Este tomo de Planeta comienza recordando las muchas muertes de Ultra Magnus, quizás con el ánimo de darnos la esperanza de que volveremos a ver a míster rectitud por aquí. Roberts demuestra de nuevo un gran talento para hacer más que humanos a estos androides. Una gran e intimista historia en la que vemos a un Rodimus sepultado por la perdida de su mano derecha y por estar obligado a exiliar a Drift, el ex-Decepticon y segundo consejero de Prime.
Aparte de las divertidas secuencias en las que Milne de nuevo demuestra que es capaz de plasmar cualquiera de las estéticas de los Transformers a través de los tiempos, este relato incide en el personaje de Chromedome y su intento de dejar todo mal recuerdo y perdida atrás. Tailgate también va a recibir una muy mala noticia sobre cuánta esperanza de vida le queda en este redescubierto nuevo mundo, lo que va a marcar de una manera muy permanente a Cyclonius.
A continuación tenemos una larga saga de cinco capítulos conocida como “Luna Fecunda”. Una arriesgada maniobra les va a llevar hasta Luna-1, la mítica tierra de donde salen todas las chispas vitales y allí se descubrirá el secreto de qué pasó con el sociopata de Pharma (que va a tener ocasión de vengar sus rencillas con Ratchet y jugar a la “caja misteriosa” de una manera realmente espeluznante). Ese secreto no es otro que el antiguo robot médico sin manos encontró en Luna-1 un asentamiento Decepticon liderado por Minimus Ambus (Un divertido homenaje de Milne al Duende Verde de Marvel y otra nueva y acertada apuesta estética que pasa por incluir simulación de vello facial en los transformers, a semejanza de lo que hace Michael Bay en sus películas.
Swerve mientras Rodimus y el resto están por Luna-1 va a tener que verselas con la invasión de un grupo de misteriosos robots en serie que no paran de repetir diecisiete-veintiuno, lo que nos llevará al hilarante momento de conocer el arma customizada “Mi primer pistolón” que junto a los comentarios del transformer tabernero convierten unas estupendas secuencias de tiroteo, en un derroche de gags. Estas páginas son de Agustin Padilla y se ve el buen tino que tiene para la acción ya que con franajas panorámicas logra mostrar en muy pocas páginas las distintas batallas libradas por Fortress Maximus, Blaster, Inferno, First Aid, Ambulon, Tailcutter, Hound y compañía en las distintas dependencias de la Luz Perdida. Especialmente logradas son las secuencias de Skids y la aparición del misterioso transformer samurai que va a cortar muy de raíz las esperanzas de nuestros valientes tripulantes.
Por no hablar de ese duelo de médicos transformers que mantienen Ratchet y Pharma, hay que tener cuidado con los matices del lenguaje o te puedes quedar a medias. Un delirante y tenso momento no exento de un humor brutal que demuestran que tanto la imaginación de Roberts como la capacidad de crear de Milne son infinitas.
La acción no cesa en ningún momento, mientras las sorpresas y de nuevo tristemente las bajas hacen su aparición. Parece que Roberts le ha pillado el morbo al estilo Martin y no hay saga en la que alguno de los buenos montones de tuercas no nos abandone, por supuesto para saber quién deberéis comprar el que para mí hasta ahora es el mejor tomo de la saga.
Dentro de las sorpresas que no me resisto a revelaros tenemos el hecho de que al fin conoceremos el modo alterno de Rung y me apuesto lo qué queráis a que a ninguno se os había pasado por la chispa vital que pudiera ser algo como eso.
El tomo concluye con un nuevo dibujante invitado y un “falso documental” llamado “pequeñas victorias” grabado por Rewing de los tiempos del tomo 1. Todo está listo para el retorno a Cibertron con las revelaciones que Rodimus y los suyos han tenido. Además tenemos como siempre una gran selección de portadas de toda la saga. Nos vemos en el próximo vuelo del “Luz Perdida”.