Tintoretto. Un rebelde en Venecia

Nota: este documental llega a las salas de cine como evento cinematográfico. Exhibidores como Yelmo y Grup Balañà emitirán el filme los días 21 y 21 de enero; los cines Verdi de Barcelona el 21 de enero en su programación cultural de los martes). También se emitirá en algunos cines el 23 de enero. Consúltese en FilmAffinity para saber en qué otros cines de España se podrá ver.

En la Venecia de la segunda mitad del siglo XVI hubo una rivalidad entre tres artistas: Vecellio Tiziano (c. 1488-1576), Jacopo Robusti, apodado Tintoretto (1519-1594), y Paolo Cagliari (1528-1588), apodado a su vez Veronese (El Veronés), pues había nacido en la ciudad de Verona. Fue una rivalidad no necesariamente a tres bandas: Tiziano respetaba a Veronese, pero no tuvo buenas relaciones con Tintoretto –la antipatía fue mutua, si bien Tintoretto apreciaba el talento del veterano pintor veneciano–; por su parte, la rivalidad de Tintoretto y Veronese fue sobre todo profesional, pues ambos artistas se respetaban. El carácter a menudo rudo de Tintoretto y sus maneras poco elegantes, siendo capaz de rebajar los precios por sus obras de manera que Veronese u otros artistas no pudieran competir en un contrato, o incluso colándose en recintos como la Scuola Grande di San Rocco para, en medio de un concurso, colgar no ya un proyecto a ser valorado por el jurado sino una obra ya terminado, impidiendo que el resto de competidores pudiera hacerle sombra. Y es que Tintoretto fue un rebelde en su ciudad natal, Venecia, como este documental escrito por la afamada escritora italiana Melania G. Mazzucco y Marco Panichella, dirigido por Giuseppe Domingo Romano y con una lujosa producción de Sky Arts, y que llega a las salas de cine para dejarnos deslumbrados. Anticipamos una conclusión: lo consigue.

Narrado por Helena Bonham-Carter en su versión en inglés (por Stefano Accorsi en la italiana), Tintoretto. Un rebelde en Venecia repasa la vida de Tintoretto, un artista que demostró una personalidad desafiante y una voluntad de mantenerse independiente en uno de los mercados más disputados del arte en el siglo XVI: la República Serenísima de Venecia. Su padre fue tintorero y de allí provino el sobrenombre de Tintoretto (el pequeño tintorero) que el joven Jacopo asumió desde joven y con orgullo, demostrando ya de niño un talento natural dibujando en las paredes del taller familiar que llevó a su padre a buscarle un maestro. Tiziano, como mencionamos, lo tuvo en su taller durante un tiempo, pero pronto se deshizo de él, temiendo que el joven pintor le hiciera sombra. Sin más maestro del que aprender, Tintoretto puso las semillas de lo que sería su taller propio, que le sobreviviría en sus hijos, en especial Domenico, y que se mantendría abierto hasta mediados del siglo XVII, logro que no pudo alcanzar su antiguo maestro Tiziano.

Devoto católico, Tintoretto siempre tuvo una predilección por la pintura de temática religiosa, en la que demostró ser un maestro. El documental incide en su práctica obsesión por formar parte de la Scuola Grande di San Rocco, en su fraternidad, y especialmente en los trabajos de decoración de su interior, que acabaría pintando en su mayor parte durante décadas, como por ejemplo la Sala Grande. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la obra de Tintoretto se conserva en la propia ciudad de Venecia, quedando algunas de sus obras en pinacotecas externas; así, por ejemplo, en el Museo del Prado de Madrid podemos disfrutar de su cuadro «El Lavatorio» (1548-1549), y en la que el punto de fuga muestra una diagonal que deja la escena principal (el propio lavatorio de los pies a cargo de Jesús de Nazaret) en la esquina derecha, por lo que el espectador sigue la oba desde esta banda del lienzo y desplaza su mirada después a lo que sucede en la parte central. Esta idea de desplazar la perspectiva se hallará en otras obras de Tintoretto, como en «Hallazgo del cuerpo de san Marcos» (1562), «Las bodas de Caná» (1561) –muy alejado del cuadro homónimo que Veronese pintó el mismo año–, una «Última cena» (1592-1594) o la «Presentación de la Virgen en el Templo» (1552-1553), quizá una de sus obras más impactantes, entre otros, en los que destaca también la profusión de colores que tiran a la oscuridad (marrones, azules, verdes), frente a los tonos pastel propios de Veronese.

Póster de Tintoretto. Un rebelde en VeneciaEl hecho de que sus figuras parezcan quedarse congeladas en una acción (o en el tiempo), como por ejemplo en «San Marcos liberando al esclavo» (1548), «Susana y los viejos» (1555-1556) y «La erección de la serpiente de bronce» (1575-1576), retorcidas en posturas poco habituales, como en «Tarquinio y Lucrecia» (1578-1580), o en diversos planos, como en su majestuosa «Crucifixión» (1565), con más de doce metros de anchura y cinco de altura), «La Anunciación» (1587-1588) o «El Paraíso» (c. 1579), le han valido ser considerado como un precursor del cine, como detalla el veterano director cinematográfico Peter Greenaway en el documental.

El resultado es un documental que atrapa de principio a fin, con la participación de especialistas en la obra de Tintoretto –Kate Bryan, Tom Nichols, Michel Hochmann, Frederick Ilchman, Astrid Zenkert–, la escritora Igiaba Scego, los restauradores Sabina Vedovello e Irene Zulliani, y con especial incidencia de Mazzucco. Un filme que consigue atrapar al espectador y deslumbrarlo siguiendo la pista de un pintor controvertido en su época, un rebelde que construyó su carrera como si de una estrella del rock se tratase, en palabras de David Bowie, que estuvo fascinado por la obra del pintor veneciano, poseyó un cuadro suyo, «La anunciación del martirio de Santa Catalina de Alejandría» (1570) y tituló Tintoretto Music su sello discográfico. Un documental imprescindible, concluimos, y con ello nos quedamos muy cortos.

Óscar González
Historiador, profesor colaborador y tutor universitario, lector profesional, cinéfilo, seriéfilo..

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