“Tres enanos y pico” nos presenta a Wifo, un estudiante de Cultura de las Especies al que se le ocurre la estrafalaria idea de ir a hacer sus prácticas a la ciudad enana de Villa Trifulcas. Mientras el chaval intenta sobrevivir a un particular Erasmus lleno de afectuosa violencia y resacas sin fin, un rey elfo xenófobo planea cómo deshacerse del resto de la chusma inmunda que habita el mundo.
Y en menos de lo que un enano se bebe una cerveza, Wifo se ve envuelto en una guerra sin cuartel llena de orcos, trolls, ogros, trollcos, políticos corruptos, asesinos, espíritus errantes, bosques encantados, magos, asesinos, dríadas, trabajadores públicos elegidos a dedo, elementales, animales parlantes, burros guardaespaldas, enanos homicidas, el Karma y bastantes cosas más.
Con toda esta retahíla de personajes a cada cual más loco, cualquiera podría pensarse que “Tres enanos y pico” es un batiburrillo de absurdos. Y nada más lejos de la realidad. A pesar de su más que evidente caos narrativo, la novela presenta una trama bastante decente con tintes muy épicos, que consigue involucrar al lector con los personajes y su mundo. Y emocionarlo, algo que consideraba impensable hasta que me vi deseando saltar a la batalla hacha en mano y gritando «¡Furra, furra!».
Sanchidrián ha sabido explotar muy bien los clichés del género aportando a su vez ideas originales para dar vida a un mundo bastante sólido que aúna las claves de la fantasía épica clásica con algunas costumbres y rarezas modernas en un hilarante combinado.
No es que la trama sea perfecta: el autor le ha arreado unas cuantas patadas a favor del humor, dejándola un poco coja. Pero sorprende cada pocas páginas con un nuevo giro argumental tan desconcertante como divertido, o con la introducción de otro personaje más estrafalario que el anterior.
Además los personajes de “Tres enanos y pico” rebosan carisma y buen rollo, yendo mucho más allá de los resabidos prototipos. Enseguida querrás hacerte colega de Wifo, sus compañeros enanos e incluso el rey de los elfos, entre otros muchos. Pero la mejor de todos es Ramona Medroso, la progenitora del protagonista quien, con toda la sabiduría y la mala leche de una madre soltera que ha criado a cinco hijos, se lanza zapatilla en mano a rescatar a su retoño del medio de una guerra. Y termina armándola pero que muy gorda. Un personaje que simboliza como ningún otro lo que es una madre luchadora, al que seguro que todos adorarán.
Y no podría terminar esta reseña sin hablar del humor. Que se aleja de lo absurdo y el chascarrillo (gracias, señor Sanchidrián) y se reboza en la sátira, la ironía y la crítica social, uno de los puntos que más me han gustado. Bajo casi todas las gracias del libro se esconde una crítica a la hipocresía y el egoísmo innatos del ser humano, que parte de una visión bastante amarga y negativa del mundo, cuya realidad impacta e indigna. Es como mirarse en un espejo que refleje la naturaleza humana, del cual te tienes que reír porque no te queda otra.
Por otro lado, los latigazos caen por doquier y no hay situación, más importante o más mundana, sobre la que Sanchidrián no arroje su ingenio: tanto le sirven el sistema educativo como la burocracia, el programa erasmus, la alimentación vegana (y la omnívora también), el maltrato animal, el clasismo, la destrucción del medio ambiente, el objetivo de las guerras, la situación de los refugiados, la ética periodística, etc. Todos ellos problemas actuales que demuestran que la visión que el autor tiene de nuestra sociedad no se aleja mucho de la realidad. Aunque nosotros no tenemos enanos simpáticos que lo arreglen.
Lo único que no me ha gustado de la novela es el final. Demasiado precipitado después de la que se ha armado, los dos últimos capítulos parecen querer despachar enseguida a cada uno para su casa, sin dar tiempo al lector a asimilar muy bien lo sucedido. Y sin mostrar lo que es de la vida de cada personaje, ni de cómo queda el mundo tras los cambios acaecidos.
Un final quizás demasiado duro e indignante que, para tratarse de un libro de humor, no me ha hecho puñetera gracia: me esperaba algo más amable, aunque aquí se trata de una mera percepción personal.
No obstante, “Tres enanos y pico” no deja de ser una buena novela satírica, con su gran dosis de humor y una historia nada desdeñable para este género. Llena de personajes cuya locura está a la altura de su carisma, de situaciones estrafalarias y de marrones de proporciones épicas debidos a la ineptitud humana, enana, élfica y de todas las razas que habitan el hilarante mundo de Ángel Sanchidrián.
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