The Wicked & The Divine: Fase Imperial. Primera parte es el tomo número 5 de la serie escrita por Kieron Guillen, Dibujada por Jamie McKelvie y coloreada por Matthew Wilson. Norma Editorial vuelve a ser la encargada de traer este volumen, compuesto por 200 páginas llenas de extras y en formato rústica.
Este tomo abre un gran arco compuesto por dos volúmenes bajo el nombre de Fase Imperial. Como ya mencionamos en el post anterior, el final de The Wicked & The Divine: Tensión dramática, daba a entender el final de algo, no de la serie, pero sí de la historia hasta el momento.
Esta primera parte de Fase Imperial no hace sino confirmar las sospechas dejadas por el final del anterior tomo. Y es que para empezar, la historia se sitúa justo un año desde que Laura conoció a Amaterasu y Lucifer, y poco más de tres meses desde los últimos acontecimientos que hicieron temblar los cimientos del Panteón.
Esto deja claras las intenciones de este arco argumental: presentar las consecuencias de lo ocurrido en los primeros cuatro tomos de la serie.
Además, The Wicked & The Divine: Fase Imperial. Primera parte, mezcla las consecuencias de todo lo ocurrido anteriormente con la profundización de los personajes y su reacción a todo lo ocurrido mostrándoselo al lector de una forma muy original.
Y es que este tomo comienza con un conjunto de entrevistas a los miembros del Panteón al más puro estilo revista. Y es que las primeras páginas pertenecen a una revista llamada Pantheon Monthly, editada por un tal Kieron Guillen. De esta forma, varios redactores de la revista (escritores y periodistas reales a los cuales se les ha querido homenajear en este tomo, como Dorian Lynskey, Laurie Penny o Mary HK Choi entre otros) se encargan de hablar con algunas de las deidades del Panteón para ofrecer una entrevista a los lectores. Esta falsa revista está complementada con anuncios publicitarios protagonizados por dioses como Baal y su colonia, además de presentar al equipo técnico que forma la revista.
De está forma tan original, Guillen y McKelvie profundizan sobre los sentimientos y opiniones de los dioses en diferentes momentos de la trama hasta ahora.
Fase Imperial. Primera parte
Si algo ha dejado bastante claro Kieron Guillen es su gran destreza para manejar el ritmo de esta serie. Este no es más que otro ejemplo de que desde un principio tiene la estructura en su cabeza, y quiere gestionar a su gusto lo que el lector consume con The Wicked & The Divine.
Fase Imperial. Primera parte es la consecuencia directa de todo lo que los seguidores de esta serie conocen hasta el momento. Los primeros cuatro números parecen formar un gran arco argumental, con su presentación (El acto faústico), nudo (Fandemónium), profundización de los personajes (Suicidio comercial), y desenlace (Tensión dramática). Tres meses después de estos acontecimientos (y un año después de que comenzará todo con Laura y Lucifer), el lector puede conocer las consecuencias directas de lo ocurrido en esos 9 meses transcurridos en la serie.
Es difícil hablar de forma correcta de este tomo sin spoilear los anteriores. Por ello, he considerado preferible hacer una reseña sin spoilers, aunque quede menos completa, y al terminar esta serie de reseñas sobre The Wicked & The Divine habrá un post dando la opinión sin tapujos, desenredando la trama y hablando de todo lo ocurrido.
Las cosas han cambiado en el Panteón. Una nueva diosa apodada la Destructora llegó al grupo de dioses en el tomo anterior. Junto a Baal y Las Nonas, intenta solucionar todo lo que ha ocurrido hasta la fecha. Pero situación se ha desmadrado demasiado. Mientras intentan reconstruir y mantener una imagen de cara al público, también tienen averiguar el funcionamiento y utilidad de una gran máquina construida por Woden, a encargo de Ananké.
Por si eso fuera poco, un nuevo viejo enemigo vuelve para temor de los dioses. Todos estos problemas presionarán a las deidades, y poco a poco irán mostrando su lado más humano.
Y es que Gillen ha comenzado a preparar el gran final. Aún quedan cuatro números para que The Wicked & The Divine concluya, pero se nota el principio del final. La fuerza de la serie está basada en los personajes, en sus personalidades y poderes. Y en este tomo el lector puede disfrutar de muchas de ambas cosas.
La situación comienza a poner a los dioses contra las cuerdas, y esto provoca que sus verdaderas formas de ser se muestren cada vez más a flor de piel. Esta mezcla de acción y profundización le da a la primera Parte de Fase Imperial un gran ritmo. Y siendo sabedores de que cada vez el final está mas cerca, esto no puede sino ir hacia arriba.
Acción y sentimiento, por Jamie McKelvie
El trabajo de Jamie McKelvie hasta ahora es de sobresaliente. Pero en este tomo destaca aún más si cabe. Lo importante de este tomo es la mezcla de acción y sentimiento, y en cada viñeta hay parte de ambos.
Si empezamos por la acción, es de mérito poder dibujar en pleno poder a personajes como Baal o Amaterasu y conseguir que lo que ocurre a su alrededor aún pueda apreciarse con detalle. Sobre todo teniendo en cuenta la gran variedad de poderes que muestran los dioses del Panteón.
Todo esto incluye la aparición de un enemigo difícil de dibujar. Pero McKelvie consigue presentar al «villano» de forma que imponga sobre el papel.
Por otro lado tenemos los rostros de los personajes, verdaderas máscaras que expresan sus sentimientos. La expresión facial que el artista ha conseguido trasmitir a cada personaje es casi humana. El lector puede entender sin contexto alguno que es aquello que siente cada personaje con sólo el dibujo. Esto parece algo básico en el cómic, pero pocas veces se consigue.
Para finalizar, es muy destacable la composición de viñetas que se ha utilizado en Imperio Final. Primera Parte. Mezcla páginas llenas de viñetas con otras con apenas dos o tres viñetas, generalmente heterogéneas. Viñetas grandes que muestran el foco principal de la página, acompañado de viñetas pequeñas que profundizan y contextualizan a la grande. McKlevie muestra una gran variedad de estructuras, e incluso se atreve a romper ciertos límites para incorporar dibujo más allá de ellas. Esta variedad en la estructura da la sensación de agilidad en el ritmo de los acontecimientos y de la lectura en sí.
De los colores de Wilson poco hay que decir que no se haya dicho ya en las anteriores entregas. Mantiene su paleta de colores que al principio choca con la historia que se cuenta, pero que en cada página se hace más indispensable. Gran parte de The Wicked & The Divine son los colores de Matthew Wilson.
Conclusión (de la primera parte)
El equipo creativo de esta serie sabe lo que se hace. Lo han ido demostrando capítulo a capítulo, tomo a tomo. Y esta primera parte de Fase Imperial no hace sino corroborar el gran trabajo que están haciendo.
El guion no solo es original, sino que está bien construido y con una estructura que no deja aburrir al lector en ningún momento. Los personajes tienen fuerza y personalidad, y todos tienen su peso e importancia.
Parecía extraño que un número cinco llevase el título de «Primera parte». Pero Guillen ha querido remarcar así la estructura de la historia. Le sirve para romper con la cronología y dar un salto de algunos meses para ver los cambios de los miembros del Panteón, una vez «solucionados» los problemas que dieron origen a The Wicked & The Divine.
El equipo artístico formado por McKelvie-Wilson es inquebrantable. Ellos aportan los elementos que hacen que está serie destaque por encima de las demás.
Cinco números después, la serie sigue siendo muy recomendable. La calidad en todos los aspectos es constante, y se nota el cariño que hay puesta en ella. Un éxito sobre el que se hablará durante mucho tiempo.