Repasamos la obra de C.S. Lewis
Un paseo por Las Crónicas de Narnia – Orígenes de un Clásico
¿Quién no ha deseado alguna vez abrir una puerta y llegar a otro lugar? Un lugar que no sea precisamente el que existe detrás la puerta. Tal vez alguno de nosotros no experimentemos ese deseo desde hace mucho tiempo, desde que dejamos atrás la infancia. Pero sí de vez en cuando nos detenemos antes de abrir, preguntándonos si del otro lado encontraremos lo que conscientemente fuimos a buscar, si no habrá algo más… otra cosa… otro lugar…
Para muchos, los libros de las “Crónicas de Narnia” nos llegaron un poco tarde, cuando ya no éramos tan jóvenes como para apreciar la lectura con el mismo espíritu limpio e ingenuo de la infancia, libre y soñador más allá de todo límite, pero disfrutamos enormemente leerlos y descubrir que detrás de cualquier puerta, hasta la más ordinaria de un closet de ropa de invierno, un hombre imaginativo puede construir todo un universo.
Las Crónicas de Narnia y El Señor de los Anillos
Esta obra, aunque no posea algunos de los valores innegables de “El Señor de los Anillos” y, aunque en su momento estuviese empañada su fama por el hecho de que C. S. Lewis nunca le perdonó a Tolkien que publicara su obra antes que él, sí es un clásico de la literatura fantástica de esa época.
Si lo analizamos con perspectiva, creemos que nunca debieron ser comparadas ambas obras: las dos están dirigidas a públicos diferentes, escritas en diferentes estilos y el tema de la lucha entre el bien y el mal en un mundo de fantasía no se trata de la misma forma en “Las Crónicas de Narnia” y en “El Señor de los Anillos”.
Similitudes entre ambas obras
Quizás el descontento de C.S. Lewis fue muy público, o la misma crítica aprovechó este dato como una anécdota para algún tipo de “dudosa” publicidad, pero la verdad es que ambas obras tienen en común, en sentido general, sólo dos cosas fundamentales:
1- Se desarrollan en mundos fantásticos creados específicamente por sus autores. Aunque no hay que dejar de mencionar que Tolkien nos presenta Tierra Media como el supuesto pasado de nuestro planeta.
2 – La útil proliferación de criaturas fantásticas, pero que en ambos casos tienen un sentido diferente.
Diferencias entre Las Crónicas y ESDLA
Por otro lado, en su obra, Lewis nos presenta animales parlantes, sean éstos fantásticos o no, y les da un protagonismo esencial en la trama, junto a unos chicos comunes y corrientes que, por ¿accidente? penetran en un mundo que, al pasar de los libros, descubrimos les pertenece.
Otra cosa que diferencia a ambas obras es que «Las Crónicas de Narnia» es una serie dirigida más hacia niños, aunque no por eso los mayores dejemos de disfrutarla. Además, no tiene la profusa descripción característica de Tolkien, ni los análisis casi matemáticos de fechas, hechos históricos y detalles similares, por lo que comparar a ambas obras es casi un absurdo. Dónde Tolkien no llega a los niños, Lewis lo supera con creces con una narración fácil, simple pero a la vez cargada de mucha psicología y su propio modo de pensar.
La relación de Lewis y Tolkien
La verdad acerca de que Lewis nunca le perdonó a Tolkien que éste escribiera ESDLA, es diametralmente diferente a lo que se comenta con frecuencia, pues en realidad lo que no le «perdonó» a Tolkien fue que le escondiera durante casi todo el tiempo la existencia de ESDLA como obra literaria en fase de publicación.
Según comenta el propio Tolkien en su biografía, si dejaba que Jack – como cariñosamente llamaban a Lewis sus amigos más cercanos – se metiera en el mundo de ESDLA, terminaría escribiendo una versión demasiado fantástica del Apocalipsis, algo que el profesor no permitiría. Esto fue lo que en realidad hizo que C.S. Lewis se apartara un poco de su compatriota de nacionalidad y profesión, y del círculo de té literario del que fuera cabeza principal, conocido como «Los Inklings«, aunque la amistad existente entre ambos nunca decayó.
Influencias en Las Crónicas de Narnia
La pasión de Lewis por la mitología, especialmente por la del norte de Europa y su convencido cristianismo, ayudaron de manera sustancial al desarrollo de la saga. El personaje de Aslan nos proporciona en el capítulo 11 de «El Caballo y el Muchacho» el mejor ejemplo de la segunda influencia citada. De una ideología profundamente cristiana, las enseñanzas de Aslan culminan con la contestación a la pregunta «¿Quién eres?» mediante la repetición por tres veces de la voz «Yo mismo», en evidente comparación con el misterio de la Santísima Trinidad. A pesar de lo anterior, los personajes y acontecimientos relatados no deben traducirse mediante persistente clave simbólica con tal de no caer en un reduccionismo equivocado.
Asimismo, la impronta en los relatos del grupo Inklings, se deja notar en otros pasajes como la creación por Aslan del país de Narnia. El león va dando vida a la tierra y sus moradores a partir de una canción, de igual modo que Arda, el mundo donde se sitúa la Tierra Media, se origina a través de la música de los Ainur. La idea es común a numerosos mitos de creación de pueblos en todo el mundo (Robert Jordan también utiliza éste argumento en la mitología de su saga «La Rueda del Tiempo«).
Resumiendo: Virtudes humanas magnificadas o representadas por criaturas fantásticas, aventuras, viajes a otras realidades y mundos paralelos, magia, seres fabulosos y pequeños humanos enfrentados a la eterna batalla entre el bien y el mal, todo lo que un niño pudiera pedir y encontrar en una obra literaria, escrito en un estilo coloquial como una narración infantil, hecha para atrapar al público más imaginativo que existe. Todo eso resumido da como resultado “Las Crónicas de Narnia”.
Contexto histórico y social
Sin embargo, es importante tener en cuenta que Las Crónicas de Narnia es mucho más que una obra de magia solamente, es una alegoría de la forma de pensar de su autor, de su ideología, sueños y hasta credo, y también de su momento histórico (no olvidar que se desarrolla en la Europa inmersa en la Segunda Guerra Mundial, llena de frentes de batalla, donde se decidiría buen parte del futuro del mundo y donde se veía una real batalla entre «el bien y el mal», o quizás entre varios tipos de bien y mal).
De modo que no solo los niños pueden disfrutar de su lectura y encontrar en ella ese ambiente de sortilegio y aventura, nosotros, los que ya no somos tan niños (de edad) podemos interpretar de otras formas lo leído y disfrutar también “abriendo la puerta del armario”: Narnia es el universo de todos los que sean capaces de llegar a él.
Algunas curiosidades sobre Las Crónicas de Narnia
Narnia
Continuando con este paseo por Las Crónicas de Narnia, hay que pararse en el nombre del propio mundo. Narnia es el nombre latino de la ciudad italiana de Narni, enclavada en las cercanías de Roma. Lewis poseía un conocimiento muy profundo de la historia de la cultura italiana. Sus títulos en Oxford y después como Profesor en Cambridge, le dieron la oportunidad de estudiar la literatura clásica y algunos poetas latinos.
Lewis se hizo muy hábil en el campo del latín, manteniendo correspondencia en ese lenguaje con Don Calabria, un sacerdote italiano, desde 1947 hasta 1954.
La tradición cuenta que Lewis ya sintió predilección por este topónimo al encontrar la ciudad en un atlas cuando era niño debido a sus lecturas de los autores clásicos, quienes introdujeron en él el pueblo de Narnia como la última defensa de Roma en el Camino Flaminia.
Esta idea se supo cuando uno de los biógrafos de Lewis, Walter Hooper, discutió un mapa de Italia de “El pequeño atlas clásico de Murrey” que alguna vez perteneció a Lewis. En el mapa, Lewis había subrayado algunos pueblos; siendo uno de ellos el pueblo de Narnia.
Inspiración para más nombres
Para el nombre de sus personajes, las fuentes fueron muy diversas. Aslan, de este modo, es la denominación turca de león, Jadis significa bruja de forma literal (supuestamente en persa), Cair Paravel significa la corte de los pequeños (en ingles antiguo: «cair»=»corte» y «paravail»=»menor» o «pequeño»).
Por otro lado, el protagonista de «El Caballo y el Muchacho», Shasta, recibe el nombre de un grupo de tribus indias del norte californiano, las cuales dieron origen a la denominación de numerosos topónimos en la región.
Mapas
Geográficamente, Lewis declaró que encontró su inspiración en el paisaje granítico de las Mourne Mountains (Conty Down), situadas en el parque nacional epónimo al norte de su Irlanda natal.
La autora de la serie Harry Potter, J.K. Rowling, reconoció públicamente su inspiración en la saga narniana. En una entrevista, Rowling declaró que cuando escribió el paso de Harry Potter a través de los andenes 9 y 10 de la estación de Kings Cross, pensó en el armario que conduce a los protagonistas a la tierra de Narnia.
Las Crónicas libro a libro
La heptalogía de «Las Crónicas de Narnia» fue escrita entre 1939 y 1954 y, a grosso modo, relata las aventuras de los hermanos Pevensie en Narnia, tierra de fantasía y magia. Narnia está poblada por animales parlantes y otras criaturas mitológicas que se ven envueltas en la eterna lucha entre el bien y el mal.
Aslan, un legendario león creador del país de Narnia, se constituye como el auténtico protagonista de todos los relatos, si bien los cuatro hermanos Peter, Susan, Lucy y Edmund Pevensie, aunque ausentes directamente en dos títulos, sirven de hilo conductor. Pero antes de que leer de lo que trata cada uno de los libros, hay que aclarar que «Las Crónicas…» tienen dos formas de leerse.
Orden de publicación o cronológico
La primera es tal y como fueron publicadas originalmente a partir de 1950 y la segunda como la han sugerido algunos editores de un tiempo a esta parte, donde queda como primer libro «El Sobrino del Mago» que relata el origen de Narnia pero que a su vez descubre con demasiada antelación algunos secretos que eliminarían el interés original de la obra.
Este cambio en el orden de los libros responde en lo fundamental a una carta que Lewis recibió en 1957 por parte de un niño norteamericano. En ella, el niño le comentaba la discusión que mantenía con su madre sobre el mejor método de lectura de «Las Crónicas de Narnia«. Según su madre, se debía respetar el orden de publicación, pero él era más partidario de hacerlo según la cronología de los hechos narrados.
Lewis le respondió en otra carta, argumentando: «…Creo que estoy más de acuerdo con tu orden de lectura que con el de tu madre. La serie no fue planteada desde un principio como ella piensa. Cuando escribí «El León, la Bruja y el Armario» nunca pensé que escribiría más. Luego escribí «El Príncipe Caspian» como una secuela y seguí sin creer que habría más libros. Y cuando terminé «La Travesía del Viajero del Alba», estaba convencido de que sería el último. Pero me di cuenta de que estaba equivocado. Tal vez no importe demasiado en qué orden sean leídos. De hecho, no estoy del todo seguro de que los otros libros fueran escritos en el mismo orden en que fueron publicados…«.
La carta fue usada por el hijastro de Lewis, Douglas Gresham, para sugerir a Harper Collins otra ordenación de los libros. Desde entonces, las diferentes editoriales empezaron a enumerarlos de esta manera, tradición que aún se mantiene en la actualidad. Sin embargo, existen otras ediciones que reivindican la lectura según su publicación, al perderse ciertas sorpresas como el origen del emblemático farol que recibe a los protagonistas en «El León, la Bruja y el Armario«, y que es revelado en «El Sobrino del Mago«.
El León la Bruja y El Armario (The Lion, The Witch and The Wardrobe) (1950)
Narnia…, un mundo congelado…, una tierra que aguarda su liberación. Cuatro niños refugiados en casa de un extraño profesor, descubren un armario que les sirve de puerta de acceso a Narnia, un país congelado en un invierno eterno y sin Navidad. Entonces, cumpliendo con las viejas profecías, los niños serán los encargados de liberar al reino de la tiranía de la Bruja Blanca. Esto conducirá a recuperar el verano, la luz y la alegría para todos los habitantes de Narnia.
Ésta fue la primera obra de C.S. Lewis en publicarse que relataba las Historias del maravilloso país de Narnia. En el orden cronológico, este libro ocupa el segundo puesto dentro de la saga de los siete libros, precedido por «El Sobrino del Mago«.
El Príncipe Caspian (Prince Caspian) (1951)
El príncipe lucha por su corona, al tiempo que descubre la verdadera historia de su pueblo, los telmarinos, unos auténticos piratas terrestres… Los Pevensie acuden a Narnia de nuevo para ayudar al Príncipe a recuperar el trono que legítimamente le corresponde. Caspian reúne un ejército para liberar a su país de un rey desleal. Pero al final se torna en un combate de honor entre dos hombres solos lo que decidirá el destino de todo un mundo.
En el orden cronológico, este libro ocupa el cuarto puesto dentro de la saga de los siete libros, precedido por «El Caballo y el Muchacho».
La Travesía del Viajero del Alba (The Voyage of the Dawn Treader) (1952)
Un viaje al auténtico fin del mundo, donde múltiples profecías se verán cumplidas… Un rey y unos inesperados compañeros de viaje emprenden una travesía que los llevará más allá de toda tierra conocida. A medida que navegan por mares que no aparecen en los mapas, descubren que su misión es más arriesgada de lo que habían imaginado y que el fin del mundo es, en realidad, el umbral de una tierra incógnita.
En el orden cronológico, este libro ocupa el quinto puesto dentro de la saga de los siete libros, precedido por «El Príncipe Caspian«.
La Silla de Plata (The Silver Chair) (1953)
A través de peligros inauditos y cavernas profundas y oscuras marcha una noble banda de amigos al rescate de un príncipe cautivo. Sin embargo, su misión en las Tierras Inferiores los lleva a enfrentarse cara a cara con una maldad más hermosa y letal de lo que habrían esperado encontrar jamás.
En el orden cronológico, este libro ocupa el sexto puesto dentro de la saga de los siete libros, precedido por «La Travesía del Viajero del Alba«.
El Caballo y el Muchacho (The Horse and his Boy) (1954)
Narnia…, el lugar donde los caballos hablan…, donde se maquina una traición…, donde el destino aguarda su momento. Dos fugitivos se encuentran en un viaje desesperado. Con la ayuda de Aslan, conseguirán huir y evitar una conspiración que pretende arrebatar el país y los territorios circundantes al rey Archenland. Una batalla terrible decidirá su destino y también el de Narnia.
En el orden cronológico, este libro ocupa el tercer puesto dentro de la saga de los siete libros, precedido por «El León, La Bruja y El Armario«.
El Sobrino del Mago (The Magician’s Nephew) (1955)
Narnia…, un lugar por el que deambulan Bestias Parlantes…, donde aguarda una bruja…, donde un nuevo mundo está a punto de nacer. Dos amigos, víctimas del poder de unos anillos mágicos, son arrojados a otro mundo en el que una malvada hechicera intenta convertirlos en sus esclavos. Pero entonces aparece Aslan y con su canción va hilando el tejido de un nuevo mundo que recibirá el nombre de Narnia.
En el orden cronológico, este libro ocupa el primer puesto dentro de la saga de los siete libros.
La Última Batalla (The Last Battle) (1956)
Narnia…, donde las mentiras engendran miedo…, donde la lealtad se pone a prueba…, donde toda esperanza parece perdida. Durante los últimos días de Narnia, el país se enfrenta a su desafío más cruel; no se trata de un invasor de fuera sino de un enemigo interno. Mentiras y traición han echado raíces, y únicamente el rey y un grupo reducido de seguidores leales puede impedir la destrucción de todo.
En el orden cronológico, este libro ocupa el séptimo puesto dentro de la saga de los siete libros, precedido por «La Silla de Plata«.
Excelente articulo, muy enriquecedor tu trabajo amigo. Gracias.