It’s the start of the end, surrender the throne
The blood on my hands covered the holes
We’ve been surrounded by vicious cycles
«Empire (Let them sing)», tema del disco Sempiternal (2013) del grupo inglés Bring me the horizon, además de ser la banda sonora perfecta para la lectura de «Tumba de Dioses», reeditada por Nocturna, refleja el espíritu del libro en pocas palabras.
Pero, antes de nada, seamos sinceros: «Tumba de Dioses» mejora al ya excelente «Nuncanoche».
Y no era una empresa nada fácil.
El argumento
En una tierra de tres soles que nunca dan paso a la oscuridad, Mia Corvere ha encontrado su lugar en la Iglesia Roja, la famosa escuela de asesinos.
Sin embargo, aún no ha podido llevar a cabo su venganza. Cuando sospecha que la propia Iglesia está impidiendo que acabe con el hombre que mató a su familia, se vende a sí misma a un reclutador de gladiadores para poder enfrentarse a él.
En los pasillos del coliseo hace nuevas amistades y nuevos rivales, y empieza a preguntarse por su afinidad con las sombras. Pero a medida que se urden conspiraciones y comienza el recuento de cuerpos, Mia se ve obligada a tomar una decisión con graves consecuencias: lealtad o venganza.
The deeper you dig, the darker it gets
There’s nowhere else for us to go
We live what we learn, and then we forget
We’ll never find our way back home
«Tumba de Dioses» arranca casi en el mismo lugar donde «Nuncanoche» nos abandonó. Es un buen momento para lanzar una advertencia: esta es una reseña libre de spoilers, no se van a revelar datos importantes de la trama, así que podéis leer tranquilamente.
Jay Kristoff vuelve a dividir la lectura en 3 libros; 3 partes con diferentes recursos narrativos, además de diferentes aspectos del argumento.
En el libro uno de «Tumba de Dioses», Kristoff vuelve a jugar con los tiempos de la narración, alternando dos etapas diferentes que terminan colisionando en un punto. Y en ese mismo punto es donde comienza el libro 2 que, junto con el 3, van a fluir en un solo tiempo.
La misteriosa voz del narrador o narradora, que ya relataba los hechos de «Nuncanoche», vuelve a estar presente, con su ironía, sus notas a pie de página y creando un vínculo muy especial con las lectoras y lectores. Ya no resulta tan sorprendente como en la anterior entrega pero es un sello inconfundible y muy bien ejecutado de la serie.
«Tumba de Dioses» amplía y mejora a «Nuncanoche», incluido el peculiar estilo de Jay Kristoff. Un paso más en el sendero oscuro y carmesí de Mia Corvere y sus daimones, lleva las tramas al límite, mejora las sensaciones de la entrega anterior y no escatima en sangre y golpes de efecto.
Y bajo la edición de Nocturna, imprescindible.
En cuanto al argumento, «Tumba de Dioses» cumple sobradamente, con su descenso a la oscuridad bajo la luz de tres soles, sus imprevisibles giros, una épica muy compensada y un capítulo nuevo en la historia de Mia Corvere.
Y, entre las múltiples sorpresas y revelaciones, hay un tramo final espectacular.
Avisadas y avisados estáis.
They came like moths to a flame
You left like a house in a hurricane
The wolves are at my door
La ambientación de «Tumba de Dioses» me ha sorprendido.
Me explico: la República de Itreya ya había sido presentada y explorada en el libro anterior, un mundo lleno de detalles, con varias influencias, aunque la imperante quizás sea Italia y el Imperio Romano. En «Tumba de Dioses», además de viajar por Itreya y recalar en la extrañísima ciudad que da nombre al libro, Kristoff introduce un elemento, clave en la cultura romana, pero que, honestamente, no pensé que podría tener tanta importancia: los gladiatii. Los gladiadores y el circo romano, vamos.
Ese cambio de escenario abre una nueva vía argumental, lejos de ser un mero ejercicio estético. Mia Corvere se aleja de los oscuros callejones, del acogedor manto de la nuncanoche bajo el amparo de la Iglesia Roja y de los ocasionales paseos y bailes por los palacios y mansiones de los nacidos de la médula. Mia estaba en contacto con una realidad, en su ansiado camino de venganza, pero la realidad de Itreya es múltiple.
Sabíamos que la República estaba podrida, que sus poderes eran corruptos, pero con el descenso de Mia a las profundidades vemos el deterioro social, añadiendo otra visión al conjunto.
I hear ‘em clawing at the gates (let us in, let us in)
I hear them calling out my name (I don’t care)
Let them sing, let them sing, let them sing
Let the bastards sing
Jay Kristoff.
Jay Kristoff es un tema aparte.
Si «Nuncanoche» sorprendía, para bien, con su mezcla de elementos (mil veces vistos pero frescos), la manera de involucrar a las y los que nos encontramos al otro lado de la página y la visibilidad que otorga a colectivos, personas y sentimientos, todo bañado en sangre, ironía y épica, «Tumba de Dioses» aumenta la escala.
Jay Kristoff continúa la progresión de la novela y no parece que haya tocado techo. Todo lo que funcionaba en «Nuncanoche» está presente en «Tumba de Dioses», ampliado y mejorado, incluido su peculiar estilo.
Kristoff también se encarga de destruir los clichés habituales (salvo los impuestos por el devenir de la historia). Personajes grises acompañan a Mia, arrollados por su ansia de venganza y sirven para incorporar temas como la identidad sexual, la desigual, los roles de género y sociales, el perdón (o su ausencia) y el valor de la libertad.
Pero la novela tampoco quiere aleccionar a nadie.
«Tumba de Dioses» es un paso más en el sendero oscuro y carmesí de Mia Corvere y sus daimones, con una consistente galería de personajes y en ningún momento deja de lado el entretenimiento y la épica.
The wolves are at my door
But I can’t see the writing on the walls
The wolves are at my door
Waiting for my empire to fall
«Tumba de Dioses» es la continuación directa del argumento y esencia de «Nuncanoche». Jay Kristoff es consciente de que, para que sus Crónicas de la Nuncanoche funcionen, la trilogía debe despedir la sensación de pertenecer a un mismo todo.
Y lo consigue.
Lleva las tramas al límite, mejora las sensaciones de la entrega anterior y no escatima en sangre y golpes de efecto. «Tumba de Dioses» tiene todo lo que funcionaba en el libro anterior, elevado a un factor altísimo: personajes, relaciones, entorno, trasfondo, etc.
Incluso el propio estilo del escritor se afila, se perfecciona.
Una novela que rompe límites de etiquetas: ¿literatura juvenil/joven-adulto/fantasía oscura…?
Todo eso y mucho más.
No ha podido gustarme más y espero que se vea reflejado en la reseña.
Ahora, gentiles amigos, sólo nos queda un último paso.
«Albaoscura« llega a Nocturna el 27 de septiembre, después de un azaroso camino en su publicación española (gracias infinitas, Nocturna), con la traducción de Manu Viciano, pero, al igual que el lema de Mia Corvere:
Nunca te encojas.
Nunca temas.
Y nunca, jamás, olvides.