Teníamos muchas ganas de que esto ocurriera, y es que Travis Touchdown se ha hecho de rogar como quien dice “un poco bastante”. La primera entrega de No More Heroes salió a la venta en 2007 para Wii, y tuvo una aceptación brutal como reflejaban sus datos en Japón (10.000 copias su primer día de venta), y su adaptación tres años más tarde para PS3 y Xbox 360 también gozó de unos números considerables, llegando a las 16.000 en su primera semana a la venta. Su secuela fechada en 2010 tuvo algo menos de impacto rozando las 11.500 copias en su primera semana, pero fue igualmente bien recibida por los fans que demandaban más acción. Después de ello, en 2012 una aplicación poco reseñable como fue World Ranker lanzada sólo en Japón, en la cual podían crear sus misiones y con un impacto social bastante grande que pasó sin pena ni gloria.
Hasta ahora, la franquicia ha estado durmiendo a excepción del anuncio de la tercera entrega para Switch a lo largo de 2020, pero mientras esperamos nos brindan Travis Strikes Again: No More Heroes, con opción cooperativa y sin ser una secuela directa de su segunda entrega, pero que nos sirve para volver a revisitar el mundo de Travis y sus mecánicas una vez más de la mano de Suda51.
Entrando un poco en historia, nos situamos siete años después de la segunda entrega de la saga, donde Travis se busca un refugio de todos aislándose con sus videojuegos en una caravana que emplaza en mitad de un bosque al sur de los Estados Unidos. Bad Man, el padre de Bad Girl, busca a Travis para vengar la muerte de su hija; durante la pelea de ambos, la consola Death Drive MK-II los absorbe a ambos, que tendrán que jugar dentro del sistema para vencer todos los juegos que nos ofrece porque quien resulte ganador podrá pedir un deseo.
Un planteamiento no demasiado denso, pero entretenido.
De primera hora vemos que no es un juego al que se le haya dedicado un presupuesto astronómico, por lo tanto ni sus gráficos son espectaculares ni tendremos escenas largas o elaboradas ya que su diseño es bastante funcional a la hora de jugar. Aún así el apartado gráfico no es algo que nos incomode a la hora de jugar, ya que la carga importante en este juego es la artística como ha venido siendo en el resto de entregas.
Conforme vayamos jugando veremos que las formas de ver el juego se mezcla, ya que en Travis Strikes Again jugamos dentro de la Death Drive MK-II y los juegos que incluye en su interior son, como en la vida real, tan diferentes entre sí que hacen que queramos seguir jugando para descubrirlos todos. Mientras la introducción está realizada en cel-shading, paseamos por estéticas tan diferentes como gráficos vectoriales, los juegos se nos presentan con actores reales, y el modo historia será una novela visual que bien podría recordarnos en su estética al códec de Metal Gear.
Jugando con referencias anteriores.
Como podemos observar conforme juguemos, los enemigos están situados entre los juegos de modo que nos impidan continuar con la naturalidad de estos al más puro estilo bug, con un diseño bien cuidado que además poseen de una introducción similar a la presentación que conocemos de Killer7, juego anterior de la compañía, por lo que el componente nostálgico que algunos llevamos dentro se activa de una manera totalmente inesperada.
El juego está bien optimizado utilizando Unreal Engine 4, con una interfaz bastante simple y lo más importante, mostrando los detalles de una forma muy clara y sencilla. No importa la cantidad de enemigos en pantalla ya que no hemos sufrido ninguna ralentización por masificación o por carga, y eso es de agradecer. Tampoco hemos encontrado problemas jugando en cooperativo, así que por esa parte decir que es un trabajo magnífico y se agradece jugar sin tirones (aunque sean pocas veces las que podemos escribir esto).
La mayor parte de los diálogos que nos encontraremos a medida que jugamos no están en las escenas cinematográficas como comentamos anteriormente, ya que son algo escasas; el groso de los diálogos nos vendrá conforme juguemos, y he de decir que la traducción es bastante buena ya que nos incluye ciertas frases locales que no estaríamos acostumbrados a ver por la falta de un trabajo de localización a menudo deprimente, así que otro punto positivo para ellos. La música es tal y como la recordamos, repetitiva y contundente, cosa que no nos molesta en absoluto.
Luchando contra los bugs, pero no los de siempre.
Como mencionamos atrás, los enemigos del juego son tratados como bugs y para vencerlos tendremos que hacer piña con nuestro compañero Bad Man, eligiendo si queremos jugar en cooperativo o en solitario. Para vencer a las oleadas tenemos la posibilidad de utilizar ataques comunes o habilidades que podemos gastar y necesitaremos recargar mediante la obtención de chips (que soltarán los jefes además de estar ocultos en los niveles). Los chips se comparten entre ambos personajes, así que tendremos que vigilar quién usa qué en cada momento. Estos chips hacen claras referencias al universo Gundam en sus nombres.
Los ataques normales tampoco son infinitos, ya que nuestros personajes se cansan así que también habrá que estar atentos a la barra de cansancio de cada personaje. A pesar de la variedad en los diferentes juegos, podemos decir que la mayoría se centran en eliminar a un pequeño grupo de enemigos para poder avanzar en nuestro camino, y he de decir que los enemigos no varían en función de si jugamos en solitario o en cooperativo, una pena que jugar en cooperativo no suponga un desafío mayor.
Si elegimos el cooperativo hay que tener en cuenta que no tendremos pantalla partida: esto es que si el jugador 2 se aleja demasiado, será teletransportado hacia donde se halle el jugador 1, por lo que hay que tratar de permanecer unidos en la medida de lo posible. Tendremos que subir de nivel a nuestros personajes basándonos en la salud y en el daño que hacemos, y podemos volver atrás para conseguir subir de nivel si una zona específica se nos atraganta.
Alicientes para rejugarlo no demasiado interesantes.
Quitando los coleccionables, que solo sirven para cambiar de camiseta a nuestros personajes, realmente no hay un motivo específico para volver a pasar por el modo historia. Es cierto que las camisetas molan y tienen logos de juegos indie reales, pero no nos llamarán la atención lo suficiente. Es cierto que nos toparemos con personajes de otros juegos que no mencionaremos para evitar chafar sorpresas, pero un componente que te invitara a rejugarlo habría sido muy interesante (quizás las revistas te den algo más de aliciente por los trucos, pero tampoco demasiado).
Los jefes tienen su propio sistema de batalla, con su barra de vida y movimientos especiales, pero una vez demos con su patrón no deberían suponer un problema para nosotros. Las referencias son bastante notables en momentos puntuales (como cuando aparecemos al inicio de cada nivel al más puro estilo Terminator) y por lo general lo pasaremos de miedo mientras nos dure la historia.
Conclusión.
Partiendo de la base de que no es una entrega numerada (lo sentimos), Travis Strikes Again: No More Heroes cumple con el estándar de “juego de enlace” para que retomemos tanto la historia como ciertas mecánicas antes de la salida de la tercera entrega. Su duración aproximada de unas 10-11 horas, sin contar la recolección total de los desbloqueables, hace que sea más que satisfactorio recorrer los diferentes mundos que nos brindan; el fallo a mi parecer es el escaso interés para rejugarlo, a no ser que queramos disfrutarlo con un amigo de forma cooperativa. Las decenas de referencias como los nombres de los enemigos basados en grupos de música, personajes famosos o a sus propios juegos anteriores es algo muy divertido, además de una buena localización que nos mantiene atentos en la lectura. Los gráficos cumplen a pesar de no ser brillantes, ya que no son la parte fuerte del juego. Si bien es cierto que es un juego que no es para todos los gustos por su rareza, personalmente lo he disfrutado bastante.
Recordamos que primero fue lanzado en Switch, llegando ahora a PS4 y PC