New Frontier sigue un poco el camino tomado por las dos temporadas anteriores, aunque en esta ocasión el testigo protagonista pasa a manos de Javier, un ex jugador de béisbol que pierde a parte de su familia durante los primeros días en que la infección zombi se apodera del mundo. Clementine seguirá siendo otra de las protagonistas con gran peso dentro de esta tercera iteración en la saga, aunque Javier le hace mayor sombra durante toda la aventura.
Aunque Telltale Games ha sabido darle un soplo de aire fresco a la saga desligando esta tercera parte de sus dos anteriores gracias a contar una nueva historia y al poder manejar tanto a Clementine como a Javier, lo que ocurrió en el pasado sigue vigente en el mundo de The Walking Dead y sus personajes, así que un batiburrillo de duros flashbacks nos asolarán durante la aventura para recordarnos qué ocurrió en el pasado. Al mismo tiempo la historia de esta nueva fábula se centra en lo que haríamos por nuestra familia, cómo sobrellevar este nuevo apocalipsis zombi y el aprender a confiar los unos con los otros. Sin embargo, Javier lo tendrá difícil tanto con su hermano como con otros integrantes del grupo. Así pues y una vez más, no solo de zombis irá el asunto, sino que la toma de decisiones y la narrativa tendrán un papel importante, de hecho casi más que los podridos.
The Walking Dead: A New Frontier se compone de cinco episodios, el modelo de negocio que siempre ha utilizado la compañía americana para sus videojuegos. Tanto los dos primeros como el que cierra la temporada son dignos de lo que la franquicia a día de hoy significa. Momentos tensos y duros, emotivos, escenas propias del celuloide y acción para dar y regalar. Sin embargo, vemos cómo los capítulos de en medio cojean en ambas características. Las secuencias QTE y de exploración siguen estando vigentes y la toma de decisiones característica de la marca, tan dura como de costumbre. Han querido darle más importancia a este asunto y no todas las decisiones terminarán al momento con un cambio de guión, de algunos no veremos el resultado hasta bien entrado en materia. Sin embargo, sigue siendo algo puramente estético porque el juego terminará de la misma forma hagamos lo que hagamos. Aquí Telltale podría haber mejorado este aspecto e incluir diversos finales o cambios de guión.
Durante el juego hay cierto coqueteo en la exploración como ya ocurría en anteriores entregas y con diversos puzles de sencilla ecuación que amenizan un poco nuestro camino, pero la verdad es que The Walking Dead: A New Frontier es una entrega bastante continuista que poco o nada innova frente a las demás. Estamos ante una saga que necesita un cambio radical en cuanto a ejecución y que debería abandonar quizás los lanzamientos capitulados.
En lo tecnológico ha mejorado con respecto a sus antecesores gracias al abandono del desarrollo en plataformas de pasada generación (Xbox 360 y PlayStation 3). Ahora tanto los modelados de los personajes como los escenarios tienen mucho más detalle que antaño. La parte artística también ha recibido una mejora sustancial y, aunque no ha abandonado esa estética cómic, ahora los personajes parecen mucho más reales. Sin embargo, el seguir usando el mismo motor gráfico que otras obras publicadas pasa factura y mucho. El videojuego sigue mostrándose algo torpe y lento manejando a nuestro personaje, sigue habiendo texturas bastante pobres, un mal antialiasing, ralentizaciones y parones que pueden llegar a molestar al usuario. Todo esto no es nuevo, como decimos lo llevan arrastrando desde The Walking Dead y no se ha hecho nada para solucionarlo.
En lo sonoro tampoco encontramos muchas novedades. Las melodías siguen estando a un buen nivel y nos ayudan a meternos dentro de la piel de los protagonistas, tanto en momentos trágicos o de misterio así como de acción. El doblaje se encuentra en inglés y cuenta con una calidad perfecta mientras que los textos están traducidos a «su español». Mezcla diversos dialectos del castellano y tiene graves errores de traducción que pueden entorpecer nuestra toma de decisiones. Esto tampoco es nuevo, lo llevamos viendo desde la primera temporada.
Conclusiones
Analizar un videojuego centrado únicamente en la historia y que además no innova demasiado siempre es algo difícil. Se complica el poder hablaros del software a menos que hagamos spoiler y en un juego como este, donde cada decisión significa un pequeño giro en la trama (pero que no afecta al resultado final) es una pena que destripemos parte del juego. Como aventura centrada en el cómic de Robert Kirkman da la talla, aunque no al nivel que vimos en la primera temporada. Los guionistas saben trabajar muy bien y se nota en ciertos momentos del título, pero la fórmula empleada está ya algo anticuada y quizás deberían de parar antes que ver caer a la marca, algo que ocurrirá si siguen intentando exprimir la gallina de los huevos de oro.
No hay mucha innovación con respecto a otras temporadas y lo único interesante es vivir la historia del apocalipsis zombi desde la perspectiva de Javier, el hispanohablante jugador de béisbol que vio cómo comenzó toda esa locura y con una familia algo desfragmentada por el evento. Clementine también tendrá su historia y reviviremos fragmentos del pasado, pero la innovación de esta tercera temporada se centra en el nuevo chico.